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ASER FALAGÁN
Miércoles, 6 de septiembre 2006, 02:46
José Antonio Marina, que ya prepara los libros de texto de la nueva asignatura 'Educación para la ciudadanía', calificó ayer la reacción de un sector de la Iglesia -entre el que se encuentra el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, aunque evitó referirse a él- «tal indignidad que causaría rubor si no fuera tan superficial». El filósofo y ensayista aclaró que «lo que ha hecho el Gobierno es crear una materia para obedecer una orden expresa de la Unión Europea», puesto que «una de las ocho competencias -lectivas- que aprobó el Consejo de Europa en 2001 es precisamente la competencia social para la convivencia».
Marina recordó que en Francia se está meditando incluso «introducir un servicio cívico de seis meses», una medida que considera muy relacionada con las necesidades que justifican la nueva materia docente, e hizo mención a una serie de informes científicos que defienden la creación de esta materia incluso a costa de perder horas de docencia de las disciplinas científicas.
«Que a mí me hubiera gustado que se llamara de otra manera? Sin duda, aunque después he pensado que este título no está tan mal, pero lo realmente importante es que vamos a disponer de cuatro años para hablar de cosas fundamentales» en la Secundaria y el Bachillerato, se felicitó.
En ensayista denunció que «toda la polémica ha surgido por uno solo de los más de cien 'items' de los que se compone la asignatura», en concreto al referido a 'La familia y sus distintos tipos', en el que han querido leer «que la familia homosexual es igual que la tradicional cuando ni siquiera lo dice».
Practicidad
El filósofo, que visitó ayer La Magdalena para intervenir en el curso 'Las filosofías que han configurado la democracia actual', insistió en la conveniencia de debatir asuntos como «si es legal o no descargar contenidos en el ordenador y hasta qué punto llegan los derechos de autor o contraponer derechos como el de la libertad de movimientos y la de huelga -como sucedió en El Prat-» para aplicarlo a la realidad. A quien no vea esta necesidad, bromeó, «mejor que no baje Dios y lo vea, porque le daría de sopapos». El autor de 'Etica para náufragos' explicó así la importancia de una materia que él pretende plantear como «un curso práctico de ética, no una teoría de los sistemas éticos» con el objetivo «no de enseñar cosas, sino de enseñar a hacer cosas». Por otra parte, reconoció que las editoriales, que ya trabajan en la elaboración de los manuales (él mismo recibió ofertas de SM, con quien trabaja, y Anaya) están encontrando bastantes dificultades para elaborar los libros de texto de una asignatura que comenzará ya a impartirse en el curso 2007-2008: «Tienen que preparar los manuales y no saben muy bien de qué va la asignatura», por lo que encuentran cada vez más problemas conforme avanzan en el temario.
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