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Sean Patrick Thomas y Rachel Weisz presentan 'The Fountain'. / REUTERS
El presunto genio Aronofsky espanta al festival con un engendro místico
Cine

El presunto genio Aronofsky espanta al festival con un engendro místico

ÍÑIGO DOMÍNGUEZ

Martes, 5 de septiembre 2006, 04:44

El aura de nuevo genio del cine que rodeaba a Darren Aronofsky, de 37 años y con dos películas muy elogiadas, 'Pi' y 'Réquiem por un sueño', quedó sepultado ayer para las próximas décadas tras el espantoso bodrio que presentó a concurso en el festival de Venecia. 'The fountain' (La fuente) es sencillamente indefendible y de vergüenza ajena, un pedante despropósito sin pies ni cabeza que encima aspira a explicar el sentido de la vida y de la muerte, entre el infantilismo, el misticismo barato y la pretenciosidad más desesperantes. Lo peor es que ha sido su proyecto más personal, y ha tardado seis años en hacerlo a base de pelearse con Hollywood. Se ha gastado un pastón, que no se ve por ningún lado, por diversos problemas de rodaje -debió hacer caso a la señal divina cuando se quemaron los decorados- y si recibe el castigo que merece lo mismo no vuelve a rodar en años. Es lo que pasa por sobrealimentar un ego, porque Aronofsky era el niño mimado de la crítica.

Muchos no se podían creer lo que habían visto. 'The fountain' era la película más esperada del festival y el fiasco ha constituido uno de los trastazos más espectaculares que se recuerdan en Venecia desde hace años. Sólo es recomendable para fans acérrimos, pero mejor si van convenientemente drogados.

Una de las peores sensaciones, por elegir una, es la de ver a una actriz como Rachel Weisz (Oscar por 'El jardinero fiel') haciendo el primo, aunque ella sabrá dónde se mete, visto que es la mujer de Aronofsky. Pero para los mitómanos de 'X Men' es casi más imperdonable cubrir de ridículo a quien es la imagen del entrañable Lobezno, Hugh Jackman, rapándole al cero y obligándole a interpretar a un payaso en pijama que hace yoga dentro de una bola de cristal con la impagable compañía de un bonsai con pelo. En un juego de historias paralelas, Weisz es una reina de España sacada del mago de Oz que despacha en la mezquita de Córdoba y también la mujer de un investigador.

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