Fallece un bombero en un incendio de Oviedo

Un bombero ha fallecido esta tarde en Oviedo tras derrumbarse el edificio número 58 de la calle Uría, en el que se declaró un devastador incendio este mediodía. Sobre las 16.20 horas, mientras dos bomberos regaban desde la cesta de la autoescala la parte superior del inmueble, el tejado se hundió y se llevó consigo toda la estructura interior del inmueble. Tras momentos de desconcierto, en los efectivos de emergencias llamaban a gritos a sus compañeros, se iniciaron las labores de rescate. Poco después, uno de ellos fue rescatado con vida, mientras que el segundo, del cuerpo de bomberos del Ayuntamiento de Oviedo, falleció. El delegado del Gobierno, Gabino de Lorenzo, lo confirmó sobre las 17.30 horas.

Debido a la intensidad de las llamas, el personal de extinción de incendios no pudo acceder al interior del número 58 de la céntrica calle ovetense hasta las 15.45 horas. Dentro quedaban bastantes focos activos, pero controlables; además, los daños de la estructura hacían temer por un posible derrumbe del inmueble que, finalmente, se produjo.

En los primeros momentos de este suceso, que ha conmocionado a Oviedo, se desalojaron tres edificios. Las llamas se extendieron a otro inmueble, situado en el número 52 de la misma vía. Al parecer, una chispa habría prendido en una lona situada en la azotea. El fuego obligó también a abandonar sus viviendas a las personas que se encotraban en el inmueble de la calle Melquiades Álvarez número 25 ya que los edificios comparten patio.

Hasta el lugar de los hechos se han trasladado varios camiones de Bomberos de Oviedo y de Bomberos de Asturias, ambulancias y dos unidades caninas de rescate.

Según las primeras hipótesis de la Policía, el fuego se inició en los focos halógenos de los pasillos del segundo piso, probablemente por un cortocircuito. Las llamas, que se iniciaron pasadas las 12 de la mañana, están afectando a una vivienda particular, la única del edificio, ya que el resto son oficinas.

La Policía Local pudo actuar rápido gracias a que una patrulla pasaba por la zona en el momento en que se originaba el fuego. El propietario y vecino del inmueble, Carlos Espina, quien se mostró tranquilo en un primer momento por la rápida intervención de los bomberos, no descarta pedir responsabilidades patrimoniales por los daños. «Si no era nada, ¿cómo pudo llegar a esto? Si se hubiera abordado bien desde el principio, esto no se habría desmadrado». Su mujer, Herminia Campuzano, se ha derrumbado ante el devenir de los acontecimientos. «Es una pena ver cómo se quema tu casa». El matriomonio llevaba 22 años residiendo en la segunda planta del edificio, que fue construido en 1889 y rehabilitado en el año 2000.

Además del tráfico, el suministro de gas y electricidad ha sido suspendido para garantizar la seguridad. Los establecimientos de los bajos comerciales están cerrados por seguridad y los efectivos de emergencia trabajan en el derribo de la fachada.