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Sergio Herrero
Domingo, 15 de mayo 2016, 16:35
La última jornada del curso siempre tiene un sabor especial. Especialmente cuando hay algo en juego. Las esperanzas de sacar la matrícula de honor van creciendo en los días previos al examen final y no se esfuman hasta que todo está perdido. Mariposas en el ... estómago. Y eso que en el fútbol está claro que, quien no ha hecho los deberes antes, tiene complicado cambiar las tornas in extremis. Pero este Racing, capaz del mayor de los sufrimientos y de la más importante de las gestas en apenas unos meses, hizo lo que nadie esperaba. Campeón sobre la bocina. Con un mejor regusto si cabe. La victoria ante el Coruxo y la sorpresiva derrota del líder, el Racing de Ferrol, en Astorga (2-1) hicieron posible la alegría máxima en El Sardinero. Lo decía Borja Granero después del empate de A Malata: «Lo mejor está por llegar». El ascenso, el regreso al lugar al que el Racing nunca debió dejar de pertenecer está un poco más cerca. A solo una eliminatoria de distancia.
Este domingo, por fortuna, no hubo que acordarse de los «goles de chiste» de Tafalla, de la paparda de Cáceres o de la rodilla fortuita de Ferrol. Ssolo hubo recuerdo para el Astorga, que, pese a caer a Tercera División, cumplió con su cometido y le echó una mano al cuello al hasta ayer perenne líder. Los maragatos murieron de pie y, de paso, le pusieron a los cántabros el título en bandeja. Porque esta temporada ha sido como esa etapa de una gran vuelta ciclista en la que el corredor que demarró nada más darse la salida es alcanzado en la recta de meta. Desenlace cruel. Sí. Pero alguna vez debía tocar reír en unos Campos de Sport sembrados de desgracias y disgustos.
El Racing de Ferrol marchaba en primera posición desde la jornada 7. El campeón no fue líder nunca antes. No importa. Lo relevante es no cómo se hace sino cómo se acaba. Evaluación continua. Y los de Pedro Munitis, a lo largo de la campaña, han sido como ese alumno talentoso que ha estudiado dos días antes para el test definitivo. El Racing de Ferrol, mucho más aplicado desde el principio de curso, se ha pasado de vueltas. A los gallegos se les ha hecho muy largo. Como a Australia el pasado Festival de Eurovisión. El campeonato de la regularidad es así.
El Racing de este domingo ya tenía poco que perder y mucho que ganar. Después del sinsabor de Ferrol, en esta ocasión se trataba de hacer los deberes y esperar el milagro. Por eso los cántabros salieron desde el minuto 1 a superar a un Coruxo que hacía tiempo que había confirmado su aprobado. Durante los primeros 45 minutos, los locales dejaron una muy buena imagen. La de un aspirante de verdad. Y desde los compases iniciales empezaron a llegar las ocasiones verdiblancas. Aunque en las gradas, en los banquillos, en el palco y en la zona de prensa había exceso de información. Dos escenarios distintos a los que estar atentos.
Para los incrédulos de la posible gesta, que eran mayoría en los Campos de Sport, las esperanzas se multiplicaron en el minuto 30, cuando Óscar Fernández puso por delante al Racing. Coulibaly inició la galopada y se coló en el área gallega. Un zaguero cortó el avance, pero el rechace le cayó al canterano, quien golpeó con rabia la pelota y la incrustó en la meta gallega. El Racing, desde ese momento, se convertía en campeón virtual. En Santander, el guión marchaba favorable. Sin embargo, por el momento no había noticias desde Astorga.
Los cántabros siguieron a lo suyo. Coulibaly, este domingo el mejor del Racing, pudo hacer el segundo. Pero el gol que esperaban todos los racinguistas llegó en el minuto 39 de una tarde de auténtico infarto. El talentoso David Bandera marcó de penalti para adelantar al Astorga frente al líder. Sin duda, el tanto más celebrado de toda la temporada en los Campos de Sport. El Racing de Ferrol debía hacer dos goles para darle la vuelta a la tortilla. Alcanzado el descanso y con 45 minutos por delante, era mejor no lanzar las bufandas al vuelo.
Nada más producirse la reanudación, el Astorga anotó el segundo. Los racinguistas se frotaban los ojos. El título estaba ahí. Pero el Racing no había cerrado su partido y, con el paso de los minutos, el miedo a perder y los nervios fueron creciendo sobre el césped y en la platea.
Los de Pedro Munitis dirigidos por Gonzalo Colsa ante la sanción del primer entrenador verdiblanco perdieron gran parte de la posesión y, pese a que el Coruxo apenas creo peligro, la incertidumbre rondaba el ambiente. Y eso que Coulibaly pudo sentenciar la contienda. El disparo del senegalés pasó por debajo de las piernas del meta Fernando, pero un zaguero gallego salvó bajo palos el que podía haber sido el tanto de la tranquilidad. También Isma Cerro, con un remate acrobático que el meta visitante despejó con una gran parada.
El Racing de Ferrol había recortado distancias en Astorga (2-1). Parecía imposible que, en menos de diez minutos, el anterior líder marcase los dos tantos que necesitaba. Pero los recuerdos del descenso del año pasado en Albacete están aún muy frescos. El pitido final en La Eragudina alivió gran parte de la tensión. «¡Vamos, dale, Racing. Vamos, campeón!», coreó toda la grada de los Campos de Sport. Al unísono y, ahora sí, con las bufandas girando en el aire, justo cuando el colegiado señaló el término de un campeonato larguísimo, irregular e intenso, pero, lo más importante, con el final más feliz posible. «Lo mejor está por llegar», vaticina Borja Granero. Reus, Murcia o Madrid. El ascenso, la vida, se juará allí.
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