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Los futuros de la energía

VALENTÍ PUIG

Domingo, 17 de diciembre 2006, 02:58

El hombre más rico del mundo era el sultán de Brunei hasta que Bill Gates amasó su fortuna. El sultán vive sobre un mar de petróleo y Bill Gates se hizo multimillonario con el 'software'. Ahora, una pluralidad de iniciativas sobre el futuro energético comienza a confluir y se habla de un año 2007 como frontera de algo nuevo, sin que falten los escenarios sombríos. El precio del barril de crudo sigue siendo uno de los factores más determinantes de la economía de todo el planeta, de la macroeconomía y de la economía de bolsillo. Para algunos analistas, lo que más a mano tenemos es otra crisis energética.

La Agencia Internacional para la Energía no ve las cosas muy claras. Habla de un 2030 en el que las interrupciones de suministro dañarán gravemente a los países consumidores. Tanto en la Unión Europea como en los Estados Unidos se indaga sobre perspectivas más positivas mientras que China compra petróleo en los lugares más heterogéneos. En el caso de España, como es sabido, somos un país con una fuerte dependencia de las importaciones energéticas: importamos hasta un 80 por ciento de la energía que consumimos.

Para la Agencia Internacional de la Energía, la demanda va a incrementarse en un 52 por ciento, siendo los combustibles fósiles la principal fuente de energía. No es de esperar un descenso significativo de los precios. Las emisiones de dióxido de carbono van a aumentar en un 55 por ciento. Frente a esa perspectiva, todos están de acuerdo en que reducir la dependencia energética pasa por una disminución del consumo de combustibles fósiles, echando mano de energía renovables y desmantelando la mitología que connota negativamente la energía nuclear -con más producción de energía eléctrica-. En eso ya avanzan varios países por su cuenta. De tal manera se podría ir reduciendo hasta un 10 por ciento de la demanda mundial de energía, en el panorama del año 2030. Ese 10 por ciento es lo que ahora mismo está consumiendo China. En correspondencia, disminuyen las emisiones de dióxido de carbono.

Por fin está teniendo peso en el debate el uso y consumo de los biocombustibles. Su utilidad como carburante en el transporte por carretera ha sido suficientemente contrastada. En 2030 pudiera situarse en un 7 por ciento. Para el adecuado desarrollo de la energía biocombustible hará falta incrementar las tierras que en estos momentos se dedican al cultivo energético. Algunos especialistas confían especialmente en esta minirevolución, especialmente en el campo de la llamada 'biomasa'. Brasil ha obtenido buenos resultados en este aspecto. En otros casos, la mezcla de combustible fósil y biocombustible permite divisar alternativas mucho más inmediatas. Son cuantiosas las nuevas inversiones en materia de etanol o del llamado carbón líquido. Casi de repente, el mundo de la energía ha dejado de ser un estricto monopolio del petróleo y el gas natural.

Lo indudable es que el crecimiento económico y la política en no poca medida pasan por el sistema energético, como se constata en la petro-política practicada por Venezuela o Rusia, por ejemplo. A veces se habla incluso de chantaje energético. En su edición especial de fin de año el semanario 'Newsweek' habla de una nueva era de la energía. Eso va a significar, como umbral, este 2007 ya tan cerca. No es menos cierto que la economía mundial está resistiendo los elevados precios del crudo. Lo que vamos presenciando es un intenso incremento de la atención a nuevas posibilidades que -según Daniel Yergin, gran experto mundial- pudieran llegar a rivalizar con el impacto que en su día tuvo Internet.

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