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Benito Ballent, Javi Pinillos, Manolo Cantudo, Ángel de Juana 'Geli', Javi Roncal, Ángel Blanco 'Gelucho' y José Ceballos, ayer sobre el césped de los Campos de Sport.
Los pioneros del ascenso
Fútbol | ascenso a 2ª

Los pioneros del ascenso

En 1991 el Racing cerró el curso de Segunda B regresando a la categoría de plata. Varios de aquellos jugadores subieron después a Primera en 1993

Sergio Herrero

Jueves, 19 de mayo 2016, 18:43

«Me recuerdo», como decía Terio, «que en Getafe lo pasamos muy bien». Quien bromea es Benito Ballent, el mítico Benito al que La Gradona, que aún no se llamaba así, sino sencillamente el Fondo Norte, cantaba una no menos mítica canción en los Campos de Sport.La misma canción que después heredaron Radchenko yBestchastnykh. Habla de TerioSomonte, quien fue utillero del Racing durante nada menos que 42 años.Y se refiere a un partido en el que elRacing se la jugaba.Más o menos como en esta eliminatoria.Un encuentro en Las Margaritas, que así se llamaba el estadio del Getafe, en el que un tanto en propia meta de Pombo devolvió a los verdiblancos a la categoría de plata tras su primera temporada en Segunda División B.

Aquella plantilla tenía un potencial poco frecuente para la categoría de bronce. No tanto por jóvenes comoCeballos, Esteban Torre o Geli, que con los años iban a convertirse en grandes baluartes del club, como por el puñado de futbolistas contrastados que se vieron de pronto enSegunda B.Es el caso de Gelucho, Juan Carlos, Benito y Pedraza, por citar cuatro ejemplos.Y a ellos se unió a final de temporada un internacional como Marcos.Así se gestó el ascenso del primer Racing que militó enSegunda B, si bien antes de que existiera esa categoría el club ya había jugado durante cuatro temporadas enTercera.

Un cuarto de siglo después la gran mayoría mantiene su relación conCantabria, algo no demasiado sorprendente si se tiene en cuenta que aquel equipo, a diferencia del actual, estaba repleto de canteranos. Incluso un navarro comoBenito ya era para entonces un racinguista impenitente.

Muchos siguen en su tierra, entre ellos los porteros, Ceballos yPinillos, y defensas como Javi Roncal, Gelucho y Cantudo, malagueño de nacimiento y cántabro. También centrocampistas como Juan Carlos García, Óscar Tejerina y Robert. Otros se labraron el futuro más lejos, comoJosé RamónRevilla, que vive en Murcia, mientras que Javi trabaja ahora enVizcaya. El mordiente de aquel equipo lo poníanJuanCarlos de Diego, que también conserva una vivienda enSantander; el citado Benito, que pese a residir en Navarra aprovecha cualquier ocasión para regresar a ElSardinero; Pedraza, que se dedica entre otros negocios a la intermediación y Marcos Alonso, cuya carrera como técnico le llevó a entrenar al Racing.

«Cierto parecido»

Ayer se dieron cita en los Campos de Sport siete miembros de aquella plantilla. Siete de los que colaboraron también en el ascenso de 1993 a Primera. Un histórico como José Ceballos ve «cierto parecido» entre ambas situaciones. La de 1991 y la actual. Pero sí que encuentra una gran diferencia entre ambas plantillas. «En nuestra época había mucho jugador de cantera, de la casa», y eso siempre le da un encanto especial al equipo. Sobre todo, de cara a la afición, una grada que, aunque más numerosa en la actualidad, siempre ha sido fiel según el exguardameta de Pámanes: «La gente siempre ha estado con el Racing. A veces no vienen al campo, pero siempre están muy pendientes del equipo». Por último, es optimista de cara a las posibilidades del conjunto verdiblanco de cara al play off que arranca el domingo. «Pero con cautela, si han quedado primeros de su grupo, es por algo», analiza. Javi Pinillos es afortunado. Vivió el ascenso del 91 como futbolista. Pero, además, estuvo presente como entrenador de porteros en el de 2014. Y afronta en ese mismo cargo el play off del próximo domingo. «Igual bato un récord si sumo tres ascensos desde Segunda División B», bromea. Él, que lo ve desde dentro, confía más que nadie en las posibilidades del actual equipo, aunque sabe que no será una tarea fácil. «Será bonito e intenso». Tanto a Ceballos como a Pinillos les tocó cubrir la portería en aquella histórica temporada.

Javi Roncal era uno de los más jóvenes de la plantilla del 91. «El ascenso fue una alegría inmensa», recuerda. Un salto de categoría forjado, especialmente, en «la ilusión» que aportaban «todos los chavales de Cantabria que llegamos al primer equipo». Lo que tiene claro de cara al domingo es que «el Racing es el equipo que no quería nadie en el sorteo». Por algo será. Otro de sus compañeros era Geli, quien espera que «desde este domingo y dentro de diez días el equipo ascienda. No a donde nos merecemos, que es a Primera División, pero vamos pasito a pasito». De aquel año 91 destaca sobre todo «los nervios y una responsabilidad importante». Ascender era una obligación, como lo es ahora para los actuales componentes del conjunto cántabro. Además, reconoce que «le da envidia el apoyo social que tiene actualmente el equipo».

Para Gelucho, «ahora empieza lo realmente importante». Él lo ha vivido y sabe de lo que habla. «Fue una época muy difícil porque, si no ascendíamos, el club tenía visos de desaparición». Suena a reciente. Valora el gran apoyo de la afición pero deja un recado: «Otros no apoyan tanto». Pero en general, los recuerdos de aquel ascenso son buenos, porque el desenlace fue el mejor posible. Algo que espera que se repita en las dos próximas semanas. Manuel Cantudo no tuvo tanta suerte aquel año. «Después de haber jugado prácticamente toda la Liga, al llegar la liguilla enfermé de hepatitis y tuve que ver los partidos desde la grada». Por eso, los recuerdos de aquella etapa son «agridulces». Al menos, el ascenso mitigó las molestias de la enfermedad. Para él, la premisa es «la unidad y el grupo. Para conseguir estos objetivos tienes que ser una piña, como nosotros lo éramos».

«Son recuerdos maravillosos de una temporada difícil. Conseguimos el objetivo y, después, todo lo demás lo ves de otra manera», dice Benito Ballent. Prefiere no hacer comparaciones sobre una plantilla y otra, pero su consejo es que «los chavales estén tranquilos y sepan defender la camiseta y el escudo que llevan». «Todo lo que consigan, se lo vamos a agradecer», concluye.

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