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MARÍA CAUSO
SANTANDER.
Martes, 22 de agosto 2017, 17:17
Las lluvias que cayeron en la región el pasado mes de julio no han mejorado la tendencia de los embalses, cuyas reservas bajan una semana más. En el del Ebro -el más importante de Cantabria-, el nivel se sitúa en el 31,4 % de su ... capacidad, menos de la mitad que la misma semana del año pasado cuando su aforo se situaba en el 64%. Fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro señalan que habría que retroceder hasta 1990 para encontrar un año peor que el actual en cuanto a volumen embalsado, aunque en 1991 y 2002 la situación era similar a la actual. La sequía ha bajado los niveles del pantano hasta dejarlos en situación de emergencia debido a la ausencia continuada de precipitaciones y a unas aportaciones de nieve por debajo de la media de los últimos cinco años.
Los mayores afectados por este problema son los vecinos de los pueblos del interior de Cantabria que ven en la falta de agua una auténtica amenaza. Las poblaciones más elevadas de los municipios del sur acusan «serios» problemas de abastecimiento. «La situación es delicada», admite Fernando Franco, alcalde de Valdeolea. Y es que el primer edil se muestra «preocupado» porque el suministro de agua ha dejado de estar «asegurado» en los pueblos más altos, por lo que el Ayuntamiento lleva «desde principios de julio subiéndola en camiones cisterna». Además, el turismo de la época estival triplica la población y no dan «abasto para llevar el agua», señala.
El problema del desabastecimiento se viene sufriendo también en todo Valderredible que, desde el pasado mes de abril, necesita igualmente de camiones cisterna para llevar agua a los depósitos de más de diez pueblos. Fernando Fernández, alcalde del municipio, señala que la colaboración entre el Ayuntamiento y el Gobierno regional es «total» y ha tenido como resultado que ningún pueblo haya quedado desabastecido. «El problema es que la sequía está durando demasiado tiempo, el pantano apenas cuenta con agua y los manantiales se agotan». Pero lo que realmente preocupa a Fernández es que este tipo de situaciones dejen de ser excepcionales y se conviertan en una situación permanente. «De la zona de Reinosa hasta aquí no llueve desde hace muchísimo». Además, el alcalde se lamenta de que, aunque llueva algo, el agua de los manantiales «ya está perdida». «Esperemos que nieve para ver si se pueden recuperar».
La desaparición de varias fuentes ha afectado también al municipio de Campoo de Enmedio. «Nos influye mucho la falta de agua en los manantiales de los pueblos más altos, que otros años a estas alturas se encontraban al doble o al triple de su nivel», revela Pedro Manuel Martínez, alcalde del municipio. «La sequía es tremenda y el suelo está duro como el hormigón». El alcalde se queja también de que llevan «demasiado tiempo» recurriendo a camiones cisterna del 112 para llevar el agua. «En el pueblo de Aldueso, tuvieron que llamar a un camión cisterna incluso en Navidades».
El Gobierno de Cantabria está llevando a cabo un sistema de suministro rotativo mediante camiones cisterna para los pueblos más elevados del sur de la región que ven incrementada «notablemente» su población en los meses de verano. Pero la amenaza de escasez de agua ha llevado al Gobierno regional a desarrollar 18 obras de urgencia en 15 ayuntamientos con el fin de mejorar, prolongar y renovar la red de abastecimiento y actuar contra la cloración del agua. Unas obras con valor de 700.000 euros previstas dentro del plan de emergencia que se ha impulsado contra los efectos de la sequía.
Los municipios adheridos a este plan son Entrambasaguas, Lamasón, Meruelo, Cieza, Valderredible, Santiurde de Reinosa, Reocín y Villaescusa, aunque también se ha actuado en Polaciones, Molledo, Pesquera, Miengo, Campoo de Enmedio y Ramales de la Victoria. Con todas estas actuaciones, el Ejecutivo señala que «actualmente ningún municipio de Cantabria tiene problemas de abastecimiento de agua» pero que, de ser necesario, «tiene diseñado un plan de emergencia contra la sequía» que anunció el pasado mes de junio.
Respecto a los ríos, el Gobierno señala que presentan un caudal «habitual». Tienen unos niveles «bajos», propios del periodo estival, pero «no preocupa» su situación, como sí ocurrió el pasado mes de junio, cuando por culpa de la sequía se suspendió la pesca en los ríos de toda la comunidad autónoma. A pesar de que el periodo pesquero finalizó el pasado 31 de julio, el director de Medio Natural, Antonio Lucio, explica que desde el Gobierno se sigue realizando un seguimiento de las cuencas «por si fuese necesario hacer algún rescate de peces». Estos recates consisten en «pasar peces de sitios con poca agua y con riesgo de que mueran a zonas de la misma cuenca, pero que garanticen mayores niveles de agua».
Recuerda Lucio, además, que, a partir de ahora, «solo está abierta la pesca en el embalse del Ebro para coger carpas» y «en aguas del río Ebro más abajo del embalse, para cangrejos». «Lo que corresponde a la orden de pesca normal en estas fechas», concluye.
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