Manolo Saiz niega ante el juez su implicación en la 'Operación Puerto'

Manolo Saiz, ex director del equipo Astaná, declaró ayer, por espacio de dos horas, ante el titular del Juzgado de Instrucción número 31 de Madrid acerca de su presunta implicación en la denominada 'Operación Puerto', por la que se descubrió la participación de varias personas en una red que no sólo suministraba productos dopantes a deportistas de élite, sino que, además, practicaba asiduamente el dopaje sanguíneo.

Saiz optó por acudir voluntariamente ante la Justicia antes de que le fuese remitida la citación formal que le habría llevado al mismo lugar, los juzgados de Plaza de Castilla. Durante su comparecencia, el cántabro se negó a contestar a las preguntas tanto de la acusación particular como del fiscal, limitándose a aclarar únicamente las cuestiones que le hizo el juez y su propio abogado.

Desde las 14.30 y hasta las 16.15 Saiz trató de aclarar los aspectos relativos a su persona que, presuntamente, le vinculan con la adquisición y uso indebido de sustancias dopantes. Sobre su relación con el médico Eufemiano Fuentes, expuso la colaboración laboral que mantuvieron en los años 1990 y 1991 cuando ambos se encontraban en las filas del extinto ONCE. Una vez acabada esa unión profesional, según aseguró, los lazos entre Saiz y Fuentes se mantuvieron gracias a frecuentes conversaciones y encuentros entre ambos, hasta que, en 2004, el primero vuelve a contratar al segundo para que aplique sus conocimientos entre los corredores del conjunto Liberty.

Respecto al jefe de hematología del Hospital de La Princesa, José Luis Merino Batres, el ex director cántabro dijo que no había mantenido ninguna clase de relación personal o profesional. En todo momento, el que fuera uno de los impulsores de la Liga ProTour, proclamó su inocencia y desmintió categóricamente su implicación en trama de dopaje alguna.

En referencia a la maleta contenedora de 60.000 euros, con la que fue detenido en las inmediaciones del piso donde Fuentes llevaba a cabo las presuntas prácticas dopantes, Saiz se reafirmó en que esa cantidad correspondía a una deuda con el galeno.