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JOSÉ LUIS HIERRO
Miércoles, 5 de julio 2006, 02:00
Es tiempo de cambio, y a nuestro municipio también le ha llegado la hora de cambiar muchas de las cosas que desde antaño forman parte de nuestras vidas. Nuestros oficios tradicionales, la ganadería, la pesca y la agricultura han ido dejando paso a una opción mucho más contemporánea, emprendedora y comercial, a la vez que respetuosa con el medio ambiente, como es el comercio y el turismo. Para ello hemos intentado preservar nuestros espacios naturales, con la tan polémica ley del POL, intercalándose las amplias praderas y pastizales con campos de labranza y explotaciones forestales, y las extensas arboledas de monte autóctono con nuestros asombrosos paisajes costeros.
Pero también hemos intentado desarrollar nuestro potencial turístico optando por un turismo de calidad en el que el crecimiento urbanístico no ciegue los ojos de los que nos gobiernan y sigan manteniendo su política proteccionista, haciendo de nuestro municipio un ejemplo de desarrollo sostenido, en el que predominen las pequeñas urbanizaciones de chalet, casas de campo y edificios de poca envergadura, con amplios aparcamientos, zonas de recreo y esparcimiento y amplias zonas comerciales. En esto último también queremos seguir siendo un ejemplo para todos los municipios de los alrededores, con un comercio tan diversificado, estable y de calidad como el que tenemos, dando servicio a prácticamente todas las necesidades de nuestros habitantes y de los turistas que con asiduidad nos visitan.
Porque además de las archifamosas casas de restauración y descanso de nuestra zona, en la que sus clientes tan ampliamente quedan satisfechos, en nuestro municipio también podemos presumir de disponer de un amplio desarrollo comercial donde elegir, envidia sana de los municipios vecinos. Supermercados, panaderías, fruterías, carnicerías, pescaderías, peluquerías, asesorías, bazares, tiendas de ropa y electrodomésticos, mercería, estanco, ferretería, joyería, zapatería, etc , incluso quizá algún día, quien sabe, un campo de golf, un balneario, un complejo deportivo y hasta un geriátrico. Comercios abiertos y desarrollados gracias al esfuerzo y el tesón de sus propietarios que apostaron por invertir sus ahorros para implantarse en el lugar donde nacieron, residen y les gustaría pasar sus vidas, para beneficio de sus conciudadanos y para contribuir, quizá también, en ese desarrollo sostenido y de calidad por el que se debiera apostar desde todos los estamentos. Comercios que sobreviven a duras penas a los rigores y penurias del día a día invernal, con sus ojos clavados en el calendario, esperando la llegada del fin de semana y del tiempo estival en el que rentabilizar sus inversiones y las horas muertas pasadas al frente de su negocio.
Pero como dice el refrán, nunca es completa la dicha en la casa del pobre. ¿Para que sirven los sacrificios realizados para conseguir un comercio próspero, modernizado, diversificado, estable y de calidad si desde el gobierno municipal se minan nuestras esperanzas permitiendo y hasta promoviendo el comercio inestable, retrogrado, oportunista y de baja calidad representado en los mercadillos y la venta ambulante? Respaldándose en el beneficio común, para el pueblo en general y para el turismo en particular, se hace caso omiso de nuestras peticiones, para erradicarlo o al menos regularizarlo de algún modo que no nos perjudique, y se permite realizar, sin amparo en ninguna ley ni autorización al respecto, para más INRI, en la única plaza pública con la que cuenta el pueblo, para malestar de sus usuarios habituales, y en las fechas más favorables para nuestros comercios, los fines de semana del tiempo estival.
Pero no nos engañemos, el único beneficiado de todo esto es el mercader, que con su estante ambulante ofrece unos productos, adquiridos la mayoría de las veces en dudosas circunstancias, en unas condiciones y con unas garantías para el consumidor muy alejadas de las que las leyes pertinentes nos reclaman a nosotros en las innumerables inspecciones sufridas a lo largo del año.
Muy señores míos, seamos coherentes con nuestras ideas y con nuestra apuesta de futuro. Una apuesta que debiera basarse en el desarrollo sostenido de nuestro municipio; fomentando el urbanismo cabal y comedido, el comercio estable y de calidad, el desarrollo de infraestructuras e instalaciones de servicio público, y todas esas buenas ideas que tienen ustedes en mente, con el objetivo de llevar a nuestro municipio a ser ejemplo y envidia sana de sus vecinos, consiguiendo así, de ese modo y no de otro, el beneficio de todos sus conciudadanos.
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