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SARA TORRE | ÁLVARO MACHÍN
Martes, 23 de mayo 2017, 17:32
«Lo que esperamos es que el problema se solucione lo antes posible y que el perjuicio para el medio ambiente, para la fauna y para todas las actividades relacionadas con el río sea el mínimo». Eso es lo que decía Roberto Escobedo (PSOE), alcalde ... de Val de San Vicente.
las tres barreras
Cerca de la pasarela metálica sobre el río del coto salmonero de La Concha (en la localidad de Buelles), en Molleda y ya en el mismo Unquera. Son los tres puntos en los que se han colocado barreras para tratar de frenar «las consecuencias de la aparición del hidrocarburo». Doble barrera en cada uno. En La Concha, una de absorción y de contención y otra únicamente de absorción. La facilitó Salvamento Marítimo, mientras que las otras cuatro dos en cada punto, todas de absorción llegaron desde el Barrio Pesquero gracias a Protección Civil de Santander, que las transportó a la carrera para colocarlas a medida que las manchas de los colores del arco iris avanzaban por el río.
En Unquera están, obviamente, preocupados por el vertido. Pendientes del río. De su río, clave para muchos vecinos. Ayer, por ejemplo, tuvieron que cambiar de planes a cincuenta escolares que tenían previsto remar en canoas. «Estamos capeando la situación», explicó Isabel Álvarez, de una de las empresas de turismo activo de la zona.
Conscientes de la complicación, del trabajo que se está haciendo y con la mente puesta en el fatal accidente que costó la vida al conductor del camión, están esperando noticias. «Hemos llamado al 112 para saber cuándo se va a poder retomar la actividad, pero todavía no nos pueden dar una fecha exacta». Por eso, tratan de derivar a los chavales a «otras actividades» distintas (para hoy tenían a otros sesenta escolares). Mientras, desde el Gobierno aseguran que se sigue vigilando y transmiten calma. «Por la información que tengo hasta este momento, es el susto y esta contaminación leve que se ha visto y que parece que el caudal del río lo diluye. Por eso creemos en principio que no habría ninguna consecuencia relevante», aseguró a este periódico el consejero de Presidencia y Justicia Rafael de la Sierra.
«El derrame sigue llegando a Cantabria en forma de irisaciones aisladas en superficie, sin que se haya observado vertido compacto». Ese fue el balance del día después ofrecido desde el 112. De la jornada siguiente al suceso que le costó la vida a un camionero cántabro y que dejó «unos 25.000 litros de combustible» algo más de lo que se estimó en un primer momento en el Cares, un afluente del Deva. Los servicios de emergencia de la región insisten en que aquí no ha aparecido ningún pez muerto (sí en Asturias), aunque siguen trabajando para «minimizar» cualquier consecuencia. «A Cantabria no ha llegado el grueso del vertido», apunta De la Sierra, que insiste en ofrecer toda la información posible para evitar «equívocos».
Así, el consejero del área relató a este periódico que las barreras colocadas (seis en tres puntos del Deva) tienen «un efecto temporal». Contienen, pero también absorben y eso obliga a sustituirlas cuando han hecho su trabajo, cuando ya no tragan. «Todavía tienen capacidad, pero está previsto cambiarlas si es necesario». Una circunstancia para la que ya se han establecido contactos con empresas especializadas y que se planteará hoy, si los técnicos estiman que resulta ya obligatorio.
«El helicóptero pasó a primera hora y nos comunicó que la situación era parecida». Similar a la del lunes. Las manchas del color del arco iris en la superficie del río las irisaciones. «Técnicos de las direcciones generales de Protección Civil y Emergencias, que realizan labores de coordinación, de Medio Natural, y de Pesca del Ejecutivo cántabro se encuentran realizando batidas por el río, desde el límite con Asturias hasta la salida del Deva al mar, para comprobar los niveles la bajada del fuel, su concentración en los márgenes del cauce, la capacidad de retención de los medios preventivos desplegados, y la afección para la fauna fluvial, que por el momento no se ha visto dañada», indicaron desde el 112.
Sobre el terreno
«Hacemos seguimiento y estamos en contacto con el Gobierno regional», apuntó Escobedo, el alcalde de Val de San Vicente. Desde el propio Ejecutivo recordaron que «se continúa trabajando de manera conjunta y coordinada con el Principado de Asturias, para realizar una gestión integral de la situación». Y a esperar. «Llamaremos a primera hora de la mañana, pero tampoco sabemos si cuando quiten las barreras ya se podrá retomar la actividad. Tienen que ir viendo como evoluciona», insistieron desde una de la empresas de turismo activo, que hablaba en todo momento de «comprensión» y de un «suceso desgraciadamente fortuito».
Tiempo. Para cambiar o quitar las barreras, retomar las actividades y hasta para hacer balances. «Todavía tiene que salir bastante. Aunque se diga que no es tan grave, todavía es pronto para saberlo», apuntó Carlos Sánchez, un pescador de Unquera que el lunes estuvo retirando peces muertos entre Niserias y Panes (en Asturias, en Cantabria no se ha localizado ninguno por el momento). Hablaba, tras lo visto en esa parte, de «mucho pequeño muerto» y calificaba contemplar el río así como un «desastre».
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