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Marco García Vidart
Viernes, 2 de septiembre 2016, 07:23
Un poco menos de cuatro meses, en la Nochevieja de este año, pocas personas en este mundo brindarán con más motivo para despedir a 2016 que Ruth Beitia. Y quizá con un punto de pena. Que no se acabe, pedirá la santanderina. Que toda su ... vida sea un 2016. Porque este año ha sido el suyo. Con letras mayúsculas. Doce meses que la han encumbrando, directamente, al olimpo de este deporte. A los grandes hitos ya conseguidos en este 2016, con ese oro en Río de Janeiro que eclipsa todo lo demás, la campeona olímpica añadió ayer otro motivo más para esa alegría perenne que luce. En la Wetlklasse de Zúrich, una de las mejores reuniones de atletismo del mundo, la cántabra se impuso y certificó así a lo grande su segundo triunfo consecutivo en la Liga de Diamante, la competición que engloba a los mejores mítines del planeta. Si el año pasado ya era algo inédito en toda la historia del atletismo español, para describir otro triunfo seguido ya cuesta encontrar las palabras adecuadas.
Para un atleta, competir en el estadio Letzigrund de la ciudad suiza es como dejar a un crío en una inmensa tienda de juguetes. La Weltklasse se celebra desde 1928 y por esa pista ha trotado, lanzado y saltado lo mejor del atletismo mundial ante un público entendido a más no poder. Es un estadio fetiche sobre todo para los velocistas, pero muchos atletas del mundo tienen al Letzigrund como una suerte de catedral de su deporte. «Junto al estadio Rey Balduino de Bruselas, el Letzigrund es el mejor del mundo para una competición de atletismo». Palabra de una campeona olímpica santanderina.
Spencer, única rival
Por eso, tras un 2016 de ensueño, con una medalla de oro olímpica recién ganada y con una ventaja más que de sobra para ganar la general de la Liga de Diamante, es de suponer que Beitia disfrutó como nunca ayer en Zúrich. La competición de altura empezaba en 1,81. Una altura sobre la que la santanderina no suele empezar a saltar. Sí lo hizo la atleta de Santa Lucía, Levern Spencer, la única rival de Beitia por un título de la Liga de Diamante que tenía casi como una utopía. La caribeña tenía que ganar y que Beitia, vencedora este año de cuatro reuniones cinco con la de ayer fuese quinta o peor clasificada. Una quimera.
Beitia empezó en 1,86, la siguiente altura estipulada. Y por ahí el concurso iba más o menos tranquilo. Pero en la siguiente altura, apenas 1,90, lo especial de este año olímpico empezó a pesar como una losa. Con la preparación enfocada a los Juegos de Río, en estos días extra en los que el cuerpo y la mente suplican unas vacaciones, las piernas pesan como el plomo. Y las x empezaron a aflorar en el concurso. A Spencer comenzó a hacérsele de noche en Zúrich. Dos nulos y lo pasaba al tercer intento.
En apenas 1,93, Beitia inscribió su nombre por segunda vez en un diamante. Y no sólo porque volase otra vez por encima del listón a la primera, sino porque Levern Spencer decía adiós al concurso. Junto a la cántabra, sólo sobrevivían otras tres atletas, con algún nulo al menos todas ellas: la sueca Sofie Skogg, la estadounidense Inika Mcpherson y la polaca Kamila Licwinko. La búlgara Mirela Demireva, plata en Río, renunciaba a esa altura y se citaba con sus rivales en 1,96.
De nuevo y van unas cuantas veces seguidas, la cántabra asestó el mazazo definitivo. Iba primera con solvencia por menor número de nulos, pero su vuelo al primer intento por 1,96 echó el cierre a la competición. Nadie pudo pasar por encima de ese listón más que la campeona olímpica, que al igual que hizo el sábado en París, volvió a realizar tres tentativas para igualar su récord de España, esos 2,02. Los tres fueron nulos. Algo que dejar para el año próximo.
Y tras el último derribo, llegó la emoción por haber ganado en un estadio mítico donde no había vencido nunca; la de su segunda Liga de Diamante... Pero también la de la plata en el Mundial de Pista Cubierta, la del tercer Europeo seguido al aire libre y la de ese oro olímpico. En el estadio Letzigrund salieron a relucir todos esos grandes momentos que han hecho que este 2016 haya sido el año de Ruth Beitia.
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