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Las máquinas tragaperras están perdiendo terreno entre los nuevos ludópatas, que responden a un perfil más joven que se engancha a los juegos por internet. :: dm
«Los juegos on line llevan a una ruina fulminante y cada vez encontramos más jóvenes enganchados»

«Los juegos on line llevan a una ruina fulminante y cada vez encontramos más jóvenes enganchados»

Jugadores Anónimos cumple 24 años dedicados a «ayudar a personas que han caído en la ludopatía, una enfermedad que hace de tu vida una mentira y puede acabar en suicidio»

Ana Rosa García

Santander

Domingo, 4 de febrero 2018

«Pedí en el trabajo un anticipo del mes entero y en 45 minutos me lo había gastado en las tragaperras». Otra vez. El testimonio lo aporta un hombre que pasó «de no jugar a nada» -«ni echar una partida de cartas en familia»- a ... no saber parar: «No había dinero suficiente, ganase lo que ganase». Su ruina empezó «el día que eché en una máquina y me tocó». Y el freno se le impuso su mujer: 'O lo dejas o te vas de casa'. Para entonces, habían transcurrido ocho años de engaños, de broncas... El agujero acumulado, «aún en pesetas», sumaba 23 nóminas, y eso «sin contar lo que había robado dentro del hogar». «Siendo jefes de escalera, hasta me llevé los fondos de la comunidad de vecinos», cuenta. A regañadientes, pensando que «mi mujer era una exagerada, que se había vuelto loca», acudió a la Asociación Jugadores Anónimos. «Allí me di cuenta de que el loco era yo, de que lo mío era una enfermedad grave; solo así se explica que permitiera que mi hijo viniera a pedirme dinero para comprar un libro y le dijera que tenía que esperar al mes siguiente, y no porque no lo tuviera, que para eso trabajaba como un bruto y metía todas las horas extra del mundo, sino porque el tonto de su padre lo había perdido en una máquina».

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