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Sergio Herrero
Domingo, 12 de junio 2016, 09:10
Ganar o vencer. Lo demás es fracaso. Y el Racing no está para sufrir más desperfectos. Ni deportivos ni extradeportivos. Pero, sobre todo, este viejo y maltratado club se merece una alegría. Ya está bien de sinsabores. Y el esfuerzo de la afición, dejándose los ... cuartos y la garganta desde Coruxo hasta Cáceres y desde Reus hasta Cádiz, no puede ser infructuoso. No se ha remado hasta aquí para morir en la orilla. Porque el Racing, a pesar de todo, sigue vivo y con la posibilidad del ascenso aún en su mano. La remontada es una opción. Más bien, la única opción. Por la propia plantilla, por el club, por su historia, por las penurias pasadas, por un futuro esperanzador, por la grada, por todo un pueblo, hoy, este equipo no puede fallar.
Según se mire, el 1-0 de la ida en el Ramón de Carranza es un resultado accesible. Un gol para empatar y dos para seguir soñando con el ascenso. Es cierto que la sequía goleadora con la que llega el Racing 331 minutos sin marcar y la pesadumbre arrastrada de la anterior eliminatoria frente al Reus hace ver la distancia como un abismo. Por eso, lo más importante es cambiar el chip. Hacer borrón y cuenta nueva. Poner a cero el cuentakilómetros y acelerar. «No vamos a especular», prometió Pedro Munitis el pasado viernes. A ver si es verdad.
Dioni es el primero que debe olvidar sus fantasmas. Y su fatiga, en una semana en la que acabó parando por cansancio. El máximo goleador racinguista con trece tantos, no ve puerta desde Villaviciosa. Aquel día desatascó el partido. Hoy, el Racing le necesita más que nunca. A él y a su escudero. El técnico verdiblanco recuperará, salvo sorpresa, el clásico 4-4-2 y Coulibaly apunta a ejercer de escolta del futbolista malagueño. En su día, fueron una pareja bien avenida. Donde hubo fuego siempre quedan brasas. O si no, siempre quedará el ímpetu de un Manu Delgado que ha llegado demasiado tarde al primer equipo, pero tiene ganas de ser importante. No es descartable que Pedro Munitis haga una apuesta arriesgada colocando al hispano-francés como hombre de referencia en la punta de ataque.
La expulsión de Álvaro Peña en Cádiz sentó casi tan mal como el gol encajado. El guía del juego del equipo, obligado a presenciar el encuentro decisivo desde la grada. Alarmas encendidas. El entrenador del Barrio Pesquero tendrá que buscar un sustituto. No parece tiempo para nuevas invenciones, así que todo indica que Dani Rodríguez se colocará en el doble pivote junto a Borja Granero. No es una fórmula nueva. Osi no, que se lo pregunten al Racing de Ferrol. Cuando el imparable líder visitó los Campos de Sport en la primera vuelta, el valenciano y el gallego compartieron sala de máquinas. El resultado: 3-1. Un ejemplo y un marcador perfectos para el partido de esta tarde.
La principal duda es saber qué hará Pedro Munitis con Migue García. El pasado domingo, el jiennense volvió a la banda del Ramón de Carranza y también a su posición natural: el extremo izquierdo. El técnico verdiblanco colocó a Mikel Santamaría para contener a Salvi, el mejor futbolista amarillo. El navarro no estuvo especialmente fino, pero la fórmula fue bastante eficaz, por lo que podría repetirse hoy. Además, cuanto más adelante esté Migue, más llegada tiene al área y, ahora mismo, es el jugador más incisivo y en forma de este Racing. Si no es así, el andaluz volverá al lateral.
Yen la otra banda de la zaga, los hermanos San Emeterio se disputan el puesto. Borja fue titular en Cádiz y Fede llega renqueante a la cita después de una semana con molestias en la rodilla. Está disponible pero, quizá lo mejor reservarle para lo que pueda pasar en la segunda mitad.
Un escenario favorable
De todas formas, en un partido como el de hoy los nombres son lo de menos. Visto lo visto durante este play off, lo más importante es la actitud. Los cántabros tienen todo a favor menos el resultado. En su propia casa, en un escenario incomparable, con un recibimiento que se promete, otra vez, espectacular, y con un estadio salvo una esquina con 600 aficionados de camiseta amarilla totalmente rendido a la causa. Qué diferente sería la vida sin el desafortunado penalti del pasado domingo.
Enfrente los cántabros tendrán a un equipo veteranísimo. Perro viejo. Con las mismas incertidumbres que los cántabros, pero multiplicadas por seis. Las temporadas que lleva el conjunto andaluz en Segunda División B. Una necesidad agónica de dar el salto de categoría y los nervios de quien se sabe entre la espada y la pared. Del mismo modo que los tres malos resultados del Racing llevan detrás el título liguero conseguido en la última jornada por los cántabros, las buenas sensaciones cadistas no esconden una floja temporada de un equipo fabricado a base de talonario y que estuvo a punto de quedarse fuera del play off de ascenso, con un último tramo del campeonato regular desastroso. El poso siempre queda.
Todo ello, con el aliciente del duelo en los banquillos. En un lado, un técnico del castizo Barrio Pesquero. En el otro, un ecuatoguineano de nacimiento críado en Santander. Duelo fratricida. Los ingredientes están todos. El aderezo lo debe poner la grada y la cocción los futbolistas. «Tengo el convencimiento de que, al final del partido, tendremos algo que celebrar», afirmó un optimista Pedro Munitis el pasado viernes ante los medios. El racinguismo se lo merece.
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