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Ana del Castillo
Lunes, 18 de abril 2016, 07:20
"Se le veían las costillas, era muy desagradable. Cuando le curamos sabíamos que no se iba a salvar. Es triste, pero es lo que hay". Son las palabras de pena y resignación de Eduardo Berdeja, ganadero de Peñarrubia, que ha perdido a un potro ... de tres días por el ataque nocturno de un lobo el pasado viernes.
Un caso más. Y van en un mes... ¿cinco?¿diez? Se ha perdido la cuenta. A Berdeja no le dio tiempo ni a ponerle nombre. "Una yegua se salió del recinto con tan mala suerte que esa noche parió y un lobo atacó al potrillo. Lo encontramos a la mañana siguiente y lo pinchamos para la infección, pero ayer falleció".
Mientras el Gobierno de Cantabria asegura que los últimos ataques de lobos son habituales en esta época del año, Berdeja intenta hacer entender a la sociedad lo que un ganadero siente cuando encuentra a uno de sus animales en ese lamentable estado. "Si la gente hubiera visto lo que hemos visto mi padre y yo ayer, pensarían de otra manera. Estuvimos curando al potro, al que ves sufrir, oliendo a sangre. No saben lo que es tocar a tu animal y no saber ni por dónde cogerlo para ayudarle".
Este hecho se suma a la reciente oleada de ataques en Lamasón, Rionansa, Santiurde de Reinosa, Camaleño, Vega de Liébana...
Berdeja no puede disimular su resignación. No está ni enfadado. Ya pasó esa fase. "Iremos al Ayuntamiento a dar parte y el guarda, cuando lo considere, vendrá a verlo", explica haciendo recuento de sus animales: 26 vacas y 15 yeguas. "Oyes opiniones que no se ajustan a la realidad y es lo que nos toca", termina por decir.
¿Cuál es la solución? "Un control real y efectivo. Nada más. No lo que se está haciendo ahora".
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