!["No tengo ganas de volver a la televisión porque no se me ha perdido nada allí"](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/pre2017/multimedia/noticias/201701/17/media/cortadas/millan-kmcC-U21142818592007C-575x323@Diario%20Montanes.jpg)
!["No tengo ganas de volver a la televisión porque no se me ha perdido nada allí"](https://s3.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/pre2017/multimedia/noticias/201701/17/media/cortadas/millan-kmcC-U21142818592007C-575x323@Diario%20Montanes.jpg)
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Rosa Ruiz
Miércoles, 18 de enero 2017, 07:25
Millán Salcedo (Brazatortas, Ciudad Real, 1954) forma parte de la historia de la televisión en este país. Lo hizo como el 50% de Martes y Trece, un dúo irrepetible que hizo escuela y que se separó cuando estaba en pleno éxito. Veinte años después sus sketch siguen obteniendo miles de visitas en Youtube, aunque él prefiere enfrentarse solo a su público sin el respaldo de su compañero Josema Yuste y alejado del medio televisivo. Este sábado, en el Teatro Casyc mostrará su último espectáculo: En sus trece, una parodia de la actualidad, amenizada con un piano.
Llega a Santander con el espectáculo En mis trece, parece una declaración de intenciones.
Es una declaración de intenciones, porque después de tantos años de profesión tengo mi propio estilo. En mis trece es un ataque, desde la trinchera de un escenario, en esta guerra hipotética que se nos ha planteado a la sociedad española en un país donde impera la sinrazón. Desde mi sitio dispararé y disparataré sobre todo. Algo que en Santander me pega mucho además porque no sé si sabías que es donde hice la mili.
¿Ah sí?
Tenía 20 años y ahora voy a cumplir 62 así que imagínate cuanto tiempo hace. Fue en el ABQ en el cuartel de General Dávila, al lado del colegio Los Salesianos. Allí me hice un hombre y luego otro y luego otro (ríe). Así que mejor que disparatar en Santander y hacerlo en directo y desde mi puesto de trabajo.
¿Y no fue en la mili cuando se creó Martes y Trece? Fue en Santander entonces.
Fernando Conde y yo nos conocimos en la Escuela de Arte Dramático en Madrid y luego nos reencontramos en la mili. Cuando nos juntábamos Fernando tocaba la guitarra y yo parodiaba a Montserrat Caballé. Así que sí, se puede decir que el germen de Martes y Trece fue en aquel cuartel, en la compañía 21 del Regimiento de Defensa Valencia ABQ en Santander. Cuando él se licenció yo debuté en solitario y me escapaba del cuartel para ir a actuar en bares y en un programa de Radio Popular que se llamaba Rollos nocturnos y que presentaban Juan Cagigas y Charly Charlón. Luego conocimos a Josema Yuste y ya sabéis el resto. Los tres formamos Martes y Trece aunque Fernando se fue muy pronto.
Después de 40 años, ¿se sigue poniendo nervioso en el escenario?
Sí. Hay un rebulli siempre, porque somos seres humanos. Mi pianista Marcos Cruz se muere de risa porque antes de empezar la función, cuando estamos detrás del telón y escuchamos el crujir de la gente en el patio de butacas siempre le digo: ¿Pero por qué me dedicaré yo a esto?
Ahora que habla del público. ¿Se nota mucha diferencia entre el que le seguía en sus comienzos y el de ahora?
No. Estamos en un país en que la gente tiene un carácter ingobernable. Y no hay más que verlo ahora con los memes estos, que cada vez que pasa un drama en seguida hay una respuesta popular a través del humor. Y esto dice mucho de nuestro querido país. El sentido del humor está intacto y los españoles somos unos cachondos mentales.
¿Y Millán Salcedo con que se ríe?
Con la gente que tiene vis cómica, que se expresa con naturalidad y que no tira de guión y monólogo.
¿No le gustan los monólogos?
Sí, pero creo que hoy en día hay un exceso. Hay tal proliferación de monologuistas que uno piensa que con eso de los recortes deben de ser más baratos de producir. Pero me parece algo superdifícil y que, por lo tanto, los admiro. Por eso me gustaría romper una lanza a favor de toda la gente que sale a un escenario y, sobre todo, a los que nos dedicamos al humor, porque lo único que queremos es animar al personal.
¿Qué humoristas de la actualidad le gustan?
Hay monologuistas muy buenos. Dani Rovira, por ejemplo, es para comérselo enteramente e incluso vestido. También me gusta mucho Carlos Latre, que además de ser una persona muy muy generosa te meas toa con sus imitaciones. De las nuevas apuestas creo que hay una gran hornada que salió de Muchachada Nui. Pero tengo que reconocer que echo de menos a mucha gente de antaño como Tricicle, para mí los mejores de este país, o Ángel Garó.
Debe ser un poco pesadilla eso de ser el gracioso oficial y que le recuerden constantemente lo de la empanadilla y Encanna.
Pero eso es algo que pasa en todas las profesiones y en esta si fuimos conocidos por algo es evidente que la gente nos lo va a recordar. Lo que pasa es que a lo mejor no siempre tenemos esa espontaneidad que se espera de nosotros. Pero no lo llevo mal.
¿Y nunca le ha apetecido protagonizar un drama?
Ya lo hecho. Desde que me separé de Josema he hecho muchas cosas que no han trascendido. Hice un drama con Miguel Narros, nada más y nada menos. Una gira de año y medio por toda España con la obra Salomé de Óscar Wilde. Yo hacía de Herodes y María Adánez de Salomé. Y era un dramón de padre y señor mío. Funcionó muy bien, pero tengo que confesar que eché en falta la respuesta inmediata del público. La risa.
¿Qué otras cosas ha hecho en este tiempo?
Pues una de las cosas que más me apetecía hacer y que más satisfacciones me ha dado ha sido la de cantar zarzuela. He trabajado en dos y una de ellas fue premiadísima. Me dieron el premio al mejor actor lírico de ese año. Pero eso no lo cuentan. Lo que vende es decir que Josema sale más que yo en la tele y es verdad, pero porque él dice que sí a todo lo que le ofrecen y yo no.
¿Qué proyecto le haría volver a televisión?
Ahora mismo no tengo ninguna gana de hacer televisión porque creo que no se me ha perdido nada allí. Quiero seguir con mis espectáculos y mis bolos. El escenario es como mi diván del psiquiatra. Me encanta salir y una vez que se abre el telón empezar a desbarrar y hacer el ganso. Eso es lo que más me puede gustar del mundo. Para mí es terapéutico y sanador.
Algún personaje que le gustaría parodiar de la actualidad.
En este espectáculo hago muchas parodias y si no funcionan al día siguiente las quito o meto otras. Por eso disfruto tanto de esta libertad que tengo ahora. Soy un privilegiado. Por encima de todo lo que estamos hablando quiero que subyazca eso, que soy un privilegiado.
Se le nota satisfecho.
Es que lo estoy. Vivo tal y como quiero vivir y eso es un gordo que me ha tocado. Me da la sensación de que los medios me quieren enfrentar constantemente a Josema y me ven como el pobrecito de los dos que no ha triunfado y no es así.
¿Volveremos a ver juntos a Josema Yuste y Millán Salcedo?
No. Se nos rompió el humor de tanto usarlo y de tanto usarnos. La gente no se imagina en la vorágine que nos vimos sometidos por entonces. Había días que hacíamos tres actuaciones. Aquello se acabó. Es verdad que nos juntamos a veces para penetrar mediáticamente en los programas, porque por separado, sinceramente, no te creas que interesamos tanto. Así que a veces nos juntamos y nos vamos a hablar de la empanadilla, del Maricón de España o de lo que quieran.
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