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«Al quedar ciego me traumaticé y 'Ryder' ha sido mi salvación»
SANTANDER

«Al quedar ciego me traumaticé y 'Ryder' ha sido mi salvación»

Santiago Revuelta viajó a EE UU para familiarizarse con su perro-guía

D. B.

Viernes, 7 de julio 2006, 02:00

Santiago Revuelta Álvarez perdió la vista por degeneración de la mácula. Primero fue el ojo izquierdo, después el derecho. Tenía 60 años y el mundo se le vino encima en el año 2001. No sabía lo que era vivir en permanente sombra ni depender de otro para la más mínima cosa.

Santiago, un hombre muy conocido en Cantabria, había sido hasta entonces un polifacético hombre de negocios y deportista. Fundó el Teka de ciclismo y de balonmano, es dueño de las tiendas de dulces 'Ka' y de la cafetería 'Lugano' y presidió la Federación de Boxeo. Casado, con cuatro hijos y seis nietos, rompió ayer a llorar como un niño cuando rememoró esos momentos tan traumáticos. Unos tiempos de dolor que van quedando lejos gracias a 'Ryder', el lazarillo que le ha facilitado el Club de los Leones de Bilbao y que además de darle seguridad le hace sentirse bien consigo mismo.

«'Ryder' es para mí un milagro. Después de estar tratándome en la ONCE, me ayudaron a valerme por mí mismo. Estuve dos años en manos de una psicóloga porque lo pasé muy mal, se me cayó el alma a los pies. Había pasado de trabajar a tope a depender de todo el mundo. Entonces me aconsejaron que, dadas mis características de persona dinámica y que había hecho deporte, me hiciera de un perro-guía. Me hablaron de que en Rochester (EE UU) el Club de los Leones tiene la mejor escuela del mundo en adiestramiento de perros-guías. Es la que mejor enseña a los ciegos a utilizarlos bien. Son los pioneros y, además, la ONCE tiene un convenio con esta fundación. No lo dudé ni un segundo».

El 11 de marzo de este año, en compañía de otros cinco invidentes de Madrid, Toledo y Barcelona, voló a Estados Unidos junto a una intérprete que no se separó de ellos durante el tiempo de aprendizaje en la escuela y traducía lo que iba diciendo el instructor.

Santiago relata aquellos días en que se levantaban al alba y lo primero que tenían que hacer era sacar el lazarillo que les habían asignado a un patio para que hiciera sus necesidades y ellos se fueran familiarizando. «El instructor te enseña a distinguir por los movimientos que hace el perro si es pis o caca y a recogerlo en una bolsa. Después le dábamos agua y los cepillábamos y limpiábamos. Mi perro era el único que se dejaba limpiar los dientes. El instructor no se lo podía creer». Revuelta se anima hablando de su lazarillo. 'Ryder' es su confidente, su ayuda, su todo... Es el mejor amigo también de su mujer, de sus hijos y de sus nietos que le quieren al ver que el marido, padre y abuelo ha vuelto a sonreír y a salir a la calle solo.

«En la escuela provocaban muchas situaciones para ver si estábamos capacitados para manejar el perro. Nos hacían judiadas. Cuando comíamos y teníamos el perro sentado debajo a nuestro lado les tiraban galletas para ver si teníamos autoridad sobre ellos. El mío no se movía. También nos llevaban al pueblo para enseñarnos a caminar seguros con el perro»

Santiago podría estar un año hablando de 'Ryder'. Él le da las órdenes en inglés, pero ya se está familiarizando con el castellano. El can está valorado en 25.000 euros «A las tres de la tarde me avisa que es su hora de comer. Me toca la pierna y si hago como que no me entero, chasquea la lengua. Increíble».

Veintisiete días en Rochester fueron suficientes para hacerse con 'Ryder'. La estancia lo mismo que el perro está financiada por el Club de Leones. El sólo tiene palabras de agradecimiento para el club y para su lazarillo. «Ha sido mi salvación. Mi mujer se iba a trabajar y me quedaba muchas horas solo. Ahora estoy acompañado por un amigo que es más generoso y abnegado que cualquiera».

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