Secciones
Servicios
Destacamos
David Remartínez
Jueves, 12 de mayo 2016, 21:12
La frase es de Nick Hornby y la suelta el actor John Cusack mirando a cámara en la película Alta Fidelidad: «Hace tiempo, Dick, Barry y yo decidimos que lo que importa es lo que te gusta, no lo que te gustaría ser. ... Discos, libros, películas, eso es lo que realmente importa. Puede que suene cínico, pero es la puta verdad».
Hay que disfrutar antes que ambicionar, porque todo es relativo, según nos explicó la atolondrada cabeza de Einstein hace ya un montón de tiempo. La pena es que en las escuelas sólo se explican sus fórmulas, y no su filosofía: todo depende del sistema de coordenadas con el que lo compares, incluido tú mismo. Eres feliz en función de qué entiendas por felicidad, del lugar al que te propongas llegar con tu días. Los protagonistas de Alta Fidelidad, por ejemplo, lo tienen muy claro: el cimiento de su satisfacción proviene, principalmente, de sus aficiones, más que de sus aspiraciones. Hasta Kafka, paradigma de los angustias, lo suscribió: «Lo importante es transformar la pasión en carácter».
De eso va el Santander Alternativo que ha organizado El Diario Montañés y que arranca este viernes por la tarde en el Palacio de Exposiciones: de cómo el entretenimiento se ha ramificado en nuestras vidas hasta ofrecernos mil caminos para apasionarlas. Nunca los seres humanos (de los países ricos) han tenido tantas oportunidades para pasarlo bien. La tecnología y la globalización han conseguido que nos falten horas para todas las series, películas, cómics, discos, libros, videojuegos y un enorme etcétera de potentes sentimientos encofrados con los que nos apetece arrebujarnos en el sofá o entretenernos con los amigos.
Tras siglos donde la cultura occidental ha priorizado el arte que reflejaba el sufrimiento terrenal; tras siglos de tragedia y mal sino judeocristianos; tras siglos elevando el dolor y proscribiendo el humor, tratando al cómico como una versiónvulgar del actor y ocultando en las bibliotecas el volumen de Aristóteles dedicado a La Risa, el Pop, el bendito Pop, ha logrado asumir el mando que realmente le corresponde al arte: hacernos más felices.
Lo cual no significa que los aficionados a estos divertimentos considerados menores hasta hace bien poco (leer tebeos, jugar a las maquinitas, ya saben) no aprecien la belleza del dolor. Los fans de Batman habrán visto cientos de veces cómo asesinan a los padres del pequeño Bruce Wayne; y otras tantas que les echen, que lo mismo les dolerá por impotencia. El propio Nick Hornby calcula en 31 canciones que habrá escuchado 1.500 veces Thunder Road durante 25 años; más de una por semana. Y el himno de Springsteen no es precisamente una celebración del entusiasmo que digamos. «Bueno, tengo esta guitarra y he aprendido cómo hacerle hablar», se consuela el Boss al final del tema fetiche del escritor inglés. Tengo viñetas, tengo tráilers, tengo mi mando de la consola, tengo mi disfraz de Star Wars y al millón de amigos con el que soñaba Roberto Carlos en su canción para desfilar.
«Desde hace años, llevo una doble vida. De día trabajo, cojo el autobús, me dispongo a currar con la gente. Pero de noche, vivo una vida de exaltación, palpitaciones y adrenalina. Al verme, jamás pensarías que he dirigido ejércitos y conquistado mundos. Y no me arrepiento. Porque, aunque he llevado una doble vida, al menos puedo decir que he vivido». Eso confesaba la sobrecogedora voz en off del anuncio televisivo de Sony para su primera PlayStation. Y eso es también lo que ha montado El Diario para este fin de semana: una gran estación de juegos, de tres días, y para todos los públicos. Pasen, vean y apasiónense.
(Puedes consultar el programa completo pinchando aquí)
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.