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Sergio Herrero
Domingo, 1 de mayo 2016, 16:41
Si el Racing de Ferrol no queda campeón del grupo I de Segunda División B esta temporada será un absoluto fracaso, después de una campaña en la que el conjunto gallego ha marchado primero desde la séptima jornada de la competición. Pero también será un ... fracaso si el Racing, el nuestro, el de Santander, no termina la Liga encabezando la clasificación, porque las facilidades otorgadas por su máximo rival en los últimos compases han sido enormes. Alfombra roja. Y eso que los de Pedro Munitis no andan sobrados de méritos. Ayer, con los justos, superaron a un flojo Compostela que salió de los Campos de Sport descendido a Tercera División. Tan justos, tan justos, que los verdiblancos acabaron pidiendo la hora ante la incredulidad general. Por eso, la victoria es un consuelo. Porque tras presenciar lo de ayer y otras actuaciones anteriores, muchos se preguntan si el Racing ha hecho méritos suficientes para volver a Segunda División quizá los esté haciendo el intratable Tudelano. El próximo sábado tiene una buena oportunidad para remendar su maltrecha imagen, que emborrona unos números que, desde la undécima jornada, son de equipo campeón. Aprovechada por fin la cortesía del líder, el Racing viajará a A Malata a solo dos puntos del objetivo. Se avecina el partido más importante del campeonato.
En la alineación racinguista no hubo más novedades que las obligadas por la lesión de Fede San Emeterio y las sanciones de Dioni y Óscar Fernández. Borja San Emeterio, en el lateral diestro, Dani Rodríguez, por delante de él y Coulibaly en la delantera, junto a Pumpido, fueron los elegidos.
El problema no es que el Racing cambiase de hombres por las exigencias del guión. Lo preocupante es que saltó al césped con una intensidad completamente distinta a la de la semana anterior en Villaviciosa, que tan buen sabor de boca dejó en la parroquia verdiblanca.
Aún no se había llegado a la media hora de juego cuando la grada empezó a ponerse nerviosa. La ambición de Les Caleyes no fue más que cosa de un rato. Como la espuma de la sidra. Efímera. El Racing volvió a mostrar el mismo problema de siempre. Las actitudes positivas no tienen continuidad en esta plantilla. Si apretó al Lealtad desde el minuto 1 con la intención de llevarse los tres puntos, ayer, de inicio, volvió a ser el equipo especulador que acaba impacientando a su afición. Y eso que el Compostela llegó a El Sardinero con el agua al cuello. Peligro de muerte.
La primera mitad fue una siesta casi completa. Solo un remate de Coulibaly y dos cabezadas de Facundo Pumpido sacaron del letargo a un personal que parecía no jugarse mucho. Y eso que ambos se disputaban la vida. Los visitantes, en forma de permanencia, y los locales, buscando un ascenso que puede tener una incidencia brutal en que el club siga cumpliendo años de historia.
El senegalés se quedó solo delante del meta Pato tras un buen centro de Dani Rodríguez desde la derecha. Corría el minuto 15. Sin embargo, su remate fue manso hacia el portero. Por su parte, los avisos del argentino llegaron cuando más mosqueada andaba la platea. El de Olivos mandó una pelota al larguero en el minuto 37 a la salida de un córner. Apenas unos instantes después, el ariete se elevó sobre su marcador y cabeceó un centro de Coulibaly. La pelota cruzó el área mientras el guardameta gallego hacía la estatua, pero el cálculo falló y el cuero acabó chocando contra el palo. Como no podía ser de otra forma, ante las reservas del Racing para ir a por el partido, el flojo Compostela buscó sus opciones en el área contraria. Escasos argumentos, pero, visto lo visto, podían haber sido suficientes para haberle creado un problema grave a un Racing bastante tristón.
Casualidad o no, la presencia de uno de los olvidados de Pedro Munitis coincidió con el cambio de registro sobre el césped. Poco más tenía el técnico verdiblanco en el banquillo para probar algo distinto. Así, Isma Cerro sustituyó a Artiles y el extremeño se ubicó en ataque junto a Pumpido. Coulibaly se desplazó a la banda derecha. El chaval salió con ganas. Con más ambición que la vista hasta entonces sobre el césped. Y con él, llegó por fin la presión sobre el rival. Cerro fue protagonista de tres ocasiones prácticamente consecutivas. No tuvo suerte, pero, al menos, inyectó el miedo en el cuerpo a los santiagueses y metió en el partido a una grada ávida de buenas noticias. El problema es que fue tan efervescente como las bonanzas de este equipo y acabó el partido siendo apático e individualista.
Efervescencia
En ese momentáneo arreón racinguista llegó el tanto que a la postre sería decisivo. Borja San Emeterio prolongó un balón con el pecho, que recogió Coulibaly en la frontal del área. El senegalés buscó el hueco, batió al meta Pato e hizo las paces con un gol que le era esquivo desde hacía bastante tiempo. Un tiro de Isma Cerro que ya se estaba gustando demasiado en busca de la escuadra fue la última acción destacable por parte local.
El Racing dio entonces un paso atrás ya habitual cuando los de Pedro Munitis se ponen por delante. Otra cita puntual con el canguelo. Terminaron la contienda colgados del larguero. El pobre Compostela, matemáticamente descendido con una derrota o un empate, estuvo a punto de poner las tablas en el marcador aprovechándose de los apuros que los locales se hicieron pasar a sí mismos. Ansiedad, nervios, conservadurismo, especulación... Puede bautizarse de mil maneras, pero, para un equipo que aspira a ascender a Segunda División, es imperdonable. Solo Óscar Santiago, que salvó la debacle en dos ocasiones a remates consecutivos de Fondevila y Chiño, estuvo a la altura. En la grada no sabían si pitar, desabrocharse el primer botón de la camisa, llorar o marcharse directamente para casa. Entre el agobio y el mosqueo generalizado, y con los once jugadores del Compostela metidos en el área verdiblanca, el pitido final del colegiado fue como cuando suena la sirena del colegio el último día del curso antes de las vacaciones. Un alivio.
El mal partido indigestó a más de uno la comida del Día de la Madre. Por fortuna, cenarán sonrientes pensando en la visita a Ferrol. Quién le iba a decir al Racing, que llegó a estar a años luz del líder, que iba a afrontar la jornada 37 del campeonato con opciones de alzar el título liguero. A dos puntos de la cabeza todo se ve mucho más claro.
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