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Teodoro San José
Santander
Lunes, 28 de mayo 2018, 07:13
Normalidad, paciencia y comprensión. Esas fueron las características que primaron a lo largo de la segunda jornada de huelga de los Servicios de Urgencia de Atención Primaria (SUAP) y del 061, que se desarrolló ayer en los centros en protesta por la postura del ... Servicio Cántabro de Salud (SCS) ante sus reivindicaciones profesionales y laborales. Las posiciones de ambos colectivos y de la Administración siguen invariables, por lo que se avecinan nuevas negociaciones y, quizá, planteamientos más duros.
La jornada, efectivamente, no registró incidencias ni tuvo problemas. Así lo reconocieron el SCS, que destacó la «absoluta normalidad» con que se había desarrollado, como también los propios huelguistas, quienes matizaron la normalidad en la atención a los pacientes con toda la premura que permite un médico de servicios mínimos. En las salas de espera primó la paciencia, quizá más que otros domingos –el criterio de orden era la urgencia–, mientras que la palabra «compresión» se repetía tanto entre los pacientes a la hora de entender los motivos de las protestas, como entre los que protestaban, a modo de justificación por las molestias que pudieran causar la rebaja de efectivos en los centros de salud. La incidencia laboral estuvo entre el 23,16% que apuntó el SCS –«Secundaron la huelga 22 profesionales sobre un total de 95», dijo – y el 93,3% del personal sanitario, según los convocantes.
«Me ha molestado un poquito la espera, sí, pero lo comprendo», decía Lamberto Ruiz, uno de los pacientes. «Entendemos la protesta y que miren por lo suyo. La Administración debe respetarles», señalaban David y María en El Alisal, y José Enrique Vega, tras ser atendido, apuntaba: «He tenido que esperar un poco más de tiempo, pero les apoyo».
«La gente a la que informamos comprende la situación y aceptan que la atención va a retrasarse al haber menos medios, pero lo asumen con comprensión. En este caso, los usuarios son los paganos», explicaba Francisco Palomino, miembro del comité de huelga a la puerta del centro de salud de El Alisal, donde ayer un grupo de trabajadores, como en otros centros de la región, repartían folletos informativos y mantenían su presencia en apoyo de sus compañeros de servicios mínimos. Palomino indicó que tras esta nueva jornada de protesta ahora sólo cabe preguntarse «qué camino tomar y cómo llevarlo a cabo porque no renunciamos a nuestras peticiones».
Este representante de los huelguistas sanitarios reconoce que las posiciones se hallan «enquistadas» pues pese a estar de acuerdo en cuestiones como las noches y los festivos, «el problema radica en aquello que no estaba metido en la negociación, como el cambio de horario. ¿Qué razón tienen para no justificar ese cambio? ¿Hay algo secreto?».
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