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Estado en el que quedó el vehículo que el 8 de octubre se estrelló contra un árbol en Peña Cabarga, accidente que fue mortal. SANE
19 personas perdieron la vida en las carreteras cántabras a lo largo de 2017

19 personas perdieron la vida en las carreteras cántabras a lo largo de 2017

El número de víctimas en la región, al igual que a escala nacional, crece en dos personas respecto al año anterior. La mitad de los fallecidos eran ciclistas, motoristas o peatones

Daniel Martínez

Santander

Jueves, 4 de enero 2018, 07:14

Cuando le toca a un padre, a un hijo, a un hermano o a un amigo cualquier cifra es demasiado grande. La muerte desdibuja completamente los números y los convierte en nombres propios. El de Curro, Patricia, Hugo, Milton... Así hasta 19, tantos como personas perdieron la vida a lo largo de los últimos doce meses en las carreteras cántabras. Pero lo cierto es que a pesar de que en 2017 se produjeron en la región dos fallecidos más que el año anterior, la estadística confirma que es uno de los balances menos negativos de la serie histórica.

Por quinto ejercicio consecutivo, los accidentes mortales no sobrepasan las dos decenas, algo impensable hasta la puesta en funcionamiento del carné por puntos en 2006, cuando se registraron 48 víctimas. Ese no fue el récord absoluto –en 2002 se alcanzaron las 69 víctimas–, pero sí el verdadero punto de inflexión. «Cada muerte es una tragedia, aunque lo cierto es que en los últimos años nos estamos moviendo en estas cifras de entre 15 y 20 muertos. Después de la reducción que ha habido, ya es muy complicado de bajar de esta barrera», señala José Miguel Tolosa, responsable autonómico de la Dirección General de Tráfico, quien defiende que la mayoría de estos supuestos corresponde a accidentes difícilmente evitables en los que ha tenido un gran protagonismo la mala suerte y la fatalidad.

8 personas murieron en autovías, el 42%del total, un dato anormalmente alto ya que estas vías son «mucho más seguras».

Pone como ejemplo el que ocurrió el 18 de octubre en la A-67 a la altura de Iguña: dos ciudadanos paraguayos que residían en Madrid perdieron la vida al ser arrollados por otro vehículo cuando se bajaron de su coche para intentar arreglar una avería. «¿Cuántos camiones pudieron pasar por esa carretera ese día a las cinco de la mañana? Muy pocos, pero uno de ellos no les vio», lamenta. Esa jornada fue, con diferencia, la más trágica de todo el año. A la muerte durante la madrugada de estos dos turistas se sumó horas después la de la concejala de Turismo de Castro Urdiales, Patricia Camino, que se estrelló con su coche en la A-8 cuando volvía de una reunión de trabajo en Santander.

Distorsión

En conjunto, el incremento anual en el número de fallecidos fue del 11% frente al 3% –1.197 personas– de la media nacional. Como explican desde la DGT, hay que tener en cuenta que al ser Cantabria una comunidad pequeña unos pocos casos de más o de menos respecto al ejercicio anterior crean una gran distorsión en la estadística. Por regiones, se registran subidas en todas excepto Galicia (-29), Comunidad Valenciana (-17), País Vasco (-6) Navarra (-3), La Rioja, Castilla y León (-1) y Baleares, que mantiene la misma cifra de fallecidos que el año anterior.

Todos los accidentes

2 de enero: Una mujer fallece después de ser atropellada por un camión en la avenida Menéndez Pelayo de Santander.

17 de abril: Un motorista de Vitoria pierde la vida tras chocar contra el guardarraíl en una carretera de Valderredible.

22 de junio: Muere el copiloto de un turismo (un valenciano de 49 años) en la autovía A-67, a la altura de Arenas de Iguña.

23 de junio: La pareja de la víctima anterior, que conducía el coche siniestrado, fallece horas después del suceso en Valdecilla a consecuencia de las heridas.

31 de julio: El conductor de un camión que se incendió en el viaducto de Ontón se precipitó al vacío con resultado de muerte.

6 de agosto: La carretera N-611 se cobra otra vida, esta vez de madrugada, en las inmediaciones de Los Corrales de Buelna.

9 de agosto: Al bajarse de la furgoneta después de que ésta se averiase, su conductor fue arrollado por un camión en la autovía A-8.

27 de agosto: Una mujer fallece a las dos horas de sufrir un accidente en la autovía A-8, cerca de Castro Urdiales. En principio, las heridas eran leves.

23 de septiembre: Un ciclista leonés que realizaba una ruta en grupo con amigos pierde el control de la bicicleta y se estrella en el puerto de San Glorio (Liébana).

26 de septiembre: Un peatón fallece atropellado en la avenida de Cantabria, cerca del centro de salud de El Sardinero.

Lo que ocurre es que los datos de España, al contrario que los regionales, aún no han añadido algunos supuestos. Sólo incluyen los siniestros ocurridos en vías interurbanas –carreteras autonómicas, nacionales, autovías y autopistas–, pero no los de las urbanas. Precisamente, seis de los muertos del último año en Cantabria se produjeron en pueblos o ciudades. La mitad en Santander y el resto en Torrelavega, Los Corrales y Ramales. En algunos de estos casos los fallecidos no estaban al volante, sino que eran peatones. Los trece episodios restantes tuvieron lugar en carreteras convencionales. «En este apartado sí que tenemos las cifras más pequeñas de todo el país. Menos que La Rioja, donde a pesar de ser más pequeña, hubo 19 víctimas mortales, o Navarra (15), que tiene un menor índice de circulación», apunta Tolosa.

Los viandantes, junto a ciclistas y motoristas, integran el grupo calificado como ‘especialmente vulnerable’. Y los datos cántabros lo confirman. En conjunto, suponen más de la mitad de los fallecidos de 2017, once frente a los ocho conductores de turismos o camiones. Esta tendencia se aprecia también a nivel nacional, pero para Tolosa es más curioso lo ocurrido en los últimos meses en las autovías, donde ocho personas perdieron la vida. No sólo «es una anomalía respecto a otros años», también lo es respecto a lo que ocurre en el resto del país. Se explica, dice, por los tres atropellos ocurridos cuando los ocupantes de los vehículos ocuparon la calzada.

¿Las causas? «Una coctelera»

Para Gregorio Serrano, responsable de Tráfico del Ministerio del Interior, las causas son «múltiples, concurrentes y complejas», pues en el 90 % de los casos se incumplen las normas de tráfico que, sumado a la falta de Educación Vial, y el envejecimiento del parque, forma «una coctelera». «Tenemos un país razonablemente seguro en términos de seguridad vial», tranquilizó durante la presentación de los datos de 2017. Aunque todavía no hay un análisis concretos por comunidades autónomas, una de las explicaciones probables para el aumento de la siniestralidad en Cantabria es el crecimiento en el número de vehículos, de cerca del 5 %respecto a 2016.

El triste honor de abrir la lista de fallecidos por accidentes de tráfico en 2017 en Cantabria lo tuvo una mujer que falleció atropellada por un camión en la avenida de Menéndez Pelayo de Santander. No habían pasado ni 48 del nuevo año y ya se estrenaba la estadística. En cambio, en febrero, marzo y mayo no se produjo ningún siniestro mortal y tan sólo uno en el primer trimestre. En cambio, entre junio y octubre se produjeron el 75%de los casos.

Tolosa destaca que este balance es aún provisional, pues recoge los fallecidos que perdieron la vida en el momento del accidente o en las 24 horas posteriores. «A nivel estadístico se considera muerte de tráfico también la de aquellos que fallecieron debido al suceso hasta un mes después».

La DGT anuncia drones y más radares para frenar el incremento de muertos en España

Los malos datos de siniestralidad vial en las carreteras españolas durante 2017 han encendido las alarmas en la Dirección General de Tráfico. El director general de la DGT, Gregorio Serrano, achacó ayer este repunte al aumento de los desplazamientos y al incremento en el número de vehículos y también adelantó que su departamento, entre otras medidas, instalará más radares y utilizará drones para aumentar el control del tráfico.

En concreto, la DGT ubicará en las vías convencionales 60 nuevos radares móviles, la mayoría de ellos de tramo, que miden la velocidad durante una determinada distancia, y no sólo en un punto concreto, lo que los hace más fiables. Además, la sanción ya no se notificará únicamente a través de una carta, sino que una agrupación de la Guardia Civil que se situará a unos centenares de metros parará al instante al vehículo, «de manera que también se evitará que el conductor real pueda alegar que no era él quien manejaba el vehículo en el momento de la infracción». «En España tenemos 27 radares por millón de habitantes frente a los 73 de media en la Unión Europea. Y además, la gente tiene que saber que el 100 % del dinero de las multas se dedica a la seguridad vial», resaltó.

En cuanto a los drones, Tráfico prevé que también tengan una función de control, es decir, que puedan poner multas, igual que actualmente ocurre con los helicópteros. Durante 2018 se adquirirán y según las previsiones de la DGT, comenzarán a volar en 2019.

Entre el resto de las iniciativas que Tráfico tomará a lo largo de 2018 se incluyen cambios en los exámenes para conseguir el carné. Tráfico aprobará también el protocolo que hará más estricto que los reincidentes por alcohol y drogas puedan volver a ponerse al volante y habrá un nuevo plan integral contra las bebidas y los estupefacientes.

Otras causas

En cambio, existen otros casos que en un principio fueron considerados accidentes de carretera y posteriormente se descartaron. Por ejemplo, el del hombre que volcó con su vehículo en una pista forestal el pasado mes de julio en Voto. Es cierto que perdió el control del turismo y se despeñó, pero la causa de la muerte, como demostró la autopsia, fue natural.

Al producirse en un recinto no regulado, lo mismo ocurre con los dos jóvenes fallecidos en febrero tras caer al mar con su coche cuando estaban en el puerto de Laredo. Además, al menos cuatro cántabros perdieron la vida fuera de la región. Dos motoristas en sendos accidentes de circulación en las provincias de Burgos y Palencia, respectivamente, el camionero cuyo vehículo volcó en el río Cares, derramando 18.000 litros de diésel, y un joven de Santander que se salió de la vía de madrugada de regreso al pueblo castellano de su familia en el que veraneaba.

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