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Francisco García, el especialista de la Unidad de Manejo de Fauna del Ministerio de Medio Ambiente que se desplazó desde Madrid para apoyar a los técnicos de Medio Natural en la búsqueda del osezno herido de Liébana, reconoce que no es un experto en esta ... especie. Lleva décadas trabajando con lobos y linces en programas de investigación y recuperación de la especie, pero sólo trata con este tipo de plantígrados en intervenciones puntuales como la que el pasado miércoles acabó con la captura de 'Beato' -así se le ha llamado al ejemplar que ya se recupera en el Centro de Conservación de la Fauna Salvaje de Villaescusa- o en un dispositivo similar que se puso en marcha en 2011 para localizar a 'Güela'. «Yo no soy veterinario ni experto en osos, pero estoy acostumbrado a tratar con grandes mamíferos. A simple vista, la herida no encaja con la de un disparo», apunta García.
El técnico del Ministerio de Medio Ambiente explica que es normal que este tipo de animales se chupen de forma continuada en la zona en la que tienen un problema y sienten dolor. «Eso hace que en muchas ocasiones se levanten el pelo e incluso la piel, por eso se pueden provocar heridas y sangrar. Por lo que pudimos observar cuando lo capturamos, lo que tenía en la pata era una erosión por las mordeduras o porque se ha rascado», detalla.
De hecho, García asegura que no apreció ningún orificio ni marca que haga intuir que el motivo de sus problemas sean provocados por un arma de fuego: «No tenía un agujero ni nada raro, pero habrá que ver lo que dicen...». Veterinarios consultados por este periódico matizan que ha pasado demasiado tiempo para poder determinar el origen de la herida, salvo que se hagan pruebas para detectar los efectos de la metralla.
Por el momento, el Gobierno de Cantabria no se pronuncia al respecto a pesar de que el joven oso ya ha sido reconocido por los veterinarios. En este sentido, el consejero de Medio Rural, Jesús Oria, explicó el jueves que todo el proceso se llevará con total «transparencia» y que la Fiscalía de Medio Ambiente, que está encima del asunto debido al régimen de especial protección al que están sometidos los osos, tendrá información puntual y detallada.
Aunque el osezno fue visto por primera vez a mediados de noviembre y desde entonces se ha acercado en distintas ocasiones hasta zonas habitadas de Cabezón de Liébana en busca de alimento, desde el Ministerio de Medio Ambiente explican que la solicitud de ayuda llegó hace «unas dos semanas». «Es un operativo complicado y antes de viajar hasta el lugar hay que prepararlo», concreta el experto. Después de estudiar los vídeos que enviaron los técnicos de Medio Natural de Cantabria e intercambiar información, se diseñó un plan que se puso en marcha siete días antes de la captura -ésta se materializó finalmente el pasado miércoles-.
Afirma que fue relativamente sencilla, ya que los agentes cántabros lo tenían «muy controlado y localizado» gracias a las cámaras de vigilancia. Sobre el terreno, se decidió de forma conjunta el punto más apropiado para desarrollar la operación y allí se colocaron los cebos de olor a base de esencias de carne y una trampa de lazo de pata.
«Buscamos el sistema más inocuo teniendo en cuenta la edad del animal y su estado. Nos decidimos por una trampa un poco distinta a la que usamos habitualmente, más parecida a las que tienen en Canadá para el oso grizzly. En el momento en que se activa, manda una señal al teléfono móvil para avisar», detalla García, quien apunta a que uno de los temores era que la mala cobertura de la zona les jugara una mala pasada. «Ahora está en manos de los veterinarios, que seguro que le curan y puede volver a estar libre».
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