El secuestro frustrado en Liencres fue obra de ‘El Solitario’ asturiano

Según ha podido saber este periódico, Álvarez Riestra, que lleva cuatro décadas ininterrumpidas dando palos por el país sin dejarse arredrar por el inexorable paso del tiempo –tiene 76 años– fue, en su día, un auténtico dolor de cabeza para la Guardia Civil, que el jueves pasado, cuando menos se lo esperaba, volvió a encontrárselo de sopetón en el camino.

Más concretamente en Liencres, donde, en esta ocasión acompañado, ‘El Solitario’ asturiano y un segundo delincuente, éste armado, abordaron a un empleado de banca que se disponía a salir de su vivienda con la idea de secuestrarle por lo que dicen las evidencias.

La resistencia de la víctima, que con una sangre fría digna de elogio consiguió reducir y retener a uno de los raptores y poner en fuga al otro, y la respuesta de algunos vecinos, que al oír los gritos del hombre acudieron rápidamente a socorrerle, abortaron sin embargo la intentona cerrando, de paso, una de las interrogantes que desde hacía ya años colgaba de los beneméritos cuarteles de este país: ¿Dónde estará Álvarez Riestra, ‘El Solitario’ asturiano?

Pues no muy lejos. En Liencres. Arrinconado por un grupo de valerosos vecinos que, sin saberlo, iba a poner en manos de la Guardia Civil a uno de los atracadores de bancos más afamados de España.

Natural de la vecina Avilés (Asturias), Manuel Ángel Álvarez Riestra, que hace unos días cumplió 76 años –lo cual, no hay más que verlo, empieza a suponerle un obstáculo–, es dueño de un 'carrerón' delictivo que ha ido fraguando golpe a golpe desde el año 1976, cuando fue encarcelado por primera vez por un delito de falsificación.

Considerado un verdadero profesional del robo a mano armada, el avilesino, que en 1985 fue capturado en Santander tras haber desvalijado una joyería de Castellón, llegó a perpetrar hasta once atracos en solo dos años, entre 2006 y 2008, convirtiéndose entonces en uno de los cinco delincuentes comunes más buscados de España.

Así nació ‘El Solitario’ asturiano, un delincuente que atracaba bancos oculto tras una perilla y una peluca, a imagen y semejanza del famoso Jaime Jiménez Arbe, ‘El Solitario’. Como él, también se enfundaba los dedos en tiritas de esparadrapo para no dejar ninguna huella delatora. Y, también como él, se vanagloriaba de su obra.

«Me moriré en la cárcel», presagió Álvarez Riestra la penúltima vez que la Guardia Civil le engrilletó. Tenía por aquel entonces 67 años y, por lo visto, el absoluto convencimiento de que su vaticinio se acabará cumpliendo.