Y en la mochila, un ángel de la guarda

Las montañas siempre desprenden un halo de misterio. Son impredecibles hasta para los más avezados; Los Alpes le ponen un precio a su conquista y cualquier ayuda es poca. La expedición de El Diario Montañés que el próximo miércoles recorrerá buena parte de las entrañas de la cordillera más alta de Europa en el Tot Dret –la versión reducida del Ultra Trail Tor des Geants, y que consta de 130 kilómetros– compuesta por Pablo Criado (corredor de élite y guía de montaña) y Marcos Menocal (redactor de Deportes), parte con un as en la manga; un pequeño ángel de la guarda en su brújula. Se llama Millán y se apellida Criado. El padre del consumado especialista que será el guía en esta aventura periodística y humana es un apoyo fundamental en todas las proezas de Pablo y en esta ocasión también formará parte de este proyecto.

«Es mi secreto», reconoce el vástago de la saga. Millán será el asistente personal. Dará avituallamiento, apoyo logístico y moral durante lo que dure el reto. «Empezamos a hacerlo en una carrera y nos fue bien. En el Tor des Geants son 335 kilómetros y tres noches en las que pasa de todo. Yo le llevo la comida, ropa de abrigo por si llueve o nieva para que se cambie, líquidos… Trato de ayudarle en todo y esta vez haré lo que se pueda», señala la tercera pata del banco en este desafío.

Millán no correrá o mejor dicho no se pondrá el dorsal ni probablemente –salvo sorpresa– empuñará unos bastones, pero completará más del triple de kilómetros que Pablo y Marcos y tampoco tendrá mucho tiempo para entretenerse. «Es un poco estresante (risas). Yo voy con el coche de valle en valle al encuentro de ellos mientras ellos ascienden los picos. Haré más de 300 kilómetros. Hay veces que tengo que acceder a zonas un poco difíciles para cruzarme con ellos, por eso hay que hacerlo rápido y sin despistes». El mayor de los Criado, otro amante de la montaña, es la persona que más ganas tendrá de ver a los dos intrépidos miembros de la expedición de El Diario. Será el encargado de quitarles la mojadura, el hambre, el frío y, quién sabe, el temor. «Desde luego que nos lo hará mucho más fácil. Será un estímulo saber que en 20 o 30 kilómetros le vamos a ver y nos va a ayudar en lo que sea. Parte del éxito de esta historia será también de él», explica Menocal, que admite que sin Millán «ahí arriba nos sentiríamos, yo al menos que no estoy tan acostumbrado, mucho más solos».

El ángel de la guarda particular de los dos corredores llevará, por un lado, la comida energética. «Lo preparo ordenadamente porque en cada avituallamiento va todo muy rápido. Las barritas de varios sabores, los geles recuperadores, la bebida isotónica, la bebida enriquecida con hidratos...». Por otro y siguiendo los gustos y preferencias de Pablo, también lleva otras comidas más de casa. «Para recargar le gusta el arroz con leche, las papillas de los bebés o los potitos. Son comidas muy energéticas que se digieren bien y se agradecen cuando llevas tiempo comiendo tantos geles». Millán se convierte en un Arguiñano al uso.

Pablo y Marcos llegarán a su encuentro y allí se pondrán en manos del jefe de expedición. «Si vienen con frío les colocaré ropa de invierno para que se sienten un poco y no se queden fríos; una cazadora por encima, una manta... Lo que sea. Les preguntaré qué quieren y se lo acercaré. Si quieren cambiarse de calcetines o zapatillas, lo tendré preparado. Si nieva o se complica es cierto que a los diez minutos volverán a estar mojados, pero por dentro tardarán un rato en tener frío», indica Millán al tiempo que esboza una pícara sonrisa que esconde un conocimiento exhaustivo de lo que les espera.

No tiene claro cuantas veces aparecerá en el camino de Pablo y Marcos, como si de un espejismo se tratase. «Si son diez, mejor que nueve», añade. Buena parte de los dos podios que Pablo consiguió en la versión larga de esta carrera (Tor des Geants, 335 kilómetros) se debió en parte a que su padre fue su motivación. «Ahí arriba ver una cara amiga te da gasolina para un buen rato», advierte. Además de todas las labores logísticas y psicológicas, a Millán le tocará llevar la bandera de El Diario hasta Gressoney donde muchas horas después tratará de envolver a sus dos compañeros de cordada. Y por si fuera poco, también le tocará ejercer de cámara y periodista improvisado para inmortalizar los momentos que se viven en cada avituallamiento. Todos esos testimonios podrán ser seguidos a través de la página web de El Diario Montañés al instante. Un añadido más al proyecto de contar desde dentro la carrera italiana.