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ENRIQUE VILLA
Domingo, 17 de diciembre 2006, 02:55
El Teka Cantabria logró una importante y justa victoria ante el Granollers por 35-29 en un partido que se caracterizó por la falta de efectividad de las defensas, superadas por los respectivos ataques. Los santanderinos supieron rectificar a tiempo y dar un poco más de actividad a su planteamiento 6-0, lo que les abrió el camino hacía la victoria. El encuentro comenzó con idénticos sistemas defensivos en los dos equipos, 6-0. Los de Fran Ávila realizaban dos cambios y utilizaban a Stefanovic y Vargas en tareas de contención, mientras que en ataque eran sustituidos por Río como central y Gaustchi en el lateral izquierdo. Los de Manel Montoya realizaban un cambio jugando Malmagro en ataque y Cmiljanic en defensa.
El partido comenzó con un Cantabria más rápido en sus transiciones, mientras que los vallesanos, guiados por Pérez Canca, trataban de dar un ritmo lento al encuentro y sólo los contraataques del extremo izquierdo, Viver, tomaban protagonismo en el juego de transición de su equipo.
Desde los primeros minutos del encuentro se puso de manifiesto que los ataques superaban a las defensas y que en las respectivas porterías ni Jorge Martínez ni Alamo tenían su día. Todos los balones que iban entre los tres palos tenían un alto porcentaje de convertirse en gol.
Con estas directrices el marcador fue acumulando goles de forma importante. Cada ataque, un gol, y máxima igualdad en electrónico. A los trece minutos el parcial era de empate a ocho y a partir de este minuto los errores en ataque de los santanderinos fueron aprovechados por sus rivales para coger una ventaja de dos goles 8-10. Poco duró la alegría en las filas del Granollers ya que la reacción local no se hizo esperar para dar la vuelta al marcador y llegarse al descanso con 16-15 para los de Ávila.
Ligera mejoría
De cara a la segunda parte estaba claro que el equipo que ajustase la defensa lograría llevarse el partido. Los dos técnicos en el descanso trataron de conseguir la reacción de los suyos.
El que primero movió pieza fue Fran Ávila, a los nueve minutos, con 19-18. Se la jugó y sentó al portero Jorge Martínez para dar entrada el inédito López.
Este cambio, unido a la mejora en el trabajo de la parte central de la defensa fue la clave. Kozomara y Río lograban que su equipo se fuese al 21-18. Los vallesanos reaccionaron, pero fue inútil su esfuerzo. El Cantabria había cogido el ritmo de trabajo acertado que le permitían recuperar balones y jugar al contraataque por medio de Milosvajevic, que con dos goles llevaba a los suyos al 24-20.
El Cantabria encontró su talismán en el portero López. Fue un revulsivo y con su intervenciones propició el despertar de sus compañeros que poco a poco fueron poniendo en evidencia las carencias ofensivas de los vallesanos. En el último cuarto ni Pérez Canca, ni Krivocapic, ni Malmagro fueron capaces se superar a los santanderinos y ello se transformó en una ventaja para el Cantabria de siete goles.
Victoria justa del equipo que más arriesgo para conseguir un triunfo muy necesario. Y lo hizo por méritos propios.
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