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Domingo, 29 de octubre 2017, 20:06
amorebieta. Por la oscura calle de la Segunda División B por la que atraviesa el Racing, los equipos que la han transitado hasta ahora han ido dejando numerosos desperfectos. Un rendimiento que genera más dudas que certezas, crispación, un técnico que ya no cuenta con ... el beneplácito pétreo de la grada, un buen puñado de puntos perdidos por el camino, una autoestima esparcida por los suelos y hasta una defensa rota en mil pedazos. En esta categoría que tiene menos luces que la calle Limón. El Amorebieta, que pasaba por allí, penúltimo en la clasificación, parecía el rival propicio para que sacase la cartera y hacerle pagar todos los estropicios. Pero el Racing, de lo único capaz ayer fue de dar un paso más de fealdad y tristeza adquiridas. Derrota. Esto tiene mala pinta.
AMOREBIETA
1
-
0
RACING
Amorebieta Zabal, Agirre, Morgado, Simic, Oier, Setti, Juaristi, Iturraspe (Ortega, min. 53), Jon Ander (Ubis, min. 68), Seguín (Juan, min. 88) y Álvaro.
Racing Iván Crespo, César Díaz, Julen Castañeda, Gándara (Quique Rivero, min. 46), Gonzalo (Juan Gutiérrez, min. 51), Borja Granero, Óscar Fernández, Antonio Tomás, Juanjo (Javi Cobo, min. 46), Dani Aquino y Héber.
Goles 1-0, min. 43: Jon Ander.
Árbitro Recio Moreno (Comité Navarro). Amonestó a los locales Juaristi, Álvaro, Ubis y Seguín y a los visitantes César Díaz, Héber, Quique Rivero, Antonio Tomás y Gonzalo. Expulsó por doble amonestación a Ortega.
Incidencias Urritxe. Tarde nubosa y fresca. Césped en regular estado.
A Ángel Viadero las vicisitudes le han llevado a convertirse en revolucionario. Sin éxito. Y ante el Burgos, el miércoles, se enfrentará a un ultimátum. Después de los numerosos cambios ejecutados frente al Barakaldo, ayer fue bastante más allá. Seguramente, a la desesperada. Jugó al despiste hasta cuando ya había comenzado el encuentro. En la alineación, César Díaz con el número 2 y toda la dinamita sobre el césped. Con los futbolistas ya colocados en el terreno de juego, Borja Granero se incrustó en el centro de la zaga junto a Gonzalo. No fue más que un señuelo para el rival. Treinta segundos después, el valenciano ya estaba en el doble pivote junto a Antonio Tomás y la zaga se quedó con tres efectivos. 3-5-2. Un gran cambio por parte del hombre del sistema inmutable. El único que siguió desnortado fue el propio Racing.
Al igual que el domingo anterior en los Campos de Sport de El sardinero, ayer estuvo espiando al Racing Patxi Salinas, técnico del próximo rival verdiblanco el Burgos.
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Unas 500 personas en las gradas del estadio de Urritxe Entre ellas, unos 200 aficionados racinguistas que se desplazaron hasta Amorebieta para acompañar a su equipo.
Ahora que está tan en boga lo de la iluminación en Santander, el partido del Racing fue como meterse en un callejón oscuro. En la boca del lobo. En los primeros minutos, de mucha intensidad, el conjunto montañés compitió y metió a su rival en su campo. Todo apuntaba a que, con poco, el equipo cántabro se podría llevar el triunfo ante un rival realmente flojo. Pero el juego verdiblanco se quedó en impulsos. En un par de acciones aisladas y en la ansiedad y frustración de casi siempre.
El Racing pudo adelantarse en el marcador en el minuto 7, pero César Díaz no eligió bien. Tras un fantástico desmarque y un mejor desborde, el manchego se plantó ante el meta Zabal. Pudo chutar, pero decidió ceder a su izquierda, donde llegaba Dani Aquino. Sin embargo, un zaguero se anticipó para quitarle la pelota al murciano de las botas. El propio 'Torito' dispuso de una opción poco después en un remate que atrapó el arquero local.
La incapacidad de mostrar algo mejor que lo visto hasta entonces hizo que el Racing fuese metiendo el culo en su campo, dando metros a un enemigo más débil, pero con unas ganas inmensas. Y a veces, muchas, eso vale más que la supuesta calidad, los salarios y el currículum. Así, el Amorebieta se acercó a saludar a Iván Crespo. El central Simic se sacó una volea a la media vuelta que se estrelló en el lateral de la red.
A medida que el cronómetro iba sumando minutos, el equipo cántabro se iba metiendo cada vez más en la tenebrosidad más absoluta. Perfecto para celebrar Halloween. Porque el Racing sigue ataviado con un disfraz que mete miedo. Mientras los verdiblancos iban fundiendo a negro, el Amorebieta le iba a dar calabazas para merendar. Un remate timorato de Iturraspe se fue directamente a las manos del meta racinguista. El de Viveda tuvo que sacar a relucir parte de su repertorio poco después, con un paradón a un magnífico disparo de Agirre desde la frontal del área.
A quien se mete en un callejón oscuro, es probable que le pasen cosas malas. Al Racing, también. Gonzalo iba a cometer penalti. El equipo cántabro iba a tener hasta suerte, porque el colegiado le perdonó la roja al burgalés tras derribar al delantero delante de Iván Crespo. Seguín lanzó la pena máxima y la mandó al palo.
El sonido del balón contra el metal, lejos de servir de incentivo al Racing para recuperar la compostura, fue como el ruido de las sirenas antes de los bombardeos durante la Guerra Civil. Tras una falta favorable en zona defensiva racinguista, Dani Aquino posa la pelota sobre el suelo. Quiere sacar rápido cueste lo que cueste. Al final, se precipita y da una asistencia perfecta para que el Amorebieta se adelante en el marcador. Jon Ander no desaprovechó el presente.
En la enésima tentativa de la temporada de Ángel Viadero por encontrar algo distinto a la tristeza general, realizó un doble cambio en el descanso. Retiró a Juanjo y Gándara y dio entrada a Quique Rivero y Javi Cobo. La salida del zaguero santanderino le iba a costar cara al míster, porque minutos después tuvo que suplir al lesionado Gonzalo por Juan Gutiérrez. Los tres cambios, agotados.
El Racing dio en la prueba diagnóstica encefalograma plano. No hubo ni reacción ni atisbo de ella. Lo que era un desastre siguió siendo un desastre. Con un Amorebieta plácido y un equipo cántabro malgastando la vida con infinitos pases en zona defensiva. Por destacar algo en la segunda mitad, un disparo de Javi Cobo desde fuera del área tras una buena jugada combinativa y una volea de César Díaz que se fue al lateral de la red.
Con muy poco, el Amorebieta protagonizó las dos mejores ocasiones de la segunda mitad. Para haber sentenciado definitivamente. Un despeje de Quique Rivero golpeó en Jon Ander. La pelota se envenenó e Iván Crespo tuvo que inventarse una inverosimil doble intervención para evitar el gol. Un rato después, Ubis remató un centro desde la izquierda, pero no encontró portería.
El Racing terminó el partido desquiciado. Impotente. Incapaz. Dentro del callejón oscuro en el que se ha metido él solito y del que se antoja complicadísimo encontrar una salida. El conjunto de Ángel Viadero tiene tiempo y margen de mejora. Pero el problema es que, con unas cifras aún aceptables, todo es susceptible de ir a peor.
No hay tiempo para bromas. El próximo miércoles llega el rocoso Burgos a los Campos de Sport. Su técnico, Patxi Salinas, ayer en la grada de Urritxe, seguró que se frotó las manos viendo lo que se puede encontrar en su visita a El Sardinero. La única esperanza es que el Racing se quite por fin su horrible careta o que rece a todos los santos que conozca para cambiar su sino de repente. Una luz en esta maldita oscuridad.
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