«Podríamos convalidar la carrera de Psicología»
Los turistas confían en ella para decidir dónde cenar, dónde ir de compras o dónde tomar el sol
Jeanette Alva lleva siete años realizando carreras por las calles de Santander. Se las sabe de memoria. Más que taxista, muchas veces, es como una ... guía de la ciudad. Las personas confían en ella para decidir dónde cenar, dónde ir de compras o dónde tomar el sol.
–En verano, ¿más traslados al aeropuerto o a la playa?
– Se nota más movimiento hacia la playa. Los clientes en estos traslados suelen estar más nerviosos, tienen prisa por llegar para aprovechar el sol. En cambio, los que van al aeropuerto, ya sea por vacaciones, trabajo o los cursos de la UIMP, suelen ir con más calma. Sin duda, sufren más por temor a perder el sol.
–¿Es de aire acondicionado a tope o más bien moderado?
–Yo siempre lo pongo a veinte grados, fresquito. La gente lo agradece un montón, muchos entran y dicen: 'Ay, qué bien se está aquí dentro'. Desde las siete de la mañana ya lo tengo así. Siempre a esa temperatura.
–Seguro que algún cliente le ha pedido que lo suba o lo baje…
–Claro, no a todo el mundo le gusta el aire. A veces, lo apagas para que estén a gusto y entonces te piden que abras la ventana. Pero luego: '¡No, ciérramela, que me despeina!'. Y piensas: 'Señora, que estamos a treinta grados fuera, me ahogo'. Hay de todo. Gente que agradece el fresquito y otros que no quieren aire ni ventanillas. Y acabas tú como un pollo sin cabeza dentro del coche.
–Muchas horas de calor en el coche. Hay que entretenerse. ¿Tiene una 'playlist' ideal o se sabe las canciones del verano que ponen en la radio?
–Yo tiro de radio. Es lo más práctico, porque con los 'hits' del verano siempre vas animado, y así no hay problema con los gustos. Si pones una 'playlist' tuya, igual no le gusta a nadie, así que prefiero poner una emisora y que suene lo que suene.
–Estaba un día en el coche en verano y de repente entró…
–Yo, por ejemplo, llevé un día a Marta Hazas. Un compañero llevó a Piqué, cuando aún estaba con Shakira. Y hace poco fui con Antonio Resines y con su mujer. Muy graciosos los dos, como pareja. El viaje fue corto, pero de esos en los que vas pensando: '¿De qué conozco yo a este señor?'. Y justo cuando ya estás llegando dices: '¡Anda, si es Resines!'. Porque claro, tú vas concentrado en conducir, mirando por el retrovisor, pero no giras la cabeza para ver bien a quién llevas.
–Habrá escuchado todo tipo de historias. ¿Un taxista es también un poco psicólogo?
–Sí, totalmente. A diario. Podríamos convalidar la carrera de Psicología, seguro. Al final, escuchas de todo: desde personas que están solas y te cuentan sus penas, hasta alguien que sale de Valdecilla tras recibir una mala noticia, o el que viene porque le ha dejado la novia. Es un cambio constante de estado de ánimo durante toda la jornada.
–Y alguna vez tendrán que tener una paciencia…
– La tengo ya entrenada. Llega un punto en el día, al menos a mí me pasa, que ya ni escuchas. La gente puede llegar a pensar que soy una seca. Pero claro, llevo desde las seis de la mañana oyendo la vida entera de todo el mundo, y hay un momento en que simplemente no puedes más. Casi nadie te cuenta cosas buenas. Son historias duras o problemas. A veces, te cuentan cosas que te dejan a cuadros.
–¿Cuál es la carrera más rara que le han pedido?
–Me pasa, sobre todo, con algunos hombres que, a veces, se suben sin mirar quién es el conductor y te dicen: 'Llévame a un puticlub'. Cuando se fijan bien, miran por el espejo y se dan cuenta de que eres chica, cambian de versión. Siempre suelen rectificar y dicen algo tipo: 'Perdón, no, si solo voy a tomar una copa y nada más'.
–La noche será un mundo. ¿Con más gente como hay ahora también hay más sustos?
–Por suerte, ya tenemos mucha experiencia y sabemos manejar las situaciones. Pero sí que hay momentos molestos. Por ejemplo, te vienen a las cinco de la mañana, después de estar toda la noche de copas, y te dicen: 'Te doy cinco euros, ¿me llevas a casa?'. Y les tienes que decir que no, que la carrera mínima son seis euros. Y te salen con: 'Es que tu compañero sí me llevó'. Bueno, pues yo no soy tu compañero. Si no se hubiera tomado la última copa, tendría para pagarme. Que no soy una ONG.
–A ver, y ese cliente que se sube en chanclas, lleno de arena y con el bañador mojado…
–En verano nos pasa de todo. Se sube gente directamente desde la playa, en bañador, bikini, toalla mojada, llenos de arena... No se dan cuenta de que los coches se limpian al principio y al final del turno para que estén perfectos. Además, te vienen con el niño mojado y lo quieren sentar en el coche. Le dices que el niño no puede ir mojado porque el asiento queda empapado, y la respuesta siempre es: 'Si es aquí al lado'.
–Con el tráfico que hay estos días por la ciudad, ¿algún consejo para moverse por Santander sin desesperarse?
–Que por favor, si van a comprar el pan, que vayan andando, que no saquen el coche. No es necesario. Y tener mucha paciencia.
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