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Marcos Menocal
Domingo, 15 de mayo 2016, 22:41
De repente: «¡Bien, bien!». Los gritos espontáneos de la grada sorprendieron a los jugadores, a los del Racing y a los del Coruxo, que miraban extrañados al público y a sus banquillos buscando una explicación. El acto se repitió en dos ocasiones, tantas como goles ... marcó el Astorga al Racing de Ferrol. El resto ya es una historia de alegría desbordada. Aplausos, ánimos, gritos y abrazos. Muchos abrazos. La afición del Racing volvió a celebrar una tarde de esas muchas que se vivieron antiguamente y que tanta falta hacía.
Los prolegómenos del partido fueron de incertidumbre y euforia muy contenida;el transcurso del partido de nervios y desesperación y el final de júbilo desatado. En La Gradona de los Malditos, que es donde se marca el ritmo de animación, se produjo una explosión total cuando el equipo se acercó a agradecer su apoyo. Fue el momento más emocionante del día, tanto que nadie quiso perdérselo; desde el palco y el resto de zonas del estadio lucían los teléfonos móviles inmortalizando para el recuerdo el éxtasis de pasión verdiblanca. Hacía mucho tiempo que los aficionados no salían corriendo de El Sardinero.
Fuera, en la puerta por donde salieron los jugadores, se arremolinó la afición y los agasajó uno por uno. El racinguismo está huérfano de tardes como la de este domingo y quiere una más.
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