Juan Matji: «La fábrica de Villaescusa será un gran centro de investigación de recursos naturales»

–El pasado 12 de septiembre el Ayuntamiento de Villaescusa concedió a IFC la licencia de obras y esta semana se ha realizado un acto simbólico de inicio de los trabajos. ¿Cuál es el estado de ejecución?

–Esta semana en vez de la primera piedra hemos plantado dos árboles como símbolo de la sostenibilidad de nuestro proyecto y compromiso para con la región, que haremos que perdure en el tiempo. Se trata de un tejo en representación de nuestras raíces y señas de identidad cántabras plantado por Ernesto Quintana, secretario del consejo de administración, y un madroño en representación del emprendimiento de nuestra familia madrileña, que ha sido plantado por mi padre, José Antonio Matji, presidente, gracias al que hoy existe IFC. En cuanto a la inauguración, si todo va bien, esperamos que sea en unos 24 meses.

–¿Qué característica tendrá esta nueva planta que sustituirá a las instalaciones de Santander? ¿A qué se dedicará?

–Nuestra actual fábrica de Cantabria está ubicada en el casco urbano de Santander. Debido al fuerte crecimiento que ha experimentado la compañía en los últimos años, hemos tenido que buscar una nueva localización. La nueva planta estará en La Concha, en el término municipal de Villaescusa, con un manantial termal que nos permitirá dotar al centro de altísimos niveles de eficiencia. Esta propiedad termal (su agua brota a una temperatura de 38º) permitirá calentar las calderas y climatizar el centro preservando el medioambiente. La creación de una línea cosmética basada en las propiedades minero-medicinales de las aguas será uno de nuestros próximos proyectos. Invertiremos en torno a 20 millones de euros en la construcción y puesta en marcha de esta nueva planta para la que tenemos la concesión de uso de las aguas minero-medicinales.

–¿La investigación y el desarrollo es la clave del crecimiento de la empresa en los últimos años?

–Desde luego, la investigación y el desarrollo han sido y seguirán siendo clave en el crecimiento de la compañía. Pero, desde el primer momento, hemos elegido formar parte de todo el proceso: la investigación, el desarrollo y la producción del ingrediente; la fabricación del producto; su comercialización en los 80 mercados en los que tenemos presencia –bien a través de distribuidores locales o de nuestras filiales propias– y la exportación directa en el caso de las filiales. Sin duda, ese control del ciclo completo constituye un factor decisivo de crecimiento empresarial.

–Se ha anunciado la creación de cien puestos de trabajo ¿Serán fundamentalmente de Cantabria y en qué plazos se van a cubrir?

–Sí, la fábrica de Cantabria va a suponer la creación de unos cien puestos de trabajo. Según se vayan cerrando fases del proyecto se irán iniciando los procesos. De hecho, algunas contrataciones incluso ya se han llevado a cabo.

–¿Serán sobre todo puestos de trabajo especializados en I+D?

–Vamos a multiplicar considerablemente nuestra capacidad de producción y almacenamiento por lo que habrá crecimiento proporcional en este área seguramente con la sostenibilidad como foco fundamental. Por supuesto, en I+D+i seguiremos con inversiones en torno al 12% para continuar con nuestras señas de identidad basadas en la innovación y emprendimiento y por lo tanto captando talento técnico para el área de desarrollo.

–¿Por qué se ha elegido esa zona de Cantabria para instalar el nuevo centro de IFC?

–Como decía anteriormente, ha sido clave encontrar una localización privilegiada con los recursos naturales que ofrece el manantial de Villaescusa. Cantabria es una comunidad autónoma excepcionalmente natural y en esta nueva planta 4.0 vamos a buscar niveles máximos de excelencia en eco-sostenibilidad.

–La empresa nació en Cantabria aunque se haya extendido por la geografía española e internacional ¿La elección de la comunidad para construir el nuevo centro supone reafirmar el compromiso con la región?

–Nuestro nombre, Industrial Farmacéutica Cantabria, lleva con orgullo el de la región y seguiremos llevándolo como marca y en nuestro ADN, tanto en España como a cualquier rincón que lleguemos del planeta. Además de la planta de producción, vamos a hacer que la fábrica de La Concha sea un gran centro de investigación de recursos naturales. Incluirá, entre otras instalaciones, un centro experimental de extracción especializado en plantas con fines medicinales. Buscamos ser un centro de innovación avanzado, que, estamos seguros, contribuirá al desarrollo de la región.

–Acaba de anunciar el desembarco en China y también la posibilidad de adquirir alguna empresa en Estados Unidos y Francia ¿En qué estado están estos proyectos?

–Dentro del sostenido y sólido proceso de internacionalización que iniciamos hace casi 15 años, acabamos de crear una ‘joint venture’ con socios locales que nos permite comercializar en China productos cosméticos y nutricéuticos ‘made in Spain’ a partir de febrero de 2018. Asimismo, estamos negociando acuerdos similares en Estados Unidos en el área de innovación y, en Francia, en comercialización.

–En los últimos cinco años han abierto mercado en veinte países, entre ellos Rusia, Japón, Catar y la propia China. ¿Se va a seguir ampliando el comercio exterior?

–El negocio exterior supone el 60% de la facturación de la compañía. Actualmente, tenemos cinco filiales propias en Portugal, Marruecos, Italia, Alemania y México, y operamos en un total de 80 países. Somos líderes en dermatología en los mercados español y portugués. Tenemos una posición muy dominante en el mercado italiano y nuestro objetivo es liderar asimismo el mercado mexicano, donde abrimos filial en enero de 2017 y donde nuestros productos han tenido una acogida muy favorable entre las cadenas de farmacia. El reconocimiento internacional nos está ayudando a derribar fronteras.

–¿Están trabajando en alguna patente nueva y otras líneas de negocio además de la actual de medicamentos y de cuidado dermatológico?

–Estamos desarrollando nuevas tecnologías patentadas, también de origen natural, que estamos seguros darán un nuevo salto cualitativo a nuestro ‘vademécum’ de productos en dermatología para luchar tanto contra el envejecimiento extrínseco como el producido por la agresión ambiental. El rumbo hacia nuevas especialidades como la pediatría y otorrinolaringología, con el objetivo de ser una compañía ‘Healthcare’, serán parte también de nuestra hoja de ruta.

–La compañía se ha fijado como objetivo elevar la facturación a 300 millones en cinco años. ¿Será potenciando la internacionalización?

–Llegar a nuevos mercados seguirá siendo un eje clave, pero no el único. La nueva planta de Villaescusa nos permitirá multiplicar por diez la producción y es parte indispensable para seguir el ritmo que nos hemos marcado de duplicar cada cinco años nuestra facturación y que venimos cumpliendo ya desde hacer tiempo.

–La compañía mantiene cien por cien de capital español, ¿seguirá así?

–Industrial Farmacéutica Cantabria es una empresa 100% española y 100% familiar, con una arraigada vocación de permanencia en el sector. Los recursos financieros propios y la financiación externa nos permiten contar con una buena salud para afrontar retos.