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igor barcia
Sábado, 6 de agosto 2016, 22:29
Ha sido una pena porque tenía piernas para una medalla. El último lamento de un corredor, Joaquim Rodríguez, tan extraordinario como poco afortunado en los grandes momentos. Su trayectoria está plagada de triunfos tan sonados como dolorosas derrotas. Y este sábado, en su despedida del ... ciclismo, el destino no quiso tener un guiño final con el corredor catalán. Ni siquiera en su última carrera, a sus 36 años y en un escenario como los Juegos Olímpicos, Joaquim Rodríguez tuvo esa pizca de suerte que le ha faltado a lo largo de los años para alcanzar un gran éxito que sin duda ha merecido. Tan cerca de las medallas y tan lejos de ese podio que ocuparon Greg Van Avermaet, Jacob Fuglsang y Rafal Majka.
A un puñado de segundos, esprintó para quedarse con un buen sabor de boca en su adiós, satisfecho consigo mismo por haber alimentado sus opciones en los momentos más complicados para el equipo español durante la durísima prueba en línea de los Juegos. Alargó su candidatura hasta el final, pero el destino no tenía preparado un final épico para Purito. Por última vez, el ciclista del Katusha disparó al poste. Quinto.
Y no se puede decir que el catalán se despida del ciclismo por la puerta de atrás. A sus 36 años, Purito acumula victorias de prestigio, hasta nueve etapas en la Vuelta a España, tres en el Tour y dos en el Giro, ha ganado dos Giros de Lombardía, una Vuelta al País Vasco, una Flecha Valona, dos Voltas a Catalunya, ha sido plata y bronce en el Mundial de ciclismo en ruta y ganador del UCI World Tour en 2012 y 2013. Pero como él mismo se ha encargado de recordar y alimentar, siempre le quedará ese aroma de ciclista fatal, de lo que pudo ser y no fue. Si no hubiera tenido tanta mala suerte en mi carrera..., suele decir el desde ahora exciclista catalán.
Joaquim Rodríguez, al igual que Alberto Contador y Alejandro Valverde, ha subido al podio en las tres grandes vueltas, pero que no le ha puesto su nombre a ninguna. Tuvo un Giro de Italia en la mano (2012) y se lo quedó Ryder Hesjedal, un ciclista lejos de su altura al que no descolgó en la última jornada de montaña y le derrotó en la crono final de Milán, cuando el catalán había portado la maglia rosa durante diez días y había ganado dos etapas. Ya tenía la Vuelta a España de aquel 2012 y tras haber sido líder 13 días y ganar una etapa la dejó escapar en aquella maravillosa etapa de Alberto Contador camino de Fuente Dé. También ocupó la tercera plaza del Tour de 2013, pero aquel podio sí que tuvo sabor a recompensa.
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