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A dos mil metros de altura, Fuente del Chivo
A dos mil metros de altura, Fuente del Chivo
Circuito Montañes 2006

A dos mil metros de altura, Fuente del Chivo

La cuarta jornada de la presente edición del Circuito Montañés, con un final inédito, es la etapa reina de esta edición

S. E.

Lunes, 12 de junio 2006, 02:00

El collado de la Fuente del Chivo está situado a más de 2.000 metros y es el punto más alto que se puede alcanzar por carretera en el circo de montañas de Brañavieja. En ese punto de Alto Campoo estará instalada la meta de la cuarta etapa del Circuito Montañés Internacional 2006. Al tratarse de una llegada en alto inédita para el ciclismo, algunos equipos ya han entrenado sobre ella con el fin de conocer toda su dureza, que es mucha.

Seis corredores del Saunier Duval amateur, dirigidos por Roberto San Emeterio y con el apoyo logístico de 'Nando' Álvarez, hicieron el ensayo general de esta cuarta etapa la pasada semana. El ritmo al que Marcel Wyss, Enrique Mata, Miguel Ochoa, Máximo Sergio Cuesta, Vicente Rodrigo y Florentino Márquez pedalearon en El Escudo y El Chivo, ambos de categoría especial, no fue, ni mucho menos, el que se alcanzará en la carrera el próximo día 17 (sábado), pero las rampas de estos puertos, más los de La Montaña (3ª), San Martín (3ª) y La Braguía (1ª) como aperitivo, dan una idea de la criba que puede hacer esta etapa reina en la clasificación.

La salida estará instalada en Solares, junto a las instalaciones de la planta embotelladora del agua que lleva el mismo nombre, pero la dureza de la etapa empieza en el kilómetro 26, cuando se inicia el ascenso a La Montaña, aunque este alto de tercera categoría suena a broma si se analiza lo que queda por delante. San Martín, en el 44, y La Braguía, en el 57, serán el aperitivo de una jornada que puede causar muchas bajas. «Estos puertos, de salida, son muy peligrosos. Si vas mal ya te puedes encomendar a la Virgen porque se van a pasar a una velocidad de vértigo. El equipo que quiera llevarse el Circuito tiene que ir a muerte en esta etapa desde el principio, para endurecerla. Aquí no se va a esperar a nadie, así que habrá que estar atento», señala el burgalés Enrique Mata, refiriéndose a las tres primeras dificultades.

Pero lo bueno de esta cuarta jornada comenzará a falta de 60 kilómetros para la meta, cuando los corredores tengan a la vista el letrero de 'comienza el puerto' de El Escudo. Son 7,200 kilómetros de ascenso desde Los Pandos. A partir de este punto comienza lo verdaderamente duro de este 'coloso' del Norte. La primera rampa de consideración pasa por encima del río Selvejo y tiene un desnivel del 12%. A la salida de San Miguel de Luena el porcentaje alcanza cotas del 15%. Los dos kilómetros siguientes son más 'tirados', aunque las rampas llegan casi a las dos cifras. Un breve espacio para tomar aliento y de nuevo las paredes alcanzan porcentajes por encima del 10%. El penúltimo kilómetro es el acabose, el más terrorífico de toda la ascensión, donde vuelve a haber rampas del 15%.

«Pensé que iba a ser más fuerte. Me habían dicho que era un muro, pero son sólo dos kilómetros los malos. Lo demás tampoco es para tanto», dice el suizo Marcel Wyss nada más llegar a la cima, casi sin aliento. El corredor de Berna es abucheado por algunos de sus compañeros. «El Escudo es durísimo, sobre todo lo último. Es que te hace retorcerte en la bicicleta», señalan todos.

Una vez coronado El Escudo, toca lanzarse hasta Reinosa por la carretera que rodea el Pantano del Ebro. Desde la capital campurriana quedarán todavía 40 kilómetros hasta la meta y todos hacia arriba, eso sí, la carretera es para 'señoritos'.

Toda la ascensión hasta Brañavieja es de sobra conocida por los seguidores del Circuito Montañés, aparte de por muchos ciclistas, aficionados al ciclismo o incluso al esquí. Desde Reinosa a La Lomba son 14 kilómetros más bien tirados, aunque picando hacia arriba. En esta localidad empieza el puerto de verdad. Once kilómetros más adelante los ciclistas dejarán a la izquierda la estación de Brañavieja y afrontarán los cinco últimos, la última y definitiva subida al pico de El Chivo. Son cinco kilómetros. Los tres primeros hacen daño, pero son los dos últimos son los que van a marcar las diferencias entre los favoritos al triunfo. Los desniveles son del 15 y 16 por ciento. Hay un par de paellas en las que los corredores se quedan casi clavados. El ganador puede que no tenga fuerzas ni para levantar los brazos en la línea de meta. «Aquí no se puede soltar los brazos del manillar ni para decir 'estoy aquí', porque te puedes caer de la bici. La subida se hace muy dura. Estás subiendo desde Reinosa y al final, la puntilla...», dice el riojano Miguel Ochoa, el primero de los seis ciclistas del Saunier en coronar en la cima de El Chivo en este ensayo.

«Roberto (San Emeterio) hay que montar un 25, 'macho', sino no subimos», comenta el propio Ochoa a su director deportivo. «Si, si. Tranquilos. Para qué os creéis que estamos haciendo hoy esta etapa, pues para ver, entre otras cosas, que desarrollos tenemos que montar ese día», dice San Emeterio, que ya tiene claro a cual de sus corredores le va bien esta etapa. «Le va bien a Miki (Miguel Ochoa), aunque sé que el triunfo aquí va estar muy caro», admite el joven director cántabro.

El valenciano Vicente Rodrigo es amateur de primer año y no va a correr el Circuito, pero también tiene una opinión sobre esta etapa. «Es durísima, y si encima se va a 'toda leche', ya veras que minutadas les va a caer a algunos», dice Rodrigo.

Y ésto en la cuarta etapa...¿qué pasará cuando llegue la durísima sexta jornada, con final en Santo Toribio de Liébana?.

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