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Miguel Ángel Saura González
José Ángel Passolas Soberón
Miércoles, 15 de marzo 2006, 01:00
Señor director:
Un nuevo peligro se cierne sobre la zona del monte La Picota, en el municipio de Piélagos. Después de la urbanización de la zona del Alto del Cuco en su ladera Sur, y cuyo impacto ambiental es un despropósito mayúsculo, ahora le toca el turno a la ladera Norte, donde existen 200.000 metros cuadrados urbanizables situados entre los pueblos de Liencres y Boo de Piélagos, junto al Parque Natural Dunas de Liencres.
El monte La Picota reúne un conjunto de características que le hacen único. Por una parte, está su gran riqueza natural en flora y fauna. Por otra, su interés paisajístico: atalaya próxima al mar, desde su cima se contempla la mayor parte de Cantabria y una de las zonas más bellas de su costa. Asimismo, es rico en restos arqueológicos de épocas pasadas. Todo ello le hace único, y sin embargo no existe ninguna figura de protección que le preserve de las ansias urbanísticas. La urbanización de la ladera Norte supondría el definitivo golpe mortal a esta montaña y su entorno. Es por ello que se hace necesario la ampliación del minúsculo Parque Natural Dunas de Liencres para que abarque al monte La Picota ya que forman una unidad necesaria. En este sentido es preciso que nuestro Gobierno tomara interés en el tema antes de que sea tarde.
Señor director:
Dicen que el silencio es el verdadero lenguaje del alma. Pero esto es así, cuando el silencio se elige, no cuando se impone. Hoy, en nuestra sociedad existe un problema importante, que es la atención a las personas ancianas. Para una gran parte de ellas, ir llegando en soledad a una edad avanzada constituye un auténtico drama. La sociedad, el Estado, la Iglesia, no pueden dar la espalda a esta circunstancia.
Es importante resaltar el crecimiento de hogares unipersonales, integrado no sólo por quienes quieren vivir en soledad, sino por personas mayores que mantienen su casa independiente de la de los hijos. Es notorio cómo crece cada día la difícil convivencia entre personas de distintas generaciones.
Hace poco que en Oviedo se otorgaron los premios Príncipe de Asturias, y entre otros, se premió a la silenciosa institución de 'las paulas', las Hijas de la Caridad. Estas mujeres se encuentran en el mundo desde 1633, ¿ya han hecho labor durante estos años! Es por ello que el premio así se lo ha reconocido, como no podía ser de otra manera. Estas religiosas sí han entendido el mensaje, y han seguido sus instrucciones: «Dichoso el que escucha la palabra de Dios y la cumple».
La prensa de Cantabria hace días informa que las religiosas de la Residencia de Ancianos San Francisco, de Reinosa, se marchan; se van y dejan atrás 87 fríos y blancos inviernos de atención a ancianos en Reinosa. Ellas, fieles al lema 'humildad y trabajo en silencio', no quieren despedidas, pero yo desde aquí quiero decirlas adiós y gracias por vuestro trabajo, ¿que Dios os bendiga! Con edades entre 70 y 84 años se merecen un descanso-jubilación. Esas mujeres también entendieron el mensaje.
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