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Víctor González (El Astillero, 1994) ya es un bolista de élite. Probablemente ya lo era desde mucho tiempo antes, pero el sensacional Campeonato de España que cuajó el viernes, en que sólo tres bolos le separaron del título y obligó a Salmón a una sensacional última mano, le han dado la confianza necesaria para dejar de ser considerado una promesa y convertirse en lo que ya estaba llamado a ser: una figura de los bolos.
Graduado en Administración de Empresas, González ha crecido al abrigo de las dos peñas que ha dirigido su padre, Nel González. Anievas, pueblo de donde procede la familia y que da nombre a la empresa que dirige. Por otro Peñacastillo, peña con la que ya se proclamó campeón de Liga con apenas veinte años y en la que aspira a seguir creciendo como lo ha hecho, humana y laboralmente, un joven y reservado tirador que ha superado viejas incertidumbres para vivir en 2017 su gran año.
-Solo tres bolos le han separado del Campeonato de España ante un mito como Jesús Salmón. Una vez se llega a la final siempre sabe a poco no ganarla, pero ¿se esperaba una competición como la que hizo en Treceño?
-No; claro que no me lo esperaba, pero siempre tienes la ilusión de estar ahí; para eso juegas a los bolos. He estado muy bien todo el año y con mucha confianza, así que piensas en ello, pero esperarlo no, claro que no lo esperaba. Por eso estoy tan muy contento.
-Vaya última mano dejaron tanto usted como Salmón para decidir el campeonato.
-Pues sí; después de lo mal que empecé, al final fui remontando lo que parecía una ventaja casi imposible de salvar, rematé bien el final del campeonato y tuve mis opciones.
-Tantas que obligó al camargués a marcarse un jugadón.
-Sí, mandar a 17 para ser campeón de España es complicado aunque no lo parezca, porque exige mucha seguridad, pero si hay alguien que lo pueda hacer es él.
-¿Qué ha cambiado del Víctor González dubitativo de hace dos años al de ahora?
-Al final todo se logra con constancia y sacrificio. A base de seguir luchando he conseguido dar un salto en mi juego y creo que he mejorado bastante. Después estar ahí arriba y ver que puedes ganar concursos y torneos te da mucha confianza y seguridad en ti mismo para saber que puedes jugar mejor.
-Vaya diferencia con aquel tirador que se planteó incluso dejar los bolos.
-Bueno, fueron momentos de calentón, pero tampoco me planteé dejarlos del todo. Fue un año duro -2015- que quería que acabase lo antes posible y al final lo pude superar.
-De modo que ha superado aquellas inseguridades de hace unos años...
-Seguro. Yo trato de concentrarme mucho en la bolera y cuando he ido jugando más concentrado he conseguido un mejor juego. Igual desde fuera parece algo pesado o que tardo demasiado, pero es que me he dado cuenta de que si estoy de verdad concentrado rindo mucho mejor.
-Parece que ha dado con la fórmula, porque el viernes no solo pudo con la presión, sino que se la trasladó a Jesús Salmón cuando en camargués parecía tener la competición ganada. ¿De verdad no tiemblan las piernas ante Salmón, en una final del Campeonato de España y en un pabellón repleto?
-Yo lo veía otros años desde fuera y pensaba lo mismo: 'No sé cómo pueden aguantarlo'. Siempre decía que hay que ponerse en situación y ver lo difícil que es; la presión que supone. Pero este año lo he vivido desde dentro y no me temblaban las piernas ni me he puesto nervioso. Al contrario; he estado muy cómodo y muy a gusto. Es una sensación muy bonita. La verdad es que me he sentido muy bien y no me lo esperaba.
-Se ha convertido en la gran figura joven de los bolos; el prometido relevo a una generación quizá irrepetible...
-Yo no pienso en eso. Solo pienso en seguir haciendo las cosas bien, como este año y a finales del pasado, y estoy seguro de que así llegarán muchos más títulos.
-Este verano ha demostrado que puede ganar mucho concursos del Circuito, pero sigue a la espera de un gran campeonato. ¿Son los deberes para 2018?
-Por supuesto, la ilusión de cualquier jugador es proclamarse campeón de España. El de Cantabria también es muy importante; está claro, pero ganar el Nacional es lo más grande.
-¿Y le ha costado mucho compatibilizar los bolos con la exigencia de los estudios universitarios?
-Lo compagino más o menos bien. La carrera la tengo ya terminada y aunque hay un par de meses es que es bastante complicado, más o menos me organizo. Como se suele decir, hay tiempo para todo. Ahora estoy pensando en empezar a estudiar un máster, pero todavía no lo tengo del todo claro.
-Porque lo de vivir de los bolos es casi una misión imposible, al contrario de lo que pueda pensar el público...
-Por supuesto. Al final tienes que tener una preparación y unos estudios, porque está claro que de los bolos no se vive.
-Solo un matiz, ¿y si llega a figura como los Óscar y Salmón?
-Bueno... pero para vivir de ellos todavía no. No puedes depender de ellos ni dejarlo todo en manos de los bolos, porque te puede llegar una lesión o cualquier otro problema, y si lo tienes que dejar, ¿qué haces? Tienes que tener tu preparación y pensar en un buen trabajo en el futuro.
-De modo que ahora sí que hay Víctor para mucho tiempo. Para muchos años o décadas...
-Sí, ojalá siga saliendo así y mejorando poco a poco para seguir optando a títulos.
-¿Tras este 2017 se plantea el próximo curso de forma más ambiciosa?
-No; igual que este. Iré paso a paso. Quiero empezar bien la temporada, que es lo que da confianza para estar ahí lo más arriba posible.
-¿Y se imagina ganando otra vez la Liga, como en 2014?
-Es algo muy difícil, pero este año ya lo hemos luchado mucho en la primera vuelta y a pesar mala segunda mitad de competición hemos conseguido quedar subcampeones, que está muy bien. Sabiendo que el favorito es Hermanos Borbolla todo se puede intentar.
-Han inaugurado una nueva saga familiar con dos generaciones y dos hermanos, algo que no se veía desde los Rodríguez
-Bueno; sí, pero no es comparable. Por lo de un padre y dos hijos sí, pero todavía queda mucho; mucho que aprender.
-Su hermano José Manuel jugará el año que viene en Puertas Roper. ¿Piensa en aquella oferta de los de Maliaño que rechazó a finales de 2014?
-No pienso en eso. Ahora pertenezco a Peñacastillo y sólo pienso en eso.
-Al margen de su edad, también llama mucho la atención su estilo en el tiro. ¿De dónde sale?
-No lo sé. Es una posición que tengo de forma natural. Me empezó a salir así hace ya unos años, y la verdad es que desde fuera es muy espectacular, pero me sale de forma instintiva. De hecho, si intento no levantar el brazo no me saldría.
-¿Si le pregunto por otros bolistas jóvenes que pueden dar el relevo a las figuras me dirá los habituales?
-Es que son los que ya conocemos todos: Gabriel Cagigas, Mario Pinta, Chin Velasco, mi hermano José Manuel, Jairo Arozamena y alguno más. Son los jóvenes que hay ahora y eso es por algo.
-Y ahora que se ha convertido de pronto en cabeza de generación, ¿se ven capacitados para desbancar a la generación de los setenta?
-Se lleva mucho tiempo hablando de eso; de si no les queda mucho tiempo en la élite, pero al final siempre están los mismos, así que no hay que adelantarse.
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