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GUILLERMO BALBONA
Domingo, 21 de mayo 2006, 02:00
Este año ha recibido el Premio Mediterráneo de la Cultura M-Capital por el prestigio internacional del centro de arte que dirige desde hace tres años, el CAC Málaga. El cántabro Fernando Francés ha convertido la gestión y el programa de exposiciones de este espacio en un referente internacional. Por ejemplo, ha sido el único centro de arte español invitado por el Consejo de Europa en el Foro Mundial Urban de París; y ha sido incluido, por segundo año consecutivo, en el más importante ránking de arte como uno de los 150 museos más influyentes del mundo, según la revista alemana 'Capital'. Gerhard Richter, Tony Cragg, Louise Bourgeois, Alex Katz o Anish Kapoor, artistas de absoluta influencia histórica, han pasado por el CAC Málaga, un espacio caracterizado por su identidad y vocación pedagógica y divulgativa. El gestor, programador y crítico habla aquí de su trayectoria y de sus proyectos y anuncia que en 2007 el museo malagueño acogerá una muestra del artista cántabro Juan Uslé.
-A la hora de definirse en el tiempo, ¿qué ha cambiado en estos años de trayectoria de Fernando Francés?
-Han cambiado muchas cosas, sin duda. La primera de ellas, la estancia en otra ciudad; y ha cambiado especialmente mi posición en el ámbito profesional que ha pasado de ser de comisario de exposiciones, libre y con una gran actividad, a ser un director de un centro de arte con muy poca actividad, es decir, un ámbito de alto nivel pero de baja intensidad lo que se traduce en que uno hace pocos proyectos pero muy importantes, que es, sin duda, hacia donde quiero orientar mi futuro.
-¿Cuáles son las señas de identidad del museo de Málaga?
-El Centro de Málaga es muy diferente a otros centros o museos de arte de España. Entre otras cosas, porque yo no quería hacer una mímesis de modelos ya extendidos por todo el Estado, cuyo exponente para entendernos sería el del IVAM, sino un modelo mucho más activo y participativo. Realizar, proyectar un centro de arte contemporáneo no tiene que estar reñido con la sociedad y esa es una de las claves porque, normalmente, los centros y museos se han hecho de espaldas a la sociedad. Nuestra concepción ha provocado que tengamos una gran actividad vinculada a la ciudad (el pasado año pasaron más de veinticuatro mil estudiantes por las instalaciones, además la mayoría trabajando en talleres, no como meras visitas) y hemos sido el segundo centro de arte mas visitado en España. Este dato es muy importante no para el centro en sí, sino para la ciudad y la sociedad que lo acoge. Uno de los éxitos de la Tate, por ejemplo, es su número de visitantes. Hacer proyectos de arte contemporáneo muy vanguardistas y que, además, sean reconocidos por la sociedad en la que trabajas, es el objetivo esencial y más deseado.
-Al margen obvio del trabajo, ¿cómo se da el salto de una gestión expositiva muy diversificada, y a diferentes escalas, a dirigir un centro de arte con ambiciosa proyección internacional?
-No sé si se produce o no un salto. En los últimos años de hecho ya estaba haciendo exposiciones en el circuito internacional. La diferencia es que en un centro de arte te puedes concentrar mucho más en una labor y el anterior era más un trabajo de dispersión. La gestión del CAC, al fin y al cabo, es fruto de una consecuencia. A mí se me propone por el bagaje profesional que llevábamos. Era muy difícil que esto hubiese llegado sin haber realizado antes todo ese otro trabajo. Otra cosa diferente era las expectativas creadas sobre el proyecto que pudiera realizar en Málaga. Probablemente, se pensó que iba a ser una propuesta de más baja intensidad. Pero a la hora de la verdad hemos roto moldes y el centro no sólo es un modelo en España, sino también internacionalmente. Ha sido citado como uno de los 150 museos más influyentes del mundo, o entre los centros de arte más importantes. Eso quiere decir que hemos despertado y respondido a unas expectativas enormes. Hemos sido reconocidos en todo el mundo.
-¿Cree que si el proyecto estuviese ubicado en Madrid tanto el museo como su director tendrían una mayor reconocimiento y gozarían de mayor atención?
-Lo que verdaderamente da prestigio a un centro de arte es la programación que desarrolla, no tanto la ciudad en que se realiza. Nosotros hemos situado Málaga en el mundo del arte. Una ciudad en la que esta relación sólo estaba presente al ser la ciudad natal de Picasso, pero no formaba parte de ese circuito de ciudades donde pasan cosas relativas al arte contemporáneo. Ahora hay cuatro museos y va a ver seis más próximamente, lo que la convierte en una ciudad muy activa en este sentido. Pero si se la conoce a nivel internacional es por el centro de arte contemporáneo. Volvemos a esa cosa esencial, lo importante es el tipo de proyecto que se realiza, más que la ciudad en la que esté situado. Este mismo proyecto, ¿funcionaría en Madrid o en otra ciudad?. Pues probablemente también, lo que ya no sé es si tendría sentido hacerlo porque en Madrid hay mucha más oferta, ya existe un museo nacional dedicado al arte contemporáneo y a lo mejor habría que hacer un proyecto diferente. Donde estamos ahora no hay competencia y representamos una difusión, en primer término, que abarca ya de por sí a la mitad de la península.
-Y después de estos tres años de gestión y proyección, concebiría idéntico modelo transplantado a Santander? ¿Afrontaría ese reto en esta ciudad?
-Creo que aquí hay dos cuestiones solapadas. Lo primero, es si tendría sentido un modelo como éste en Santander. Otra cuestión es que a todo el mundo le halaga que uno pueda hacer un proyecto así en la ciudad en la que has vivido. En este sentido, creo que la apuesta sería fantástica, otra cuestión sería entrar en las características y necesidades de ese proyecto. Y creo que sí es el proyecto que Santander necesita. Lo que no tiene sentido es un museo que mezcle arte contemporáneo y bellas artes. Todas las ciudades españolas están luchando por tener un museo de bellas artes de calidad y también un museo de arte contemporáneo, pero nunca prescindir de uno de ellos ni tampoco hacer una mezcla absurda para almacenar lo que se tiene y avanzar en lo que no se tiene. Creo que deben ser dos proyectos independientes es y sería un error histórico para esta región que en el museo de Las Llamas se juntase el actual museo de Bellas Artes y el futuro de arte contemporáneo de Cantabria.
-El futuro proyecto contempla en todo caso otros contenidos para el museo como albergar historia, patrimonio...
-Ese sería también un error histórico porque los museos necesitan cooperativas diferentes, tienen necesidades y modelos diferentes, pero hacer convivir modelos y equipos en un mínimo espacio no es lo habitual. Y en los pocos sitios donde se ha dado una expresión así, caso de Lisboa, se ha convertido en un disparate, no ha funcionado nunca.
-En algunos círculos, por cierto, se ha llegado a comentar que usted sería el director del proyecto de Las Llamas...
-No tengo conocimiento de eso. Y nadie me ha realizado una propuesta en este sentido. Pero si estoy en loterías para otros museos más importantes que éste incluso, no me extrañaría entonces, sin yo saberlo, que estuviese también en la lista.
-La gestión del museo de Málaga no ha reducido su ritmo de trabajo. Pero, en algunos ámbitos se critica o se considera incompatible su labor paralela con fundaciones y colecciones. ¿Qué opinión le merecen estas comentarios?
-No creo que se pueda hablar de incompatibilidad. El director de la Tate asesora a la Fundación Botín y no pasa nada por eso. Los temas de asesoría suelen estar en muchas ocasiones en manos de directores de centros y museos, a veces incluso asesorando a otros y a colecciones de todo tipo. Eso es lo frecuente. Un recorrido, por ejemplo, por los directores de España revela que no sólo asesoran a la institución en la que están. En cuanto a mi trayectoria personal, es evidente que he reducido mucho más mi actividad en los últimos tres años. Y, desde luego, continuará así la tendencia. Lo que me apetece es centrarme en el museo de Málaga.
-La revista 'Arte y parte' que usted edita desde Santander, ¿se traslada definitivamente a Málaga?
-Se está estudiado esta posibilidad. Si se consuma se debe a que la cabecera estará así más cerca del resto del equipo profesional que componemos esta familia que se llama 'Gestión cultural'. Juntar el personal desde el punto de vista de la empresa está bien. Y además, la Junta de Andalucía nos ha ofrecido muchas ayudas si es que desplazamos la revista. Cuado nos hicimos cargo hace años de la publicación pensé en traerla a Cantabria porque me parecía interesante que existiera una revista de este corte internacional, y ahora tiene el apoyo de la Consejería de Cultura. La decisión, en cualquier caso, aún no está tomada.
-De todos modos, se ha quejado en alguna ocasión de recibir escasos apoyos.
-Sí, es cierto, en el pasado reciente me he quejado aunque ahora no sea el momento. En la etapa del Gobierno anterior, con José Antonio Cagigas en Cultura, me llamaron para decir que rompían todas la suscripciones porque no entendían que una revista de arte tuviera que estar en las bibliotecas de la región. E incluso el anterior presidente cántabro me dijo que para qué me iban a apoyar si ya lo hacían otras comunidades autónomas.
-¿Y la firma 'Gestión cultural' desaparecerá de Santander a medio plazo?
-Estamos hablando de una empresa nacional y dónde tenga su sede es quizás lo menos importante. Lo esencial es la actividad. En estos momentos, se centra en el museo de Málaga y salvo que surgiera un gran proyecto en Cantabria, difícilmente crearíamos una infraestructura técnica en Santander.
-Pero, en paralelo, ¿la revista no ha pecado también de cierto distanciamiento social y cultural con Cantabria? Por ejemplo, se ha criticado la ausencia de la revista en Artesantander frente a su participación regular en otras ferias.
-Ello se debe a una razón puramente lógica. La feria santanderina nos debe publicidad de las ediciones de anteriores equipos, con lo que la falta de compromiso de sus anteriores gestores ha provocado esta situación. Eso no ha sucedido en Arco, por ejemplo.
-Fernando Francés ¿se considera un pope del mundo del arte?
-En España hay un grupo de profesionales que tienen mucha influencia en el mundo del arte y yo estoy en esa división. En sí mismo eso no es malo. Que tu opinión y trabajo se tenga en cuenta siempre es bueno. Lo interesante e importante es utilizar esto en positivo, aprovechar ese potencial. En Málaga se está haciendo porque gracias a mis contactos e influencias, artistas de talla mundial vienen al centro. Me siento orgulloso y eso es algo aprovechable.
-Todo esto es fruto de una mezcla de trabajo, ambición..., o ¿es también cuestión de suerte y otros factores?
-Mi trabajo es muy creativo y de proyecto personal. Los proyectos personales tienen que ser singulares, diferentes para que lleguen a ser importantes. Y a partir de ahí uno tiene que ser un trabajador empedernido. Yo valoro mucho a la persona que trabaja y que tiene ideas. En mi caso, esos factores se han sumado a un equipo que te ayuda , que es cómplice. Hemos desarrollado ideas e iniciativas originales, pioneras en algunos casos en España, como el modelo de gestión en Málaga, y, desde el punto de vista artístico hemos demostrado que se pueden hacer cosas diferentes. Todo esto tiene que corresponderse con una cierta confianza por parte de las instituciones. En Málaga he tenido un apoyo total por parte del ayuntamiento y los políticos me han dejado hacer mi trabajo.
-¿Se pueden fabricar artistas?
-Creo que no. Puedes descubrirlos pero el artista tiene que ser bueno, darle una oportunidad, pero si no es bueno es muy difícil inventarlo.
-¿Y se pueden destruir, bajar del pedestal?
-Indudablemente sí. Se puede hacer mucho daño a artistas, comisarios, críticos, periodistas, pero confío mucho más en la capacidad de ayudar que en la de destruir.
-¿Por qué existe la impresión de que el mercado del arte es el más negro de todos?
-Por desconocimiento básicamente. Es triste pero se conoce más el mercado del arte de más baja intensidad que el más profesionalizado,que es más pequeño pero más serio. Existe un gran desconocimiento del mundo del arte. En contra de lo que se piensa existen muchos profesionales en este mercado y está claro que algunos buenos artistas no serían lo que son sin el apoyo de galeristas profesionales.
-¿Uno está en esto por amor al arte?, ¿por poder, por dinero...?
-De algo tenemos que comer. No es ilícito ni injusto ser ambicioso además. El mundo del arte me apasiona y si además te da gratificaciones en todos los ámbitos de tu vida, bienvenido sea. También me apasionaba antes cuando no existían estos resultados. He empezado desde abajo y dejé un puesto fijo en la Administración Pública para dedicarme a algo que era muy inseguro pero que me gustaba.
-Cuando se llega a este nivel, ¿se tienen muchos enemigos?
-Se tienen muchos amigos, eso sí. No sé si algunos por interés o no. El arte hasta ahora me ha dado muchas satisfacciones y muy pocas tristezas y disgustos y la mayor parte de mis grandes amigos están vinculados de una forma u otra al arte.
-¿Qué radiografía realiza de la situación actual del mundo de la cultura y del arte en Cantabria?
-La distancia de estos tres años al frente del museo de Málaga y el hecho de no vivir en Santander me aleja del pulso exacto de lo que está pasando. A nivel creativo, Cantabria siempre ha sido una región privilegiada, con un plantel de artistas envidiable. Lo que quizás haga falta sea un elemento catalizador de arte contemporáneo en la región. Un centro de arte, como decíamos, con opciones pedagógicas, talleres, seminarios, en el que se trabaje con la escuela y sea un foro de debate.
-¿Y qué opinión le merece Artesantander?
-Es una feria de las pocas que existen España que cumple un papel, como todo mejorable, pero interesante para la ciudad.
-Echando la vista atrás, ¿cambiaría algo de su trayectoria?
-Todos tenemos que ser coherentes. Para ser justos no podemos ser infieles con nuestras trayectorias. El paso del tiempo te dice que igual tenías que haber hecho algo de otra manera, pero estoy muy orgulloso de lo que he realizado. He demostrado que se pueden hacer cosas grandes desde ciudades pequeñas. Lo importante es el equipo humano, las ideas creativas.
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