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N. BOLADO
Lunes, 5 de junio 2006, 02:00
En el año 1982, Antonio Plata y nueve mujeres, todos maestros, dieron un paso que condicionaría sus vidas y una parte de la enseñanza de Torrelavega. Crearon una cooperativa de enseñantes que ha sido pionera en Cantabria y ejemplo en España. Transcurridos 25 años desde que tomaran aquella decisión, Antonio Plata deja la dirección del colegio El Salvador de Enseñanza para recuperarse a sí mismo, a su familia y a los propios alumnos. Ha tomado esta decisión sin posibilidad de dar un paso atrás aunque muchos aún no se lo creen.
En el año 1982 este centro escolar, situado en el centro de las colonias para trabajadores creadas por la empresa, era propiedad de Sniace y la treintena de profesores que en él trabajaban dependían de la nómina de la empresa química. 600 alumnos acudían a sus aulas. Aquel año Sniace comenzó a desprenderse de su obra social e incluyó entre sus decisiones la desaparición del colegio. Los alumnos deberían ser reubicados en otros centros del municipio y los profesores podían optar por la jubilación o por integrarse, en puestos no docentes, en la estructura de la empresa Sniace.
Así lo decidieron 20 profesores pero uno de los diez restantes, Antonio Plata, decidió que aquel colegio podía llegar a ser la materialización de su sueño como enseñante y dio el paso de proponer la creación de una cooperativa. Fue seguido por nueve mujeres, profesoras, creando un grupo fundador que se ha mantenido incólume a lo largo de un cuarto de siglo.
Negociaron con Sniace, con el Ministerio de Educación y con el Ayuntamiento (600 niños se quedaban sin escolarizar de la noche a la mañana) y se fundó la Cooperativa de Trabajo Asociado de Profesores. Obtuvieron, además, el apoyo de la UGT, entonces representada en Sniace por José Manuel Colio, y de CC OO, representada por Ángel Agudo, actual consejero de Economía.
El acuerdo se concretó en la cesión en precario, durante 20 años, de las instalaciones, por las que los cooperativistas pagaban un alquiler, y comenzó lo que sería con el tiempo un éxito de la unión laboral de los trabajadores.
El segundo paso fue captar siete socios para completar la plantilla necesaria para dar clase a 16 unidades de EGB además del puesto de director, que por aclamación fue adjudicado a Antonio Plata, quien también presidía la cooperativa, renovándose el cargo cada cuatro año y así durante los 25 años que cumple ahora.
Se entrevistó a muchos aspirantes, se les explicó la 'filosofía' que querían aplicar a la enseñanza. Cada uno de los integrantes de la cooperativa tuvo que aportar un millón de pesetas en 1982, dinero que se empleó en acondicionar el colegio para comenzar a trabajar en el curso 1982-83, subvencionado por el Ministerio, en principio con el 82,13%, y unos meses después con el 100%. Los 17 fundadores se pusieron manos a la obra con el primer colegio mixto del municipio, pero no sólo en eso fueron pioneros, sino también en declararse aconfesional y en usar publicidad para promocionar el centro y los medios de comunicación para darse a conocer.
Desde el primer momento fueron autogestionarios, se votaba para trabajar, y el único patrimonio que tienen es su propio puesto de trabajo.
El otro gran hito se produjo en 1999 cuando se constituyó ofertar la enseñanza Secundaria lo que plantea un reto económico y de infraestructuras. Negociaron con Sniace y compran el edificio y obtienen la autorización, entre una sonora protesta de la escuela pública. Los cientos de millones que costó se cubrieron con una hipoteca y con parte de los salarios de los cooperativistas endeudados, personalmente, durante los próximos 20 años. Se amplió el número de ellos hasta formar una plantilla de 24, todos cooperativistas, porque han renunciado a ser patrones.
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