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Miércoles, 24 de enero 2007, 09:26
EFE PEKÍN
China confirmó ayer el lanzamiento de su primer misil antisatélite, pero aseguró, frente a los temores de países como EE. UU. y Japón, que no tiene intención de iniciar una carrera de armamento espacial como la que Moscú y Washington mantuvieron en los años 80. Después de 12 días de silencio, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Liu Jianchao, reconoció por fin ayer en rueda de prensa la prueba balística, y añadió que se decidió informar de ello a posteriori «ante las preocupaciones de países como EE. UU. y Japón».
Liu aseguró además que el lanzamiento respetó las leyes internacionales y subrayó que el lanzamiento, «en esta ocasión, no ha amenazado a ningún país». «China no tiene nada que esconder, no amenazamos a ningún país», añadió Liu, quien reiteró que Pekín «siempre ha abogado por un uso pacífico del espacio exterior, se opone a una carrera armamentística en el espacio y nunca participará en ella». Las declaraciones de Liu se producen el mismo día en que el Gobierno japonés exigió a China más explicaciones sobre las circunstancias de la prueba, señalando que Pekín «no ha dado todavía una explicación oficial», en palabras del secretario jefe del Gabinete nipón, Yasuhisa Shiozaki.
Liu respondió a ello asegurando que China «no sabe qué tipo de información quiere obtener Japón», y que en todo caso está abierta a nuevas consultas al respecto. «Si determinados gobiernos quieren más información pueden formular sus preguntas», añadió el portavoz de la Cancillería, quien aseguró que en todo momento Pekín ha sido «responsable» y que no ha cambiado su actitud contraria a una militarización del espacio.
Protestas
China disparó con éxito, el 11 de enero, su primer misil antisatélite para destruir un viejo satélite meteorológico, lo que desató protestas de gobiernos como EE. UU., Japón, Australia, Corea del Sur y Canadá. El misil balístico de alcance medio, con base en tierra, fue disparado desde el Centro Espacial de Xichang, en la provincia central china de Sichuan, y destruyó un viejo satélite situado a más de 850 kilómetros de altitud, según datos de la inteligencia estadounidense.
La presidencia de la Unión Europea manifestó ayer su preocupación por el lanzamiento chino de su primer misil antisatélite porque considera que perjudica a la seguridad en el espacio.
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