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Guillermo Balbona
Miércoles, 19 de abril 2017, 08:11
La escritura no ha abandonado su vínculo con la vida. Lo suyo sigue siendo contar historias. De la pantalla al papel, del lenguaje audiovisual a los códigos de la novela. Hace ahora dos años el cineasta y escritor cántabro era elegido académico de la lengua. ... La vida del director de Feroz y autor de Gloria mía, Manuel Gutiérrez Aragón, discurre ahora entre la narrativa, la disciplina de la RAE, el guiño a determinados soportes y formatos y la mirada de reojo al cine. Dejó la dirección cinematográfica, tras Todos estamos invitados, casi al tiempo que comenzaban los síntomas de ese período negro que se ha convenido en llamar, por simplificación generalizada, crisis.
El próximo sábado, como avanzó este periódico, recibe el homenaje de la Feria del Libro de Santander y Cantabria. La Plaza Porticada es el escenario de esta nueva edición. El encuentro en la Feria, presentado por el director del Aula de Cine de la UC, Guillermo Martínez, incluirá una conversación abierta y coloquio con el público. En el transcurso del acto recibirá la distinción de los libreros.
El Pleno de la Real Academia Española eligió hace justamente dos años a Manuel Gutiérrez Aragón como nuevo miembro de la institución, quien pasó a ocupar la silla F, que quedó vacante tras la muerte de José Luis Sampedro. La labor del director de La vida que te espera se despliega en la comisión de cultura y una de sus actuaciones se centra en la revisión de las palabras y de los términos del mundo audiovisual. Para el creador cántabro el mayor reto ante una comunidad que ya integran más de quinientos millones es «mantener la unidad del idioma», dadas las variantes y desafíos de los diversos localismos y las adaptaciones en un tiempo de evolución tecnológica. Sobre la desaparición de las tildes de algunos términos, caso de guion en el terreno audiovisual, Gutiérrez Aragón (Torrelavega, 1942) resta importancia a las polémicas y dice convencido que, tras la aplicación de esos cambios, con el paso de tiempo nadie echa de menos la anterior forma. El académico cree que al cabo «hablamos de convenciones ortográficas que no influyen en la estructura del lenguaje y por tanto no afectan al pensamiento». El autor de Cuando el frío llegue al corazón, ya desde su discurso de ingreso en la RAE, ha profundizado en los vasos comunicantes entre la escritura y el cine.
Gutiérrez Aragón, autor de la película La mitad del cielo (Concha de Oro en San Sebastián) está inmerso en la escritura de su nueva novela, ha afrontado un guión, entre el encargo, la amistad y la nostalgia del oficio, y desarrolla su labor de académico a través de una intensa actividad. «Nunca pretendí ser un director que escribe o un escritor que dirige. Son dos vidas diferentes», confesaba Gutiérrez Aragón durante la presentación de su primera novela, La vida antes de marzo, hace casi una década. El director de Torrelavega, Premio Herralde, siempre ha sostenido que cine y literatura «son dos vidas diferentes». Desde que a finales de la pasada década decidiera abandonar la dirección no le ha temblado el pulso: «Puede resultar una sorpresa que un cineasta se pase a la literatura, pero la mayor sorpresa para mí fue ser cineasta cuando yo en mi adolescencia iba para escritor», ha reiterado en ocasiones. «No se deben tener dos profesiones», dijo, aunque su retirada del cine siempre estuvo acompañada de una sombra de duda: «No sé si es para siempre, pero de momento lo he dejado». Del cine, añade a menudo, «sólo echo de menos la promiscuidad de estar con gente; la literatura, en cambio, es un placer solitario».
Durante cuatro meses ha escrito un guión destinado a la nueva película de José Luis García Sánchez, que llevará el título de Cuando un amigo se va.
El encuentro de varias personas durante una cena con el hilo común de la crisis y la corrupción de fondo es el objeto de esta historia, «una especie de cenáculo del ibex 35», que ha permitido a Gutiérrez Aragón volver sobre uno de los pilares de su creación, la escritura de guiones para sí mismo o para otros.
Desde la pasión, el cántabro retrató A los actores, en su último libro, hace apenas dos años.
Durante buena parte de 2016 destinó su tarea a escribir su nueva novela ambientada en el valle del Pas. Tras el paréntesis temporal dedicado al guión, el cineasta de Demonios en el jardín ha retomado la narración que discurre en esa geografía literaria emocional, un lugar en el mundo, adherida al hecho narrativo de Gutiérrez Aragón. Más que una localización física y anclada en sitios y nombres, la referencia cántabra que presidirá su nueva novela El ojo del cielo es su título provisional es una atmósfera y un relato sobre la vida cotidiana. El cineasta y escritor, que protagonizará este verano uno de los foros más importantes y tradicionales de la UIMP, ha retomado su novela en la que narra y retrata a tres hermanas, que cuentan sus respectivas existencias. La ficción sitúa su historia en 2008, el año en que brotó la crisis, y avanza hasta el presente.
El personaje de un profesor, colaborador de un periódico, El Diario del Norte, es quien vehicula y articula la nueva narración del cineasta y escritor.
Precisamente el cineasta, que fuera distinguido con el Premio La Barraca, será este verano el eje de Artes, Letras y Ciencias: creadores santanderinos, curso de La Magdalena que abordará el retrato de su figura y obra, Mito y realidad, bajo la dirección de Enrique Bolado, director de la Filmoteca de Cantabria, con el patrocinio del Ayuntamiento de Santander y la colaboración de la Asociación Cultural Plaza Porticada.
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