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El dibujo y el mensaje que María Paredes metió dentro de la botella que llegó hasta una playa de Noja.
De Florida a Noja en una botella

De Florida a Noja en una botella

Un jubilado se encuentra en la playa de Trengandín un mensaje enviado por una niña

Mariana Cores

Viernes, 20 de mayo 2016, 07:14

Ricardo González, jubilado vizcaíno a punto de cumplir 66 años, dice que «si se pasea mucho por las playas te puedes llevar muchas sorpresas». Así le ocurrió a él, cuando el pasado 23 de marzo encontró en la orilla del arenal de Trengandín, en Noja, una botella que su interior guardaba un mensaje. «Por el aspecto, supuse que debía llevar mucho tiempo en la mar, pero lo que nunca me imaginé es que hubiera atravesado todo un océano». Un año y medio antes había sido lanzada por una joven americana, María, que en aquel entonces tenía 13 años, desde una playa de Florida. Había recorrido cerca de 8.000 kilómetros para que el mensaje fuera leído por Ricardo: quería ser artista y pedía que si alguien llegaba a leer aquello, se pusiera en contacto con su colegio, para lo cual facilitaba el número.

Ricardo vive en Lejona (Vizcaya), «pero mi mujer y yo tenemos una casita en Noja, donde nos escapamos siempre que podemos. Yo soy de mucho caminar por la playa y de pescar. Aprovecho sobre todo cuando mi mujer está durmiendo la siesta».

Así lo hizo el pasado 23 de marzo. «La Semana Santa estaba a punto de empezar, pero todavía no había mucha gente. De repente algo me llamó la atención en la orilla. Había una botella, de cuyo tapón salía como una coliflor de percebes». Según la ola se alejaba, «la botella se quedaba en pie. No pude resistirme. Algo me decía que la cogiera».

Con la sorpresa todavía dibujada en su cara, se dirigió a la cocina de su casa, y «me las apañé para sacar el papel enrollado con la ayuda de un cuchillo y unas pinzas». Así salió a la luz el mensaje. Constaba de un colorido dibujo con la palabra Love (amor) y de un texto, medio borrado por la fuerza de los rayos del sol: «Me llamo María, tengo 13 años y estoy en octavo curso. Para ser honesta, no sé en qué año alguien encontrará esto, pero si lo hace, por favor, conteste...». Aunque el número de teléfono estaba medio borrado, el logotipo del colegio (The Sagemont School) estaba intacto.

Ricardo no lo dudó y se puso ante el ordenador, donde tecleó el nombre del centro escolar en Google. Así fue como dio con la escuela de Florida. «Tenía que saber más cosas de María. Mi mujer y yo ya nos imaginábamos que estaría casada y con hijos, porque pensábamos que la botella había sido lanzada hacía muchos años, ya que los percebes crecen despacio. Sentíamos curiosidad por saber por qué la había tirado al mar, qué era de su vida».

Por ello, mandó un mensaje en castellano a través del correo electrónico que encontró en la página web del colegio de María. «Pero no llegaba ninguna respuesta. Pensé en llamar varias veces, pero mi inglés no da para una conversación».

Sin embargo, lejos de darse por vencido, pensó en una solución: pedir ayuda al periódico El Correo (Grupo Vocento). «A ustedes que son periodistas, igual les hacen caso», dijo a un redactor, que se tomó en serio su historia y que dedicó varias llamadas y correos electrónicos a desentramar el misterio del mensaje dentro de la botella.

Contacto con el colegio

De esta forma fue como Josu García (periodista de El Correo) dio con Ayishad Dennis, una miembro del cuerpo docente del The Sagemont School, quien desveló la historia. «La botella fue lanzada al mar en octubre de 2014 por María Paredes, una alumna de origen colombiano, como parte de un proyecto puesto en marcha por el profesor Scott Hemeon».

El hecho de que alguien encontrara la botella fue motivo de alegría para esta docente. «Es fabuloso que la hayan encontrado; nos hace mucha ilusión». Según explicó, se trataba de una actividad que buscaba que los adolescentes pudieran «proyectar su identidad». Era un ejercicio artístico y de reflexión sobre «cómo encajan nuestros estudiantes en esta nueva comunidad global». Los alumnos habían pintado sus botellas a mano, pero el salitre y el sol borraron sus rastros, pero no consiguieron acabar con la historia que María quería transmitir.

Ahora, a Ricardo le queda la intriga de si María llegó a estudiar arte a algo relacionado con ello, ya que su carta ponía que quería ser artista.

«Tengo los papeles bien guardados y me gustaría que lo supieran en el colegio. Mi intención es volver a escribirles y contarles la repercusión que ha tenido esa iniciativa suya aquí, gracias a su difusión en el periódico. Creo que es una anécdota agradable, que destaca entre tantas malas noticias que leemos cada día. Por ello, estoy muy contento de que este hallazgo me haya ocurrido a mí», confesó Ricardo desde su casa de Noja.

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