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Álvaro Machín
Jueves, 22 de diciembre 2016, 07:13
Juan Manuel le llamó ayer. "¿Ya lo has visto?". Noé estaba en casa, griposo y, hasta ese momento, no andaba con ganas de ver los telediarios. "Que ya está, ya hay sentencia". Se llevó una alegría. Porque Juan Manuel (Brun) es abogado y Noé (Pérez) ... es uno de sus clientes. Uno de los que esperan la respuesta para los aproximadamente 125 procesos que hay suspendidos en Cantabria a la espera de sentencia con las cláusulas suelo de por medio. Un camino interrumpido que, con lo decidido ayer, parece estar mucho más claro. Noé solicita unos 5.000 euros. "Si me dan la razón", dice. Habla de dinero, pero también de "impotencia". Y a eso mismo apela Diego Pérez. El banco le llegó a ofrecer el dinero con ese límite en el calendario de mayo de 2013. "Y la diferencia no era mucha, pero yo me sentía engañado y quería cobrar hasta el último céntimo. Me hubiese hecho falta cobrar ese dinero, seguro, pero acabas harto de que se rían de uno". Supo que la sentencia europea estaba próxima y esperó antes de iniciar un proceso.
Ayer también habló con Juan Manuel. En este caso, para que presentara su demanda. Adelante. "Había mucha gente a la espera. Es fácil augurar un aluvión de demandas", apunta el abogado. El presidente de la Audiencia Provincial de Cantabria no utiliza esa palabra, pero, con algo más de prudencia, afirma que "es razonable esperar un incremento sustancial de las demandas". "Es lógico pensarlo", insiste José Arsuaga. "Esa previsión se afronta siempre con el vértigo de saber si, con los medios que tenemos, podremos hacerles frente, que no es fácil".
Para entender a grandes rasgos cómo cae la sentencia en Cantabria conviene una pequeña aclaración. En los juzgados de la región (primero únicamente en el de lo Mercantil y, más tarde, en todos los de primera instancia) ha habido sentencias de dos tipos. De un lado, las que fijaban que los bancos tenían que devolver el dinero desde la fecha que marcó el Supremo (mayo de 2013). Del otro, las que indicaban que se debían abonar las cantidades desde el momento en que entraban en vigor las cláusulas (la retroactividad). Eso sentencias en dos sentidos se tradujo, además, en un buen número de recursos. En este sentido, la Audiencia Provincial decidió «una apuesta prudente», dice Arsuaga plantear ante el Tribunal Europeo la duda y paralizar, entre tanto, los procesos en marcha. Esos 125 pendientes que hay en Cantabria. El de Noé entre ellos. Otros, entonces, decidieron esperar la aclaración para presentar su reclamación. El caso de Diego.
"Ahora el tema está resuelto. Lo que debería hacer la Sala es dictar las sentencias, pero no sé cómo organizarán la gestión para llevarlo a cabo", apunta el presidente de la Audiencia Provincial de Cantabria, que aclara que "no hay tanto problema en cuanto a las sentencias pendientes sino por lo que puede venir". Las demandas. "Es razonable pensar que este asunto va a tener una publicidad, que generará un interés informativo y eso supondrá una propagación pública". Y eso que ya hay un buen puñado de procesos iniciados. Brun, por ejemplo, ha llevado en torno a "un centenar" de casos, de los que «sesenta o setenta» tienen ya sentencia ("todas favorables"). Tiene otras pendientes y aproximadamente "una docena" de clientes que estaban esperando a lo que ayer se conoció para actuar. Miguel Saro, otro de los abogados más activos en este tipo de asuntos (ha colaborado con Adicae, uno de los grupos de consumidores que se ha mostrado más activo en este asunto), también tiene un poco de todo. Unos treinta casos, sentencias ya firmadas, a la espera...
Las historias, en detalle
Jueces, abogados, bancos... Faltan los clientes. Los que firmaron las hipotecas. "Yo soy de Cabezón de la Sal. En los pueblos nos conocemos todos y, cuando me enteré de todo esto, fui a la oficina del banco Liberbank, en este caso a preguntar", recuerda Diego Pérez trasladándose a lo ocurrido "hace algo menos de cinco años". "Me ofrecieron una indemnización de un porcentaje, pero yo les dije que quería que me devolvieran todo, que me sentía engañado", relata. Un porcentaje casi coincidente, según explica, con lo que le correspondería desde mayo de 2013. "Prisa no tengo", dice al explicar por qué espero hasta ayer en vez de reclamar con la sentencia del Supremo en el horizonte y asegurarse recuperar una parte del dinero. "Lo que me iban a dar ya me lo habían ofrecido hace tiempo. Pero yo me fui del banco enfadado porque, más que el dinero, que es muy importante, era el sentirme engañado. Es que no me parece normal. Si dicen que es ilegal, lo era desde el primer momento, desde el día uno. No era lógico lo contrario. Y te lo dice un ignorante en estos temas, pero me parece algo lógico que si te han cobrado lo que no te tenían que cobrar, si te engañaban desde el minuto uno, tienen que devolverte todo", afirma este hombre, carpintero de profesión. Su hipoteca, a 25 años, tenía un suelo del 2,50%. La cantidad que reclama por lo en principio abonado de más desde el inicio de la firma de la escritura, según explica su abogado, es de 4.338 euros (además de la reducción del capital que aún le queda por amortizar, que supondría una cuota mensual inferior).
"Tiraron de Linkedin"
"Yo firmé la hipoteca en 2009", comienza a relatar Noé (en este caso, con el Banco Popular). "La información que daban por entonces era inexistente y, pasados unos años, empezaron a surgir casos a tu alrededor. Nosotros fuimos a hablar a la oficina del banco a título individual porque no hemos operado como otra gente agrupados. A exponer nuestra parte y a decir que aquello no tenía pinta de ser muy legal". A medida que salieron noticias profundizaron en un contrato en el que encontraron "limitaciones por debajo, pero no por arriba".
Cuenta que siempre acudió "con buenos modales", que "no hubo acuerdo" y que intentaron "aplacarles" quitándoles "un año la cláusula", algo que sucedió mientras ya había empezado a mover su caso. Ganó, de hecho, la primera sentencia, en la que le reconocieron la retroactividad. O sea, que el banco tenía que pagar desde el principio. Una decisión que fue recurrida y que está pendiente de sentencia.
"De momento, a esperar. Pero desde ahora de otra manera. Parece clara la positividad del proceso. No voy a decir continúa explicándose que no lo haces por el dinero, porque es nuestro (unos 5.000 euros). Pero también por esa impotencia, porque te ninguneaban a la hora de hablar de algo que, para el sentido común, no era muy justo. Y no me siento bien tratado". Con un matiz en su caso. El de una persona que se dedica a la investigación de mercados, un experto en márketing con formación. Y a eso apelaron en el juicio para echar por tierra su reclamación. Al hecho de que «tenía un perfil alto formativo como para dejarnos engañar». «Lo usaron y nos sacaron a él y a su pareja hasta perfiles de LinkedIn». Su caso, según él y también desde el punto de vista del abogado, es significativo precisamente por eso. Por evitar la imagen tópica del engañado. Ancianos, personas con escaso nivel de formación... "Tú puedes conocer algunos conceptos básicos, pero no estar familiarizado con todos los términos. Cualquiera puede caer en esto", dice.
"Ahora es el momento de restituir la dignidad de los clientes devolviendo lo ilegalmente cobrado, eliminando todas las cláusulas abusivas e informando de las hipotecas titulizadas para implantar de una vez las buenas prácticas bancarias", salieron ayer al paso desde la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Santander (PAH), que acogieron "con alegría la sentencia". "Nuevamente transmitieron desde el colectivo, muy activo en la protesta ha tenido que ser la UE la que defienda los intereses de los consumidores cántabros, porque tanto el Gobierno de España como la justicia siempre han preferido defender los intereses de los bancos y de las cajas de ahorros, primero no controlando su gestión, después rescatándolos y por último limitando las consecuencias de las malas prácticas".
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