Liberbank reduce a cuatro las oficinas atendidas por personal en Torrelavega

Los principales efectos que notarán los clientes de Liberbank a partir del 23 de mayo es que en tres de sus oficinas de uso habitual, las ubicadas en las calles José Posada Herrera, Fernández Vallejo y Avenida del Besaya, no habrá personal para atenderles, es decir que la sucursal se convertirá en un local dotado únicamente de cajeros y máquinas de autoservicio. Una cuarta oficina, la ubicada en el Mercado Nacional de Ganados, cerrará sus puertas.

La forma tradicional de acudir a la sucursal tampoco podrá ser utilizada en otras dos oficinas más, las de José María Pereda, 34 y Julián Ceballos. En estas sí habrá personal, pero no servicio de caja. La retirada de dinero y el ingreso deberá hacerse mediante cajeros automáticos. Según explicó el banco a los sindicatos, «se trata de dotar a Liberbank de una mayor capacidad de actuación comercial dirigida a la captación de nuevos clientes o a reforzar la vinculación de los actuales».

Por último, se mantendrán dos sucursales que podrían denominarse tradicionales, con todos los servicios e, incluso, reforzadas con el personal que será retirado de las restantes. Estas serán las de José María de Pereda, 27 (en la que ya se han iniciado las obras de reforma) y la de la Avenida de España. Ambas tendrán servicio de caja y la última acogerá a los clientes de la que cierra del Mercado Nacional de Ganados.

Liberbank no ha informado de los efectos que estos cambios tendrán sobre el personal. El banco tiene una plantilla global de 5.200 trabajadores, de los cuales 1.000 están en Cantabria. A la vez, hay un plan de prejubilaciones al que pueden adherirse por edad un máximo de 620 trabajadores, de ellos 120 cántabros y para el que el banco ya ha realizado dotaciones.

Pero los cambios no han hecho más que empezar, y en todo el sector, como muestran los últimos cierres y reducciones de plantilla anunciados por Banco Santander y la fusión de Caja España-Duero. En su intervención el miércoles en la Junta General del Liberbank, Manuel Menéndez, el consejero delegado, marcó el camino de futuro y aludió a que el cierre de oficinas y la concentración seguirá en los próximos años: «una de las consecuencias más visibles de esta transformación ha sido la reducción en el número de oficinas. Las actuales 6,7 oficinas por cada 10.000 habitantes son superiores a la media de la eurozona, por lo que este proceso puede tener aún cierto recorrido», explicó Menéndez.

No es la única voz en este sentido. La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) sostiene que los nuevos ajustes pueden suponer hasta el año 2019 el cierre de unas 3.000 oficinas y a una reducción de plantilla de casi 15.000 empleados. Y eso en un sector en contracción: de 2010 a 2015 el número de sucursales se ha reducido de 37.903 a 31.021 y las plantillas se rebajaron desde los 231.389 a 194.688 trabajadores,. Ahora, la búsqueda de rentabilidad reducirá la plantilla a los 180.000 empleados y acotará la red a unas 28.000 oficinas.