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Andrés Fernández
Un interno del Centro de Inserción de Santander hiere al director y a un funcionario

Un interno del Centro de Inserción de Santander hiere al director y a un funcionario

Los sindicatos achacan los problemas de seguridad a la falta de 50 vigilantes entre el CIS y el penal de El Dueso

Daniel Martínez

Santander

Viernes, 2 de marzo 2018, 19:46

El director del Centro de Inserción Social (CIS) 'Jose Hierro' de Santander y un funcionario resultaron heridos el pasado domingo a consecuencia de un altercado protagonizado por un interno. Los hechos ocurrieron alrededor de las 20.00 horas, cuando este individuo tenía que regresar de su permiso. Según señalan los funcionarios, lo hizo en un «estado de gran agresividad y con claros síntomas de haber consumido algún tipo de sustancia».

El hombre, de nacionalidad rumana, tuvo que ser introducido de forma forzosa en la celda de seguridad que existe en las instalaciones de Candina -que alberga a cerca de 100 personas en situación de semilibertad-, pero logró escaparse después de romper la puerta. De hecho, salió al patio interior del centro, donde rompió una papelera de metal y arrancó una barra de hierro con la que se enfrentó a los trabajadores. Ante esta situación, los responsables del CIS avisaron a la Guardia Civil, que desplegó un dispositivo en los alrededores por si el interno saltaba la valla y emprendía una huida.

Finalmente, no fue necesaria la intervención de los agentes, ya que el hombre pudo ser reducido por los funcionarios no sin problemas. De hecho, los trabajadores tuvieron que pedir ayuda a algunos compañeros que no estaban de servicio para controlar la situación, ya que el interno hizo caso omiso a las advertencias de que depusiese su actitud violenta.

En el transcurso de esta actuación fue cuando resultaron heridos los dos trabajadores. Uno de ellos sufrió una lesión en la mano y el otro, el director del centro –recibió el aviso de lo que estaba pasando y acudió ante la gravedad de los hechos–, acabó con un corte en la mano. Ambos necesitaron recibir asistencia médica en el lugar.

Posteriormente fue trasladado a Santoña e ingresó en la prisión de El Dueso. Ahora se ha decidido aplicarle el primer grado y enviarle a otro penal.

Desde los cuatro sindicatos de prisiones de Cantabria (Acaip, CSIF, UGT y CC OO) consideran que episodios como este son «consecuencia directa» de la «insostenible» falta de seguridad, que a su vez deriva de la carencia de alrededor de 50 funcionarios de vigilancia entre El Dueso y el CIS 'José Hierro' de la capital. «La situación, lejos de mejorar, tiende a empeorar por la alta media de edad de los trabajadores penitenciarios de la región (más de 60 años en el CIS)», señalan los representantes de los trabajadores, que prevén una oleada de jubilaciones en los próximos meses. A finales de 2018 podría haber hasta diez personas menos en el área de vigilancia. En este sentido, critican la «inacción de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias» para cubrir estas vacantes.

Amenaza de paros

Los sindicatos ya señalaron el pasado verano la crítica situación del CIS, que alberga a 100 internos y que tendría que tener 25 funcionarios para llegar a las ratios mínimos. En estos momentos, afirman que hay 15 y ocho de ellos ya pueden pasar a segunda ocupación. «Si no lo hacen es para no dejar tirados al resto de compañeros», apuntan. Recuerdan también que esta es una situación que no solo afecta a Cantabria, ya que el déficit de plazas en toda España es de 3.500.

Por este motivo, medio centenar de trabajadores de la región se desplazaron el fin de semana a Madrid para participar en una manifestación nacional. En ella se advirtió el Ministerio del Interior que habrá movilizaciones en todas las cárceles si no se atienden sus reivindicaciones.

Aunque los sindicatos afirman que lo ocurrido el pasado fin de semana es un «hecho sin precedentes», lo cierto es que no es la primera vez que ocurre un incidente grave en el CIS de Santander. En julio de 2014, uno de los internos, Emilio Collado ‘Minchu’, se fugó del centro, donde disfrutaba del tercer grado en régimen de semilibertad. Saltó la valla y estuvo dos semanas desaparecido hasta que la Policía Nacional logró capturarlo en la calle Santa Lucía de la capital. Los agentes le pegaron un tiro en un pie para lograr reducirle.

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