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jesús lastra
SANTANDER.
Domingo, 27 de agosto 2017, 07:34
La Dirección General de Tráfico tendrá operativo el primer radar de tramo en Cantabria antes de que concluya 2017. El proyecto para controlar la velocidad durante parte de la N-629 que conecta las localidades de Colindres y Ramales se había demorado respecto a ... la previsión inicial, que contemplaba ponerlo en funcionamiento a comienzos de año, debido a «cuestiones económicas». Sin embargo, los trabajos han sido adjudicados esta misma semana a la empresa Indra por un valor cercano a los 59.000 euros, de manera que la obra civil arrancará a finales de septiembre.
Los detalles los aporta el jefe de Tráfico en Cantabria, José Miguel Tolosa, que pone negro sobre blanco a una actuación llamada a blindar la seguridad de una carretera que en el siglo XXI se había erigido por méritos propios como uno de los puntos negros de la circulación autonómica, aunque la siniestralidad ya cayó de forma considerable en 2016 tras la introducción de diferentes medidas. «El año pasado iba a salir aprobado el proyecto, pero a finales de julio el Gobierno central cerró el presupuesto, por lo que hubo que dejarlo para 2017. La obra podrá empezar a finales de septiembre, con una duración máxima de dos meses, por lo que a finales de año tendría que estar operativa. Eso sí, también hay otro trámite que no depende ni de Indra ni de Tráfico: la visita de técnicos del Instituto Nacional de Meteorología, con sede en Madrid, para que nos den la certificación. «Evidentemente no vamos a ponernos a utilizar un aparato que no cuente con todas las autorizaciones pertinentes», manifiesta.
La cuestión principal gravita en torno a qué tramo de la N-629 va a estar sometido a la vigilancia del nuevo dispositivo. «Nuestra idea es que capte los dos sentidos de la circulación. A la salida de Limpias hay un túnel. Antes de entrar en el mismo estará el comienzo del radar, de manera que el recorrido llegue hasta el desvío de Ampuero».
Dos puntos, los que van del kilómetro 83,400 hasta el 81,150, que pasarán a estar controlados y no podrán completarse en menos de 1 minuto y 42 segundos. Un total de 2.250 metros en los que estará prohibido circular a más de 80 kilómetros por hora de media bajo riesgo de sanción. La carretera, cuya distancia conflictiva entre Ramales y Colindres alcanza los 20 kilómetros, tiene el límite en 80 en su mayor parte, aunque aún quedan algunas zonas con un techo superior e inferior. Tres cámaras velarán por la seguridad, una al salir de Limpias y otras dos en Ampuero, mientras que los datos que recopilen se transmitirán por tecnología 3G.
59.000
Euros es la cifra aproximada en que se ha adjudicado el proyecto para instalar un radar de tramo entre Ampuero y Limpias, en la N-629.
Dos meses de obra
Éste es el plazo aproximado que Tráfico estima para que la adjudicataria pueda completar los trabajos de obra civil necesarios para poner en marcha el dispositivo de control de la circulación. Posteriormente, será el Instituto Nacional de Meteorología el que deba dar la certificación pertinente al aparato.
3
son las cámaras que se instalarán en el tramo de 2.250 metros. Una antes de acceder al túnel ubicado a la salida de la localidad de Limpias y otras dos al final del recorrido junto a Ampuero. La distancia recorrida va desde el kilómetro 83,400 hasta el 81,150.
Siniestros a la baja
El nuevo radar es la guinda a un paquete de medidas que han coadyuvado a reducir la siniestralidad en la carretera. Ya en 2016 no hubo ningún fallecido por accidente en la N-629, rompiendo una tendencia de 16 personas muertas desde 1999.
Esta obra no es sino la culminación de un profundo plan acometido en los últimos tiempos para acabar con uno «de los puntos negros» de la red de carreteras de Cantabria. «Europcar, que realiza análisis sobre los tramos más peligrosos de España, acaba de sacar un estudio en el que aparece la N-629, pero hay que matizar que estos informes se elaboran con datos antiguos, de los años 2013, 2014 y 2015», precisa Tolosa.
«Era un punto bastante crítico», abunda el portavoz de Tráfico. No en vano, esta carretera se llevó la vida de cinco personas en esos tres años, por lo que «nos pusimos manos a la obra y se adoptaron varias medidas importantes. Carreteras actuó sobre el firme para evitar 'aquaplaning' en una de las zonas. También desbrozamos las cunetas y limitamos la velocidad, además de prohibir adelantamientos en algunas áreas». La N-629 «tenía bastantes tramos de tres carriles, pero también se eliminaron por cuestión de seguridad, dejándolos como cebreado», completa. Todo ello sin olvidar que «la presencia de la Guardia Civil ha sido constante y ha tenido un evidente efecto disuasorio. Igual que los vuelos del helicóptero 'Pegasus', que tenía directrices no solo de controlar la vía, sino también de dejarse ver y evitar que la gente corriese al volante».
¿Hay perspectiva de implantar dispositivos similares en algún otro punto de la Comunidad? «No. La verdad es que no. Estas decisiones las llevamos adelante por consenso y tras analizar las necesidades y deficiencias que tenemos en cada momento. Ahora mismo no lo vemos necesario en otro emplazamiento», declara.
La leyenda negra que acompaña a la conexión entre Colindres y Ramales llevó en 2015 a los alcaldes de la zona a reclamar medidas a Tráfico, que han rendido fruto y han coadyuvado a frenar una sangría que impone con las cifras en la mano: 16 fallecidos desde 1999.
Los regidores de Colindres, Limpias, Ampuero, Rasines y Ramales de la Victoria ya atinaron en el diagnóstico y potenciales soluciones, que confluían en dos ideas básicas. En primer término, la de instalar un radar en la vía y, en paralelo, formar una mesa de trabajo «a la mayor urgencia posible» con municipios, DGT, Guardia Civil de Tráfico y Demarcación de Carreteras «para afrontar juntos esta problemática».
Los consistorios buscaban así estar presentes en la toma de decisiones; conocer de primera mano las explicaciones a tanta siniestralidad; ser partícipes de las medidas que se fueran a aplicar; y presentar propuestas para mejorar la seguridad.
Los últimos datos, aunque Tolosa mantiene toda la cautela al respecto y llama a no bajar la guardia, no dejan margen a la duda. «La siniestralidad está bajando en la actualidad. En 2016 ya no tuvimos ningún muerto y sólo hubo un herido grave. Continuamos con el proyecto porque nos comprometimos a ello en su momento con los alcaldes, además de tener en cuenta que hay mucho tráfico en la vía», razona.
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