Pogba, el florido 'cuadro' de la gala

Quién sabe si por tantas chanzas, mofas o críticas recibidas, o simplemente por una cuestión ligada más a lo crematístico, Messi decidió cambiar Dolce & Gabbana por Armani, firma también italiana que regresó a los cánones clásicos para que Leo luciera palmito en el día de su quinta distinción mundial. Messi exhibió un esmoquin negro, con pajarita a juego y camisa blanca. Aunque lo suyo es el regate y el desborde, no precisamente la imagen, esta vez Messi no dio tanto que hablar por su indumentaria. Ejerció en Zúrich de modelo discreto y elegante.

Pero ni el aspecto de Messi, ni el sombrero de Neymar, ni la espectacular figura atlética de Cristiano Ronaldo con su terno azul, ni el hijo de su compañero Marcelo...Tampoco la ropa de sport con la que los tres finalistas comparecieron en su conferencia de prensa conjunta, horas antes de pisar la alfombra roja. Quien más iluminó la fría Zúrich fue el francés Paul Pogba, elegido entre los centrocampistas en el once ideal de la FIFA. A diferencia de sus colegas de profesión, que se pasean y fotografían junto a sus imponentes novias o mujeres, el todoterreno francés de la Juventus, muy tierno él, se presentó con su madre. Dibujaron un 'cuadro' tan enternecedor como rimbombante. Imposible pasar desapercibido con ese esmoquin estampado en flores doradas, camisa blanca y pajarita y solapa de la chaqueta en terciopelo negro. Habría que darle un 'peine de oro', por hortera, al peluquero que le hace las dos rayas en el pelo a Pogba.

Ante semejante espectáculo, pasaron desapercibidos los presentadores, la periodista inglesa Kate Abdo y el actor norirlandés James Nesbitt, conocido por su papel de Bofur en la trilogía cinematográfica de 'El Hobbit'. Se quedó sin la respuesta de CR7 cuando, entre risas, le preguntó cuándo volverá al Manchester United. Hasta la mirada de Antonella a su amado Leo pasó a un segundo plano cuando Kaká, el último Balón de Oro antes de la dictadura Cristiano-Messi, le coronó rey del planeta. Mejor no referirse a los escotes para evitar caer en tics machistas tan viejos como el futbol.