Borrar
En Santander hay tiendas especializadas donde encontrar los mejores productos regionales.
EL REPORTAJE DE LA SEMANA

Acuérdate de mí cuando comas

Los productos de Cantabria que más demandan los turistas como gastrosouvenirs durante sus vacaciones en la región

Diego Ruiz

Viernes, 3 de abril 2015, 11:53

Las vacaciones de Semana Santa fuera de casa son algo más que ver nazarenos procesionando, monumentos, restaurantes típicos, bares y desplazamientos a los pueblos cercanos y de renombre en la provincia del lugar donde nos encontremos. Además, hay que llevar a casa, y también a nuestros amigos, algo típico de la comunidad autónoma en la que hemos estado.

Cantabria tiene procesiones, grandes restaurantes, multitud de bares, pueblos emblemáticos y, también, muchos souvenirs gastronómicos que comprar la víspera de volver al hogar. Dos de ellos, quizás los más singulares, son nuestros sobaos y quesadas.

Sobaos Joselín tiene su cuartel general en Selaya y estas dos semanas de vacaciones toca zafarrancho de combate, sobre todo si el tiempo acompaña, como parece. «En estos días -afirma Mariángeles Sainz, gerente de la empresa- las ventas aumentan un 70% más en relación a una semana normal».

En Semana Santa, en Selaya, el cliente que compra sobaos y quesadas donde Joselín es «básicamente nacional, y ya conoce nuestros productos. Muchos madrileños y, curiosamente, gente de Levante, catalanes, gallegos y manchegos. Andaluces se ven menos y, siempre, durante prácticamente todo el año, vecinos de las provincias limítrofes, y los castellanos, que están siempre con nosotros».

En cuanto a la preferencia de los compradores de fuera de Cantabria por el sobao o la quesada, Mariángeles Sainz asegura que, «esto es más o menos parecido durante todo el año. Si el sobao es 1,5, la quesada es 1. Es distinto cuando el turista consume el producto en el momento, en la tienda, entonces nos vamos a un 80% más la quesada».

Los sobaos y quesadas de Joselín, según la gerente e hija de los fundadores del negocio, «son productos totalmente artesanos. Salvo algún proceso semiautomático, todo se hace a mano y eso marca la diferencia. Nosotros siempre hemos luchado por mantener la calidad del producto con una base más compacta y un sabor a mantequilla inconfundible. El mercado, ahora mismo, está lleno de productos industriales y nosotros lo que queremos son los sabores de siempre. Para ello empleamos materias primas de primera calidad para obtener un producto que recuerda al de siempre. Ahora vivimos un buen momento porque en el mercado hay más gente que requiere mayor calidad».

Una caja de sobaos Joselín de 700 gramos cuesta entre 6 y 7 euros y el kilo de quesada está entre 7 y 8. «Un precio muy competitivo para un producto artesano, con leche fresca recién ordeñada y hecho a base de mantequilla».

Joselín cuenta con más 200 puntos de venta en Cantabria, aunque el 70% de su producción se vende en su cuartel general.

Anchoas y bonito del norte

Nadie que venga a Cantabria en estas u otras fechas puede volver a su pueblo o ciudad de origen sin llevar en el maletero del coche unas cuantas latas de anchoas, otro de nuestros productos estrella. La marca Nuevo Libe, en Santoña, vende estos días el doble que en una semana cualquiera a sus clientes, generalmente vascos y castellanos. Leticia Fuente, unas de las responsables de la fábrica, asegura que «somos una empresa pequeña y familiar. Tenemos a seis señoras elaborando la pesca de nuestro barco. Contamos además con una pescadería propia y tres tiendas».

«Lo que más vendemos, sin duda, son las anchoas y el bonito del norte -asegura- a pesar de que también elaboramos otros pescados que trae nuestro barco, como caballa, relanzón, verdel... Todo del Cantábrico».

En cuanto al perfil del cliente, dice que «es, sobre todo, procedente del País Vasco. Hay que tener en cuenta que en Santoña, en casi todas las casas, se hace anchoa en salazón y lo que nosotros fabricamos es para fuera. Esta villa es conocida por sus conservas» Y, sobre el secreto de la anchoa de Santoña, Leticia matiza que «yo creo que, sobre todo, es su fama. Esta es la cuna de la anchoa, desde que vinieron todos los italianos. Hace tiempo tuvimos una tienda en Laredo, aquí enfrente, y los clientes preferían coger la lancha y venir a comprarnos las anchoas y el bonito aquí, a pesar de que todo era igual y al mismo precio. La elaboración es artesana y similar en casi todas las empresas. Pues al final tuvimos que cerrar el comercio de Laredo porque no vendíamos. Por otra parte, hay que tener en cuenta que existen diferentes calidades en cuanto a la anchoa se refiere. Hay empresas que elaboran pesca procedente de China, Marruecos, Perú, Argentina... Nosotros, toda la anchoa que tenemos es del Cantábrico, gracias también a que contamos con nuestro propio barco».

Nuevo Libe tiene dos calidades distintas de anchoa, según el tamaño del filete. Un octavillo normal cuesta 2,40 y el especial 3,20. El bonito el tarro de 350 gramos se vende a unos 6 euros. Estos días está de oferta el lote de ocho tarros pequeños, de 167 gramos, a 16,50 euros.

En Reinosa y Unquera hay que hacer una parada obligatoria, si el tiempo lo permite. En la capital campurriana hay que comprar sus famosas pantortillas y también las reinosas. La fama de estos productos se la ha llevado siempre Casa Vejo. Ricardo Lamadrid, un hombre de la casa, comenta que «las pantortillas y la reinosas, independientemente de la época del año, siempre se han trabajado bien. Ahora, en Semana Santa, vendemos sobre todo a gente de fuera que tiene casa aquí o personas de Campoo que viven fuera y vienen ahora para estar con sus familiares. En cuanto a la actividad en estos días, se puede decir que vendemos cinco veces más nuestros productos que en una semana normal».

La pantortilla es el dulce típico y más conocido de Reinosa. Es un hojaldre hecho 100% con mantequilla, laminado y con una capa de azúcar horneado. Su forma es redonda y recuerda a la tortilla de patatas. De ahí puede que venga su nombre, aunque también se dice que es un diminutivo de pantorta.

Las reinosas son menos conocidas, aunque Ricardo Lamadrid afirma que cada vez tienen mayor aceptación y casi su consumo alcanza ya al de su hermana aplanada. Según señala, se trata de un hojaldre mucho más elaborado, que lleva huevo en la masa y cuatro días de trabajo. Una vez horneadas descansan seis meses en baúles de madera de chopo y se terminan con un baño de almíbar hirviente

Una caja de pantortillas de seis unidades tiene un precio de 5,90 euros, mientras que la de 12 asciende a 10,95. Doce piezas de reinosas cuesta 11,90 euros.

Estos productos se encuentran también en algunas tiendas especializadas y grandes superficies comerciales.

A pocos kilómetros de la frontera con Asturias, en el cruce de Pechón, se encuentra la Cafetería Pindal, donde siempre, camino de Potes o a la vuelta del Principado, hay que hacer un alto en el camino para comer allí mismo, junto a un buen tazón de chocolate, un par de sus míticas corbatas. Se trata de un pastel de hojaldre, de unos 15 centímetros de largo, con forma de corbata o pajarita hecho con mantequilla, azúcar, huevos, harina de trigo y recubierto con una capa de azúcar con almendras. Un hojaldre como los demás, pero con el gran acierto de la alquimia de sus ingredientes. Es también un dulce que no lleva ningún tipo de conservantes ni colorantes.

Un representante de Pindal asegura que en Semana Santa aumenta «considerablemente» la venta de este producto que los hermanos Junco comenzaron a amasar allá por el año 1981 tras adquirir la cafetería y el obrador familiar. «En estas fechas -dice-, se vende el doble y es que, además, se está notando ya más movimiento de tráfico por la zona». La mayoría de las corbatas de Unquera se vende en las dos cafeterías Pindal de la localidad de Val de San Vicente, «sobre todo a matrimonios con niños y parejas de amigos jóvenes que acuden con sus hijos» a la llamada de este peculiar dulce. La mayoría, durante todo el año, proceden del País Vasco, Madrid y Asturias. «Andaluces -señala- la verdad es que se ven muy pocos». Destaca también las ventajas de la cercanía con el turístico Llanes.

Hay también corbatas bañadas en chocolate y además esta casa elabora sobaos y unas gigantescas palmeras de chocolate.

La Caja de doce unidades de corbatas ronda los cinco euros y también se pone a la venta en tiendas especializadas.

Licores de la tierra

En 'La Ruta del Vino', en la calle Arrabal de Santander, estos días aumenta considerablemente la venta de vinos, orujos y otros productos de Cantabria. Pero, sobre todo, y según Jean Marcos, copropietario del negocio, al menos el pasado año, se dio mucha salida a la ginebra Siderit que se elabora en Torrelavega. 'La Ruta del Vino', que pone a disposición de sus clientes también cervezas artesanas hechas en la región y anchoas, tiene una clientela más o menos fija durante estos días. Gente sobre todo de Madrid y muchas personas procedentes de Valladolid y Palencia.

Semana Santa, la Semana Grande de Santander y agosto son los meses fuertes de este negocio recomendado para los amantes de los vinos, los cavas y las cervezas. Un lugar en el centro de Santander que no debe dejar de visitarse.

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

eldiariomontanes Acuérdate de mí cuando comas

Acuérdate de mí cuando comas