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Entre jardines de piedra y mármol, joyas monumentales, representaciones y símbolos, los cementerios volverán a ser esta próxima semana objeto de atracción en torno a la festividad del Día de Todos los Santos. En paralelo, el concepto de la muerte sigue siendo tabú y « ... la sociedad actual procura apartarlo cada vez más de nuestra vida cotidiana». Sin embargo, en los últimos años la paradoja es que las actividades culturales que se vienen desarrollando en cementerios como el de Ciriego en Santander y en otros de la comunidad (el de Castro Urdiales, por ejemplo) «cuentan con una creciente aceptación y ayudan a desmitificar la muerte». Quien lo subraya desde el conocimiento y la experiencia es la historiadora del arte Patricia Gómez, responsable de catalogación y otras actividades de ámbito cultural para poner en valor el patrimonio funerario de Santander. Licenciada en Historia del Arte e Historia y Ciencias de la Música por la Universidad de Oviedo, master en Patrimonio Histórico y Territorial por la Universidad de Cantabria, colabora tanto con el área de actividades socioculturales del Vicerrectorado de Extensión Universitaria de la UC como con los servicios universitarios de Oviedo.
Tras ser becada y colaborar en Bolonia con 'Nuova Istituzioni Museali' en la revisión de la catalogación del Cementerio de la Certosa, en 2007 pasó a formar parte del proyecto 'El patrimonio Cultural del Cementerio de Ciriego en Santander. Arquitectura, escultura y artes decorativas', dirigido por la profesora Carmen Bermejo. Gómez, a través de la labor municipal, ha impulsado un itinerario «oficial» por el camposanto santanderino que presenta relieves, piezas escultóricas, curiosidades ornamentales y conjuntos mortuorios, los cuales alternan la belleza, la iconografía religiosa y desmesura decorativa.
-Patrimonio e historia se funden en torno a la arquitectura funeraria. ¿Falta educación y quizás sobran prejuicios a la de valorar este universo tan singular?
-Si me hubiera hecho esta pregunta hace una década igual le hubiera contestado con un sí rotundo. Pero actualmente, según refleja la experiencia de cómo ha pasado el tiempo, creo que ya se van difuminando los prejuicios en favor de un mayor conocimiento y valoración de este patrimonio.
-¿La muerte sigue siendo un tabú en la sociedad contemporánea?
-Pienso que nuestra sociedad está apartando cada vez más el concepto de la muerte de nuestra vida cotidiana, porque creo que el sentimiento de tristeza ya no tiene cabida en el siglo XXI, sin embargo tan natural es nacer como morir.
-¿Ha apreciado una tendencia diferente, cierto cambio de mentalidad en el vínculo cotidiano entre los ciudadanos y este ámbito?
-Sí. Las actividades culturales que se vienen desarrollando tanto en nuestro cementerio de Ciriego como en otros muchos ayudan a desmitificar la muerte y hacer este ámbito mucho más cercano a la ciudadanía.
–Dicen que la muerte, como el saber, no ocupa lugar. Pero sí reclama un espacio propio. ¿Hay que reinventar ese espacio de cara al futuro?
–El cementerio tiene que evolucionar como avanza nuestra sociedad y tendrá que reinventarse como ya lo hizo en el pasado, cuando salió de las iglesias para ubicarse extramuros de la ciudad. Sin embargo, no puedo decirte en este momento hacia donde se producirá esa evolución.
–¿Qué acciones y actuaciones se han planificado sobre Ciriego?
–Este año estamos trabajando con mucha ilusión en colaboración con el Colegio de Arquitectos en una novedosa propuesta titulada: ‘Postales desde el umbral’. Esta actividad tendrá lugar el próximo 10 de noviembre, a las 19.30 horas, en el Espacio de Ricardo Lorenzo. En ella participarán diferentes personas aportando distintos puntos de vista sobre lo que significa para ellos Ciriego: un monumento, un personaje, un lugar... Así que me permito invitar a todo aquel que esté interesado en conocer un poquito más la necrópolis de Santander a acudir a dicho evento.
–Dígame tres hitos y otros tantos rincones que definan la singularidad de Ciriego.
–Lo primero, el lugar tan privilegiado en el que se encuentra: junto al mar. Lo segundo, que parte de la arquitectura que se conserva procede del antiguo cementerio de San Fernando, cosa inusual en otros cementerios, y por último, por ser nuestra ciudad de piedra donde habitan los recuerdos y nuestra historia.
-Las visitas, los itinerarios especiales, los recorridos guiados a cementerios como el de Ciriego, ¿han registrado una aceptación creciente en los últimos años?
-Definitivamente, sí. En mi experiencia en estos últimos años en el camposanto santanderino hemos pasado de tener en nuestras primeras visitas guiadas grupos de tres personas a decenas de ellas. Esto hace que día a día desde el Cementerio sigamos trabajando en diferentes propuestas para acercar la ciudad de los muertos a la sociedad y poner en valor su patrimonio.
-Como historiadora del arte y coordinadora de numerosas actividades en torno a este terreno, ¿cómo define un cementerio y qué valor y significado le otorga?
-Es la ciudad de los muertos donde yace enterrada nuestra historia, convertida en un museo al aire libre gracias a todos los arquitectos, escultores y maestros de obras que trabajaron en su construcción.
-El cementerio, ¿es parque o museo? ¿o ambas?
-Según el lugar de Europa en el que uno se encuentre unos le dirán que es un parque y otros que un museo. En general, se estipula que para nuestra cultura mediterránea estamos ante un museo y para la cultura anglosajona ante un parque.
-¿El equilibrio deseado estaría entre 'la eternidad de la piedra', el conocimiento del patrimonio y el respeto?
-Es una buena pregunta que desde hace algunos años se está discutiendo y valorando en las reuniones anuales de la ASCE (Association of Signifcant Cemeteries in Europe). La clave reside en cómo fomentar el conocimiento de este patrimonio sin perder el respeto al lugar en el que nos encontramos.
-Realmente, ¿qué lugar puede ser más tranquilo que un cementerio?
-Lugares como un bosque o un parque desierto pueden ser igual de tranquilos pero el silencio no pesa de igual manera ni incitan a la reflexión como en un cementerio.
-Las visitas culturales a la necrópolis es una costumbre muy arraigada en otros países europeos cercanos. ¿A qué achaca que en España esto sea una excepción, y cómo cree que puede cambiar?
-Nuevamente estoy convencida de que si hubiera tenido que contestar a esta cuestión años atrás podríamos considerar como excepcional este tipo de actividades en España. Pero en la actualidad y gracias a asociaciones de ámbito nacional y europeo esa situación va cambiado poco a poco.
-¿Por qué recomendaría la visita a un cementerio, al margen de posibles atractivos históricos o patrimoniales?
-Para mí, es una manera que tiene cada uno de reconciliarse con su propia historia.
-¿Todavía quedan muchas cosas por descubrir o aspectos que investigar en el caso de Ciriego?
-Sí, a pesar del gran trabajo de inventariado y catalogación realizado, día a día surgen nuevos datos de un hecho, un personaje, una arquitectura que se incorporan al catálogo de Ciriego.
-¿Qué prima más la belleza de lo sencillo, la mera iconografía religiosa o la búsqueda de una desmesura decorativa?
-Los cementerios son una amalgama de estilos que reflejan la evolución de la sociedad en la que se ubican. Por ejemplo, la herencia mediterránea tiende a mostrar la importancia de las personas que allí se encuentran a través de la grandiosidad arquitectónica o escultórica. En contraposición, la tradición anglosajona favorece la sencillez y la austeridad.
-Al igual que sucede en las ciudades, ¿un cementerio también refleja y sintetiza modas, historia, comportamiento social y demandas artísticas?
-Indudablemente. La ciudad de los muertos y la ciudad de los vivos están indisolublemente unidas.
-¿Y es un espejo de las diferencias de clases sociales?
-En los inicios del cementerio contemporáneo esas diferencias claramente eran evidentes, pero la democratización social que hemos vivido en los últimos años se ve reflejada también en el cementerio.
-¿Hay muchas leyendas, mentiras enquistadas y estereotipos sobre el cementerio?
-No sabría contestarle a esa pregunta. Siempre he mirado las necrópolis como lugares de arte e historia más allá de estos otros aspectos que me plantea o sugiere esa cuestión.
-¿Cómo valora esa moda cada vez más instalada de Halloween y su iconografía ajena a nuestra cultura?
-En esto, como en otras muchas cosas, hemos sido colonizados culturalmente en lugar de promover nuestras tradiciones porque quizá hemos pensado que no eran 'modernas'.
-¿Cree que se ha podido caer en cierta frivolización con algunas iniciativas destinadas a acercar los camposantos?
-Que yo conozca, no ha habido iniciativas que no mantuvieran la dignidad del lugar, que es lo realmente esencial.
-Visitar cementerios es también una forma de homenajear a las generaciones que nos precedieron, pero ¿también de tener una relación más natural con la muerte?
-Sí. Me remito a mi anterior reflexión en la que le comentaba que tan natural es nacer como morir.
-¿Y de restar dramatismo a la muerte?
-No tanto desdramatizar como el hecho de poder verla con otros ojos.
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