A imagen del primer equipo, destaca la pegada y la calidad de sus delanteros: la campaña de Cardona y de Perea es espectacular, delanteros muy por encima del nivel de la tercera categoría cuando tienen el día
Lorenzo A.Manchado
Martes, 13 de junio 2017, 07:22
El próximo rival del Racing, el Barcelona B, es un equipo confeccionado con un objetivo claro: ascender. Un filial que lejos de ser una continuidad de los juveniles, es un conjunto de unas cuantas piezas formadas en el club que se quieren potenciar, rodeadas de ... varios fichajes que les den soporte y les permitan crecer y mostrar su calidad. Una vez dejado este aspecto claro, podemos esperar que tampoco el juego sea una continuidad de lo que se venía prodigando años en La Masía. Un buen trato de balón que no quiere decir que arriesguen todos los balones ni que sean extremistas del pase por abajo. Se amoldan bien al rival y saben defender cuando toca, aunque por supuesto son agresivos tras la pérdida. Por supuesto que atacan con muchos jugadores, pero más verticales que posicionales, y veremos a sus laterales subir la banda una y otra vez, pero guardando el equilibrio y sin cometer locuras. El buen juego es el estilo, pero primando lo interesante: la apuesta del club para tener a su filial en la división de plata del fútbol español y que así sus apuestas de futuro compitan a más nivel que en la Segunda B.
A imagen del primer equipo, destaca la pegada y la calidad de sus delanteros: la campaña de Cardona y de Perea es espectacular, delanteros muy por encima del nivel de la tercera categoría cuando tienen el día. Perea parte desde la izquierda hacia dentro y puede dar tanto pausa a la llega del lateral Cucurella como finalizar la jugada por habilidad. Cardona se ha destapado como un delantero total y goleador. Sarsanedas, Fali, Gumbau y compañía se encargan de abastecerlos de balones en las cercanías del área. Marlon y Borja López son dos centrales de garantías, ejemplo de lo que ha ocurrido: fichados de Fluminense y F.C. Arouca (1ª División portuguesa) para apuntalar una zona del campo donde había déficit competitivo. Muy buen equipo pero no exactamente modelo Masía de hace unos años.
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