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Sergio Herrero
Domingo, 3 de enero 2016, 16:31
Dos veteranos aficionados del Coruxo rememoraban otros tiempos en la puerta del campo de O Vao. «Por fin llueve en Galicia. Hoy se verá fútbol del norte», vaticinaba uno de ellos. Tras varias semanas de falso invierno en la Cornisa Cantábrica, de incendios y calor, la lluvia y el fútbol volvieron para el Racing. Pero el fuerte ritmo imprimido por los verdiblancos en la última fase del año se vio quebrado en su visita al conjunto gallego. Derrape. Dicen por estas tierras que «nunca choveu que non escampase». Sin embargo, el Racing se ahogó en el charco.
El estado del campo, con mucho agua, que hacía el juego rápido en algunas zonas y lo ralentizaba en otras, condicionó el planteamiento, primero, y el juego, tras el pitido inicial. Solo iba a favorecer al que aprovechase los errores rivales. Finalmente, Pedro Munitis arriesgó poniendo a Álvaro Peña y Fede San Emeterio en el once inicial. Entre algodones toda la semana, el cántabro y el vasco, ante tantas ausencias obligadas, se hacían aún más que necesarios en el equipo racinguista. Sin embargo, se pudo ver que el de Sierra de Ibio no estaba al cien por cien, ya que evitó, por sus molestias en el hombro, efectuar los saques de banda. Por otro lado, y como estaba previsto, Isma Cerro fue el elegido para sustituir a Dioni y acompañar a Coulibaly en la zona de ataque.
La consigna cántabra era clara. Fútbol directo y la velocidad de Óscar Fernández y Migue García por las bandas como principal arma. Ese balompié norteño. No estaba el césped para florituras. Mientras tanto, los gallegos, precavidos, apostaron por buscar una contra matadora.
Los locales se mostraron mucho más imprecisos en la línea de zagueros durante los minutos iniciales, pero los de Pedro Munitis no acertaron a castigar el fallo ajeno. De hecho, las mejores ocasiones de la primera mitad fueron para los vigueses. Como el remate de Raúl Medina, a la salida de un córner, que se marchó directo a las manos de Óscar Santiago.
El Racing metía una marcha más cuando sus velocistas entraban en acción. Coulibaly lideró una peligrosísima contra, culminada con un roscado pase paralelo a la frontal del área que salvó a los defensas gallegos. Migue García, que llegaba solo en el segundo palo, no fue capaz de controlar. Oportunidad perdida.
Óscar Fernández, por la derecha, estuvo intermitente, pero cuando apareció, fue el futbolista cántabro con más peligro. El de Piélagos caracoleó por su banda, se deshizo de dos rivales, mas cuando encaró al meta Brais, su duro lanzamiento se marchó por encima del larguero.
El Racing se quedó sin respiración tras botar un córner a favor. Grave error. El despeje de la defensa gallega le cayó a Borja Docal, quien cerraba en la jugada a balón parado. El lateral se confíó al intentar regatear a Ortiz y el delantero le arrebató la pelota. Se plantó solo ante Óscar Santiago e, inexplicablemente, mandó la pelota fuera. Alivio. Un disparo raso de Armental, que se marchó a la derecha de la portería visitante, puso el broche ofensivo a un primer tiempo de más respeto a las condiciones que al propio rival.
Intensidad y carácter
Tras la reanudación, el partido continuó bajo las mismas directrices. Ambos conjuntos querían ganar, pero, sobre todo, lo que ninguno quería era perder. Y ese temor marcó también una segunda parte en la que la intensidad en cada balón dividido fue protagonista. El presupuesto, la calidad o el nombre, en O Vao, no iban a ser tan determinantes. Cuestión de carácter.
Intentos
Poco a poco, con el paso de los minutos, el Coruxo se iba metiendo atrás. A la cueva. El Racing, entre la maraña defensiva gallega, trataba de encontrar unos huecos que aparecieron con cuentagotas. Coulibaly lo intentó desde lejos, con un tiro, muy duro, con la escuadra como objetivo. No hizo diana.
El senegalés lo volvió a intentar. Una galopada suya en diagonal le llevó hasta la frontal del área, donde su disparo no encontró portería y se marchó, raso, cerca del poste derecho de Brais. Óscar Fernández, solo en el segundo palo, se quedó con las ganas de marcar un gol que se le sigue resistiendo.
A pesar de todo, el canterano fue el mejor del conjunto racinguista. Y dejó grandes detalles de calidad, como en la contra que llevó a cabo junto a Coulibaly. El africano cambió hacia la banda derecha, donde Óscar Fernández, con un sutil toque de tacón, sentó a su marcador. El posterior servicio atrás lo conectó su compañero. El remate se fue lamiendo la cepa del poste. Del posible tanto racinguista se pasó, por la vía rápida, a la derrota de los de Pedro Munitis.
Paulino Miguélez
El técnico apostó por dar minutos al joven Paulino Miguélez y, cuando la promesa verdiblanca aún no había entrado en calor, el Coruxo iba a aprovechar un despiste en la zaga cántabra para poner el partido patas arriba. Una combinación en la frontal del área racinguista la culminó Adrián Armental, cuyo remate final superó al guardameta Óscar Santiago.
Era el minuto 79 y el tanto local dejó al Racing en paños menores y calado hasta las trancas. Sin capacidad de reacción. El entrenador del Barrio Pesquero dio entrada a Chus Hevia en el campo en sustitución de Borja Docal, dejando una defensa de tres. A la desesperada. El intento fue en vano, porque los montañeses apenas pudieron llegar a la meta local en balones bombeados al área. La única acción con alguna opción de encontrar premio fue un tiro muy forzado de Coulibaly, que superó al arquero, Brais, pero se encontró con el cuerpo de un defensa.
No hubo tiempo para más y, con el pitido del colegiado, el Racing pereció definitivamente. Su rival había sabido moverse mejor por un terreno de juego que no beneficiaba a ninguno de los dos equipos. Los cántabros tendrán que seguir esperando para batir aquel récord de hace 22 años:ocho triunfos consecutivos. Si nadie lo remedia, estará vigente durante mucho más tiempo. Lo único positivo de la jornada es que, dentro de lo negativo de la derrota, el naufragio del líder, el Racing de Ferrol, frente al colista Astorga permite a los santanderinos mantenerse a los mismos seis puntos de distancia, aunque, a esta fiesta por el título se han vuelto a autoinvitar la Unión Deportiva Logroñés, la Cultural Leonesa y el Pontevedra. La cabeza se aprieta.
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