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INÉS GALLASTEGUI
Sábado, 26 de agosto 2006, 03:59
Parece una obviedad, pero el exceso puede convertir una sustancia perfectamente saludable en un veneno. Es el caso del agua. Cuando arrecia más que nunca la moda de la botellita de plástico y la publicidad ha conseguido que asociemos de forma automática agua mineral con salud y delgadez, resulta que beber 'demasiada' agua puede ser malo para la salud e incluso mortal. Hasta tiene un nombre: potomanía. Este trastorno, por el que una persona puede beber hasta 7 u 8 litros de agua al día, muchas veces está asociado a los trastornos de la conducta alimentaria: anorexia, bulimia o, lo más frecuente, una mezcla de ambos. Según los expertos, los afectados por este trastorno beben agua en exceso sin tener sed porque les produce placer y les ayuda a controlar la ansiedad, a comer menos o a no fumar.
La psicóloga Pilar Forteza explica que la potomanía es un trastorno relacionado con el control de impulsos: quienes lo padecen utilizan el agua como un sustituto de la comida o el tabaco, o bien como un medio para controlar la ansiedad. Aunque beben sin sed -las necesidades diarias de agua se cubren con 1,5 ó 2 litros de líquido-, el consumo de agua les proporciona una sensación placentera que les ayuda a mantener ese comportamiento -no comer, no fumar...- y a lograr un estado de bienestar.
Forteza, colaboradora de la Asociación de Defensa de la Atención a la Anorexia Nerviosa y la Bulimia (Adaner), explica que la potomanía «tiene un poder adictivo en sí misma», pero en muchas ocasiones va ligada a un trastorno de la conducta alimentaria.
Un hábito sano
Es cierto que beber la cantidad adecuada de agua llena, ayuda a eliminar toxinas del organismo, evita la retención de líquidos y favorece el tránsito intestinal. Pero dentro de unos límites.
A juicio de la psicóloga, hay una falta de información generalizada sobre los riesgos de un consumo excesivo de agua. La creencia de que «beber adelgaza», agrega, es fruto de las campañas publicitarias que relacionan el agua mineral con la salud y la esbeltez. «En la 'tele' nos están diciendo todo el día que beber agua ayuda a mantener el peso. Lo que no te dicen es que a partir de 3 litros de agua al día te puedes poner enfermo y si te pasas de 7, te puedes morir».
«Es sano beber agua y no hay que dejar de lanzar ese mensaje, pero falta compensar con toda la información -indica la especialista-. Todas las cosas hay que consumirlas con moderación. Es muy bueno comer espinacas, pero a nadie se le ocurre comerse 8 kilos diarios de espinacas». Quizá los publicistas consideran que «a nadie se le va a ocurrir tomar 8 litros diarios de agua», pero el hecho es que sí hay personas que lo hacen. «No estaría de más informar a partir de qué niveles el agua es tóxica para el organismo», asegura Forteza.
La psicóloga reconoce que los casos extremos, con un consumo superior a los 7 u 8 litros diarios, son raros. En cambio, no es infrecuente cierta adicción al agua entre las enfermas de anorexia y bulimia. «En un trastorno de la conducta alimentaria, el consumo de cualquier sólido o líquido está alterado: te encuentras tanto con personas que no toman ni una gota de agua por miedo a que les engorde, como con gente que toma agua en exceso para favorecer el adelgazamiento», explica. También hay quien, en lugar de agua, realiza un consumo excesivo de otros líquidos 'adelgazantes', por ejemplo, refrescos 'light'.
Deportistas
Sin embargo, esta experta considera que la anorexia y la bulimia no son el único caldo de cultivo para esta patología. En su opinión, los gimnasios y otros entornos de práctica deportiva también son propicios para los 'potomaniacos', incluidos los varones.
Dado que la publicidad y la moda inducen a «un consumo excesivo de agua», Pilar Forteza aconseja a las personas que se someten a un régimen para adelgazar, a los deportistas o a los trabajadores con fuertes desgastes físicos que pregunten a su médico cuál es el nivel de consumo adecuado para su situación.
¿Cómo saber si una persona padece potomanía? El síntoma más evidente es que bebe mucha agua, pero quizá en su entorno nadie sepa cuánta. La psicóloga destaca que los adictos no sólo beben mucho, sino que se ponen muy nerviosos si no tienen agua a mano y buscan estrategias para poder beber continuamente. «Cualquiera, por mucha sed que tenga, puede esperar a que el agua esté disponible. El hecho de que no pueda indica que la relación con el agua es anormal», añade.
El tratamiento de la potomanía, concluye Forteza, debe ser «multidisciplinar»: es necesario atender las alteraciones físicas y también las mentales.
El objetivo de la terapia psiquiátrica o psicológica, indica la especialista, es «conseguir el cambio comportamental: que se rompa esa asociación entre el consumo de agua y el estado de bienestar o el control de la ansiedad». El paciente debe aprender a afrontar las situaciones estresantes por vías no perjudiciales para el organismo.
La complejidad del tratamiento dependerá de si la potomanía está asociada a otros trastornos. Y hay que tener en cuenta, recuerda Pilar Forteza, que la anorexia y la bulimia tienen mucho que ver con factores de personalidad y van mucho más allá de «comer o no comer».
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