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Antonio Haya, en su finca del barrio de Rueda, en Cicero Javier Cotera
«Esto sólo tiene un nombre: expolio»

«Esto sólo tiene un nombre: expolio»

Antonio Haya y José Luis Thomas son dos de los afectados en Cantabria por la Ley de Costas. «Nos tachan de okupas y nos quieren hacer creer que nos van a dar una concesión de 75 años en un terreno en el que, según esa ley, no puede haber nada de nada»

Gonzalo Sellers

Santander

Domingo, 14 de enero 2018

Corrían los años 70 y a Antonio Haya le sabían a poco las ocho horas de su turno en la fabrica Bosch. Compró 70.000 metros cuadrados de terreno a dos kilómetros de la costa de Bárcena de Cicero y levantó una nave para ... arreglar maquinaria industrial. Allí tenía también su casa y, después, un almacén. Años más tarde, ya en los 80, amplió el negocio familiar con una empresa de transportes y un aparcamiento para veinte camiones. Toda su vida quedó concentrada en ese pedazo de terreno que, a comienzos del siglo XX, un bilbaíno, Daniel Aresti, le ganó al mar. Antonio mantuvo la parcela en régimen de perpetuidad hasta que en 1988 se aprobó la Ley de Costas. De un día para otro perdió los derechos sobre los terrenos sin recibir ni una peseta y el Estado le concedió una concesión de 30 años que expira ahora, como las del resto de afectados del litoral cántabro.

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