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Mariña Álvarez
Viernes, 16 de diciembre 2016, 13:58
Los incesantes robos en establecimientos que se vienen registrando desde que comenzó el otoño en la localidad de Unquera (Val de San Vicente) han colmado la paciencia de los hosteleros y comerciantes, que han decidido dar un paso al frente para exigir más presencia ... policial en sus calles, visto que la zona ha dejado de ser el remanso de paz al que estaban acostumbrados. Miran con angustia el ejemplo de sus vecinos del oriente asturiano, últimamente sufriendo un problema similar que ha llevado a los vecinos de Llanes a manifestarse ante su Ayuntamiento, donde han admitido que están "muertos de miedo". En Unquera no saben si podría relacionarse su 'oleada' con la de ellos, si están hablando de una banda o de varias, pero encuentran un patrón que se repite en casi todos los casos: A veces son dos y otras cuatro los individuos, que actúan con la cabeza cubierta, casi siempre entre las dos y las cuatro de la madrugada, destrozan las puertas, revientan las tragaperras si las hay y todo "en no más de dos minutos".
Los hosteleros consultados por este periódico ofrecen una lista de robos que supera la docena desde octubre. En la Guardia Civil de Cantabria han confirmado que solo este mes de diciembre se han presentado cuatro denuncias por robos consumados y una por una tentativa, que están en fase de investigación.
Anoche la asociación de hosteleros de Unquera celebró una reunión de urgencia para abordar este asunto y tratar de consensuar una posible solución, decidiendo dirigirse al delegado del Gobierno a través del alcalde para intentar reforzar las patrullas en esta zona, "aunque sabemos las limitaciones que tiene el Cuerpo para cubrir todo el territorio, con apenas dos patrullas para media región", señalaron. Cuando terminó el encuentro y los empresarios se fueron a dormir, los ladrones actuaron otra vez.
Este último robo -hasta ahora- ocurrió sobre la una y veinte de esta pasada madrugada. Y le tocó, por tercera vez en solo diez días, al bar Deva. "Tenemos un problema muy gordo, ya no podemos ni dormir", señaló el responsable del local, Jesús Gutiérrez, después de pasar toda la noche en vela, porque fue tumbarse y poner el despertador cuando ya le llamó la empresa de seguridad que lleva su sistema de videovigilancia porque había saltado la alarma. Lo que vio en su bar fue parecido a los otros dos robos: La luna hecha añicos y la tragaperras destrozada. Sus cámaras grabaron a cuatro personas, con chándal, gorro y pañuelo tapando el rostro, que empuñaban un pico para reventar la máquina "y se llevaron todo el dinero de la recaudación", dijo, en una cantidad que todavía desconoce, y que vendría a sumarse a los 505 euros de la primera vez y los 380 de la segunda. Piensa que los otros dos robos los cometieron otras personas -las mismas las dos veces- "porque vestían igual y eran de la misma altura", según las imágenes que vio, que obran en poder de la Guardia Civil.
En esta lista de víctimas figura también el Café Royal, que a mediados de octubre, "cuando empezó esta oleada", dicen, les entraron dos individuos que rompieron un cristal para entrar y fueron directos a por la recaudación de la tragaperras, que destrozaron con una barra de hierro. "Uno entró y le iba dando el dinero al otro, que estaba en la puerta", según vieron en las imágenes grabadas por sus cámaras. Pasa el tiempo y observan que esta situación se está prolongando en el tiempo, que "cuando no es uno es otro, llevamos ya dos meses largos asistiendo a esta difícil situación".
Otro de los establecimientos que más está sufriendo esta oleada de robos es el estanco. Ya va por el cuarto. El primero ocurrió el 30 de septiembre y el último, la semana pasada. Rompen la puerta, arrasan con el tabaco y se marchan. La segunda vez que le destrozaron el portal su compañía aseguradora ya les dijo "que tururú". La residencia de los dueños está justo encima del estanco, donde viven con el temor metido en el cuerpo y escuchan las alarmas cada vez que les han entrado. "Esto es un no dormir. Cuando suena la alarma lo primero que nos decimos es que no vamos a bajar, que te arriesgas a que encima te pase algo. Y total para qué, en dos minutos se largan con lo que pillan", cuenta la propietaria. En el primer robo la Guardia Civil logró recuperar cajas de tabaco valoradas en 12.000 euros pertenecientes a este estanco, "porque la patrulla salió detrás de ellos y fueron tirándolo". De las otras tres, cuyo valor total del botín no especifican, no han vuelto a saber nada. Hablan de "impotencia", de "preocupación general" en Unquera, de que los comerciantes están "pendientes día y noche" por si pueden ser los siguientes...
En este caso está el mismo presidente de los hosteleros, Manuel Roiz, de la cafetería El Pindal, que todavía no ha sufrido el embate de los ladrones. Este mismo viernes acudía al Ayuntamiento de Val de San Vicente para trasladarle al alcalde, Roberto Escobedo, la petición acordada por la noche entre los miembros del colectivo, la de pedir su mediación para reclamar más presencia de la Guardia Civil en la villa. Se enteró por este periódico que al poco de terminar esa reunión los ladrones habían actuado de nuevo. "Es que no puede ser, la gente está preocupada, porque hoy le toca a uno y mañana me tocará a mí. Todos, y somos unos veinte, queremos defender nuestros negocios", señala Roiz, que también destaca que, hasta ahora, no ha habido que lamentar más daños que los materiales. "Pero podría haber problemas. ¿Y si llegas y te están robando?", se preguntó.
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