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B. OLAIZOLA
Lunes, 16 de mayo 2016, 09:06
Ni siquiera cantando en inglés España es capaz de levantar la cabeza en Eurovisión. La madrileña Barei obtuvo el sábado una de las peores clasificaciones que se recuerdan en la gala europea de la canción -quedó en el puesto 22 de un total de 26- ... a pesar de que protagonizó una más que notable actuación y se vació por completo en el escenario. «Está claro que no es un buen número para lo que yo quería, pero la responsabilidad es mía», dijo visiblemente desanimada al término del certamen.
Barei cautivó al público presente en la gala con su energía y vitalidad. Su intervención, que se produjo justo después de la del representante ruso, uno de los grandes favoritos, entusiasmó a los asistentes a la gala y elevó su cotización en las casas de apuestas de cara a la clasificación final. «Me he sentido espectacular, de puta madre, he dado el 100% de mí», comentó con su habitual vehemencia. Sin embargo, el comienzo de las votaciones de los jurados puso de manifiesto que la canción de la madrileña había provocado más entusiasmo dentro del Globen Arena de Estocolmo que en el exterior.
La alternativa de Barei superó la votación 'profesional' sin pena ni gloria. Italia fue el único país que le dio los doce puntos de la máxima valoración. Mientras, el panorama en los puestos de cabeza se iba despejando y Australia se perfilaba como gran favorito seguido de Ucrania, Francia, Malta y Rusia. España ocupaba el decimosexto lugar antes de que los 'televotos' diesen un revolcón a la tabla. Las preferencias del público terminaron con las escasas opciones de Barei y la condenaron al puesto 22, uno por detrás del cosechado el año pasado por Edurne. También auparon a Ucrania hasta lo más alto de la clasificación y convirtieron a su representante, la cantante Jamala, en la gran triunfadora de la noche.
Barei se mostró dolida aunque trató de hacer tripas corazón: «Esto es un juego, yo he dado lo mejor de mí y las chicas también. Duele, pero hago balance y gano mucho más de lo que pierdo. He ganado una barbaridad de cosas, he vivido cada momento intensamente, he reído, he llorado, he abrazado... Llevo años para intentar conseguir la mitad de lo que he logrado en estos tres meses». La cantante se despidió insistiendo en asumir su cuota de responsabilidad por el nuevo batacazo: «Quiero pedir perdón a España porque sé que es importante, necesitamos subir un poquito para el próximo que venga a Eurovisión».
Malestar ruso
El triunfo de Ucrania, cuya canción evoca las deportaciones de 200.000 tártaros decretadas en 1944 por Stalin en Crimea, ha generado un abierto malestar en Rusia. Según informa desde Moscú Rafael Mañueco, el senador Frants Klinsevich denunció la introducción de criterios políticos en Eurovisión y amenazó con boicotear la próxima edición. «La política ha derrotado al arte», sostuvo Klinsevich. La victoria ucraniana fue también contestada en la prensa rusa, que criticó el «robo» del festival al representante de su país, que al final quedó tercero.
El programa fue el más visto de la noche en España aunque con una cuota de pantalla diez puntos inferior a la del año pasado. Frente al 39,3% de cuota y seis millones de espectadores que obtuvo Eurovisión en 2015, la gala de este año se ha quedado en un 29,8% y 4,3 millones de televidentes.
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